23 de abril de 2021

Día del Libro 2021

 

Feliz Día del Libro a lectores, bibliófilos, ratones de biblioteca y Alicias de todo el mundo.

 

 

Alice in Wonderland, de George Dunlop Leslie, circa 1879.






11 de abril de 2021

Art Studium (1968- 1980)

 





Art Studium fue un equipo de ilustradores formado en 1968 por los dibujantes valencianos Emilio Frejo Abegón, Alfredo Sanchis Cortés y Juan González Alacreu. El grupo se dedicó principalmente a la ilustración de libros infantiles para diferentes editoriales, hasta su disolución en 1980.


Emilio Frejo (1931 - 2013) nació en Valencia capital según unas fuentes, o en la cercana localidad de Mislata según otras. Se formó en la Real Academia de Bellas Artes San Carlos, junto con su hermano Celedonio "Nin", un año menor que él y también dibujante e historietista. Comenzó a trabajar para revistas infantiles de la Editorial Valenciana como Jaimito y Mariló, y para su publicación de más éxito, Pumby. Más tarde, buscando un mejor salario, trabajó para el mercado exterior a través de la agencia Bardon Art (para la que trabajaron también su hermano y Trini Tinturé, entre muchos otros). Después de desapareciera Art Studium, fue el único de los fundadores que siguió dibujando cómic durante unos años, concretamente de 1980 a 1985, para la editorial japonesa Shogakukan. A partir de 1985 ya se dedicó por completo a la pintura figurativa, con cuadros costumbristas valencianos, en la tradición de Sorolla, con playas, huertas, trabajadores del campo, fiestas populares... 


Serie "Osito" para la revista infantil Pumby 
de la Editorial Valenciana (1956).


Alfredo Sanchis (1932- 2014) nació en Valencia y comenzó a trabajar igualmente en revistas para la editorial Valenciana, en la que destacó su participación en la serie bélica Comandos; también colaboró en la revista femenina Sissi para la editorial Bruguera. Durante cuatro años - de 1958 a 1961 - trabajó, con su hermana María del Pilar Sanchis, en la editorial independiente Creo, hasta la clausura de esta en el mismo año de 1961. Tras su participación en Art Studium, abandonó el cómic para dedicarse a pintar acuarelas de escenas taurinas.



"Comandos en Kauai", de la colección Comandos 
de la Editorial Valenciana (1957).


Juan González Alacreu (1937 - ) nació en Burriana, provincia de Castellón. Con dieciséis años obtuvo una beca para estudiar en la ya mencionada Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, y también estuvo trabajando en la editorial Creo, para la cual dibujó series como El Capitán Hispania y Davi- Roy. Después de que se disolviera Art Studium se dedicó plenamente a la pintura al óleo, con motivos populares valencianos y figuras femeninas con trajes tradicionales. Durante muchos años ha sido el retratista oficial de la fallera mayor de Valencia, y sus cuadros se suelen exponer durante las festividades de las Fallas. 



Davi-