"Alicia y la Avispa" de Ralph Steadman (1977).
A mediados de 1870, Lewis Carroll estaba terminando A través del espejo, y, al igual que había hecho durante la redacción de Alicia en el País de las Maravillas, incordiando y presionando al ilustrador John Tenniel por los más nimios detalles de sus dibujos. La correspondencia entre ellos era abundante, y las cartas que se han conservado dan fe de la tensión de ambos, especialmente de Tenniel, que tenía otros encargos aparte del libro del puntilloso Dodgson. Una breve misiva de Tenniel a Carroll del 1 de junio de 1870 - la primera parte de la cual se refiere al episodio 3, "Los insectos del espejo" - dice lo siguiente:
Mi querido Dodgson:
Creo que cuando sucede el salto en la escena del tren, podría usted hacer que Alicia se agarrara a la barba de la Cabra, ya que es lo que tiene más a mano, en vez del pelo de la anciana. La sacudida podría muy bien acercarlas.
No me considere un bruto, pero estoy dispuesto a decirle que el capítulo de la "avispa" no me interesa en lo más mínimo, y no veo cómo lo voy a dibujar. Si desea acortar el libro, no puedo evitar pensar, en mi modestia, que esta es su oportunidad.
Con una prisa agónica, sinceramente suyo,
J. Tenniel
Mucha información interesante se desprende de tan somero documento: primero, que Carroll pedía o esperaba consejo de Tenniel sobre el propio texto; segundo, que lo tomaba en cuenta (en la versión final del episodio del tren no hay ninguna viejecita, y Alicia se agarra a la barba de la Cabra cuando el vagón salta); tercero, que A través del espejo estaba quedando demasiado largo; y cuarto, que hubo un capítulo con una "avispa". Lo hubo, porque Carroll hizo caso también al consejo de Tenniel en ese sentido, y ninguna avispa, entre los muchos insectos y criaturas que pueblan el Mundo del Espejo, llegó a la versión final.
La escena del tren a la que alude Tenniel
Dado que nunca se encontró un borrador o un apunte de este episodio entre los papeles de Carroll - tras su fallecimiento, Christ Church forzó a las hermanas del escritor a vaciar inmediatamente sus habitaciones, por lo que muchas de sus pertenencias se subastaron en montones, o fueron simplemente quemadas, sin que la familia pudiera revisarlas más que por encima - durante más de un siglo se consideró que no había quedado de ese episodio más que la mención de Tenniel en esa carta, y en una posterior que no se ha conservado. Sin embargo, el 3 de julio de 1974, la casa de subastas Sotheby's puso a la venta un lote de galeradas con anotaciones del puño y letra de Carroll, que contenían el episodio entero y una nota, también manuscrita por Carroll, en que indicaba al editor que suprimiera por completo ese capítulo.
Página de las galeradas tachada por Carroll.
El lote de documentos había sido adquirido por un comprador desconocido en 1898, en la subasta de los efectos personales de Carroll tras la muerte de este, y fue de nuevo vendido a un comprador estadounidense anónimo a través de un intermediario, por 1700 libras. El investigador Martin Gardner consiguió contactar con el intermediario y le solicitó que le hiciera llegar una carta a su cliente, manteniendo su anonimato en todo momento. La respuesta fue positiva y el comprador envió a Gardner una copia del episodio, con lo cual, tres años después de su descubrimiento, y ciento siete años después de su escritura, el capítulo vio la luz por primera vez, el 4 de septiembre de 1977 en la revista Telegraph. Ralph Steadman, imitando el estilo de Tenniel, dibujó a Alicia y la Avispa en la portada, que serían reutilizados, al otro lado del Atlántico, para el número de diciembre de la revista Smithsonian.
Como es natural, semejante bombazo literario no podía estar exento de controversia. Los documentos han estado siempre en manos de coleccionistas particulares y nunca han sido examinados por expertos que pudieran confirmar o desmentir su autenticidad; no se ha analizado de modo forense el papel, la tinta ni la supuesta escritura de Carroll. Hay quien considera, basándose en estos y otros motivos - la baja calidad del episodio, en general - que pueda tratarse de una falsificación, un documento espurio creado por una mano desconocida a partir de las menciones al episodio en la correspondencia entre Carroll y Tenniel. Los expertos en Carroll han analizado cuidadosamente el texto, y a pesar de las objeciones de algunos, de momento parece auténtico, por lo que, desde los años 80, el episodio suele incluirse como apéndice en las ediciones de A través del espejo, y algunas incluso lo colocan en el lugar donde correspondería dentro del texto.
Antes de que apareciera el episodio, los estudiosos de Carroll pensaban que estaría cerca del 3, "Los insectos del espejo" (donde tiene lugar el viaje en tren), ya que en la carta de Tenniel se mencionan los dos juntos. Pero una vez halladas las galeradas, tanto por la numeración de las páginas como por algunas pistas dentro del texto, se considera de modo unánime que habría estado entre el 8, "Es mi propio invento", y el 9, "Reina Alicia". Los expertos, por el contrario, no llegan a un acuerdo sobre si el texto es un capítulo por sí mismo (lo que le daría el número 9, y un total de 13 capítulos a A través del espejo) o una continuación del 8. De haber sido así, el capítulo 8 habría quedado excepcionalmente largo; además, tanto Tenniel como Stuart Collingwood llaman al fragmento "capítulo" y no "episodio" o "escena". Pero algunos estudiosos consideran que ese texto tiene mucho más sentido si es inmediato al encuentro de Alicia y el Caballero, ya que completa la unidad temática.
Lo que sucede en este fragmento perdido y recuperado está en la línea del resto del libro: Alicia se encuentra con una criatura del Mundo del Espejo, pasa un rato con ella y luego prosigue su camino hacia el final del tablero. La criatura en cuestión es "un hombre muy viejo (solo que su cara parecía más la de una avispa)", reumático, quejoso y malhumorado, que lleva un pañuelo atado a la mandíbula por dolor de muelas, y una llamativa peluca de color amarillo chillón. Al principio no se alegra de que Alicia se acerque a él, y rechaza ásperamente sus intentos de conversación, aunque se va interesando poco a poco cuando Alicia le lee en voz alta el periódico. Luego le cuenta el por qué lleva la peluca: en su juventud lo convencieron para que se rapara el pelo y se la pusiera, y después el cabello no le volvió a crecer. Pronto se anima y comienza a criticar el aspecto de Alicia, con lo que la niña se despide y se marcha, cruza la última línea, llega al final del tablero y se convierte en Reina.
Los estudiosos han observado que es uno de los pasajes en que el ser a quien encuentra Alicia se muestra más antipático con ella, y sin embargo la niña, sin ofenderse, responde con amabilidad y compasión. Martin Gardner piensa que, ya que Alicia iba a convertirse en Reina solo por ir cruzando líneas, Carroll quiso insistir en la bondad que mostraba hacia los demás, incluso hacia los que menos hacían por merecerla, justo antes de ser coronada. La Avispa, además, es de clase baja - habla con lenguaje vulgar y se interesa por el azúcar moreno, que era el más consumido por los obreros en la época victoriana por ser más barato que el blanco refinado - con lo que la actitud de Alicia hacia ella tendría todavía más mérito. Muy notablemente, la Avispa también es el único habitante del Mundo del Espejo que le dice "gracias" a Alicia cuando se despiden.
Hay algunos rasgos de humor y juegos de palabras (el periódico da noticias sobre otros insectos, como que una expedición de avispas exploradoras ha encontrado unos terrones de azúcar; Alicia menciona un comb, "peine", y la Avispa interpreta el otro significado de la palabra, "colmena"), y el origen de la peluca está relatado en verso. El episodio, incluso dando por hecho que fue escrito por Carroll, se considera el más flojo del libro, con un personaje que, por una parte, se parece demasiado a Humpty Dumpty - al igual que este, la Avispa critica la forma y composición de la cara de Alicia - y por otra no tiene nada que ver con las figuras nobles del tablero de ajedrez, ya que por su lenguaje y su descripción es más bien un proletario. Se repiten motivos, como que Alicia intente peinar o mejorar un poco el aspecto del anciano, al igual que había hecho con la Reina Blanca. Los versos son mediocres; su métrica encaja a duras penas, y los estudiosos no han conseguido encontrar el poema que parodia (lo que para algunos es otro motivo para dudar de su autenticidad, aunque no todos los poemas de los libros de Alicia son parodias de otros). Parece evidente que esta calidad inferior, observada también por Tenniel, fue la que determinó a Carroll a eliminar el episodio.
Independientemente de la calidad del texto, Tenniel debía de tener sus propias razones para no querer ilustrar a la avispa. Stuart Collingwood, sobrino y primer biógrafo de Lewis Carroll, escribe el siguiente comentario acerca de A través del espejo:
La historia, tal como fue escrita originalmente, contenía trece episodios, pero el libro publicado consistió solo en doce. El capítulo omitido presentaba a una avispa en el papel de juez o de abogado, supongo, ya que el Sr. Tenniel escribió que "una avispa con una peluca está completamente fuera de todas las posibilidades del arte". Aparte de las dificultades con la ilustración, el capítulo de la "avispa" no se consideraba al mismo nivel que el resto del libro, y esta fue probablemente la principal razón por la que se eliminó.
Que una avispa con peluca está fuera de todas las posibilidades del arte es una afirmación demasiado categórica para venir de alguien que ya había dibujado peces y ranas con peluca (los Lacayos de la Duquesa y la Reina en el primer libro de Alicia), aparte de otras cosas tan poco usuales como un caballo de ajedrez deslizándose por el atizador de la chimenea. Si Tenniel tenía tal animadversión hacia el episodio y su protagonista pudo deberse no a su incapacidad para ilustrarlo, sino a la "prisa agónica" a la que le obligaban sus otros contratos y/o a sus frecuentes encontronazos con Carroll, que años más tarde le llevarían a advertir a Harry Furniss que no podría trabajar ni siete semanas con él. En la actualidad, y a pesar de que la observación sobre la avispa con peluca sea la cita más recordada de un hombre poco dado a los discursos, nadie duda de que John Tenniel podría haber dibujado perfectamente al particular insecto, si no hubiera estado ya tan harto de las extravagancias de Carroll.
Martin Gardner, además, señala que pudo haber un motivo mucho más íntimo por el que el ilustrador no quisiera saber nada de la avispa. Tenniel, uno de los mayores dibujantes del siglo XIX y de la historia, era ciego de un ojo: a los veinte años, durante un combate de esgrima, el botón protector se desprendió accidentalmente de la espada de su adversario - que era su propio padre - y la punta le sesgó el ojo izquierdo, haciendo que perdiera la visión. Tenniel ocultó este último hecho a su padre, y no lo hizo público hasta después de la muerte de este (se retiró de la ilustración cuando, debido a su avanzada edad, perdió la visión en el otro ojo, y siguió pintando acuarelas ya completamente ciego). Gardner sugiere que la sensación de la punta de la espada en el ojo debió de parecerse bastante al aguijonazo de una avispa, y que la alusión, en el texto, del insecto acercando una de sus garras a la cara de Alicia debió de resultar escalofriante para Tenniel. Es una posibilidad, por lo menos, interesante. El artista no se privó en ningún momento de su vida de dibujar armas blancas (la misma espada vorpal en la ilustración del Jabberwock), pero puede que sí hubiera cierta incomodidad con el episodio y el dibujo que se añadiera a la presión del tiempo y a las críticas de Carroll. No cabe duda de que fue un gran alivio para él que Carroll renunciara a ese capítulo: en cartas anteriores le había pedido que quitara el episodio del tren, que tampoco le gustaba, y en otra ocasión le pidió que le indicara hasta qué punto había usado, o tenía intención de usar, las "tijeras de podar".
Tenniel, pues, no tuvo que poner a prueba las posibilidades del arte, pero otros después de él lo han intentado. Tras la primera interpretación de Ralph Steadman en las revistas Telegraph y Smithsonian, Ken Leeder ilustró el encuentro de Alicia y la Avispa para la portada del ensayo de Martin Gardner, publicado también a finales de 1977.
"La Avispa con Peluca" de Ken Leeder (1977).
Como se ve, los primeros acercamientos a la figura de la Avispa intentan recrear el estilo de Tenniel, dibujar la escena tal como este lo habría hecho. A partir de los años 80, sin embargo, cuando las nuevas ediciones de A través del espejo comenzaron a incluir como apéndice el capítulo perdido, los ilustradores comenzaron también a dibujarlo con su propio estilo. Una de las primeras y más personales interpretaciones fue la del estadounidense Barry Moser, que en 1982 y 1983 diseñó y realizó docenas de grabados en madera para los dos libros de Alicia.
La Avispa de Barry Moser (1983).
Una de las mejores ilustraciones de la Avispa con Peluca ha sido hecha por un autor vasco, Ángel Domínguez, aunque no se publicó en España, sino para la editorial británica Inky Parrot Press, en 1996.
La Avispa de Ángel Domínguez (1996).
Ya en la década de 2010 tenemos las interpretaciones de dos grandes artistas británicos: John Coulthart y John Vernon Lord.
"La Avispa con Peluca" de John Coulthart (2011).
La Avispa de John Vernon Lord (2011)
En el cine, la única adaptación de A través del espejo, hasta la fecha, que ha incluido este episodio, es la de John Henderson de 1998. La Avispa está interpretada por el actor escocés Ian Richardson, que, a pesar de lo intencionadamente ridículo de la peluca, hace un papel muy elegante y sobrio, y un bello recitado del poema.
Ian Richardson como la Avispa (1998).
Los lectores modernos - en especial los más pequeños, poco preocupados por la estructura, la simetría y la unidad temática en una novela con huevos parlantes - probablemente piensen que el episodio de la Avispa no era tan malo como para ser suprimido, y que el viejo gruñón es un personaje gracioso, malhumorado pero bueno en el fondo. No podemos discutir los motivos de Carroll y Tenniel para prescindir de él, pero es significativo que el autor conservase las galeradas entre sus documentos personales. Martin Gardner sugiere que, del mismo modo que es comúnmente aceptado que Carroll se retrató en el Caballero Blanco, es muy posible que la Avispa fuera otra versión de sí mismo: un anciano achacoso, solo, áspero y desengañado. No como se veía en el futuro, sino como temía verse. Puede que el episodio de la Avispa fuera escrito en un momento de poca inspiración y bajo estado de ánimo, y que tanto Carroll como Tenniel se sintieran satisfechos de que no llegara a la versión final, pero nosotros nos alegramos de que Carroll nunca se desprendiera totalmente de esa pequeña parte de su creación, y de que la Avispa y su peluca escaparan a todos los peligros para acabar viendo la luz muchos años más tarde.
Este episodio recuperado se puede leer en su idioma original aquí, en una traducción de un autor que no he podido identificar aquí, y en mi propia versión en castellano aquí.
Fuentes:
"Alicia a través del espejo" de Ángel Domínguez, en eitb.eus
Ángel Domínguez, página oficial del artista.
Barry Moser, página oficial del artista.
CARROLL, Lewis; GARDNER, Martin (ed.). The Annotated Alice, Penguin, Londres, 2001.
CARROLL, Lewis; GARDNER, Martin. The Wasp in a Wig. A "Suppressed" Episode of Through the Looking-Glass and What Alice Found There, Macmillan London Limited, Londres, 1977.
COHEN, Morton N. Lewis Carroll: A Biography. Random House, Nueva York, 1995.
COLLINGWOOD, Stuart Dodgson. The Life and Letters of Lewis Carroll, T. Fisher Unwin, Londres, 1898.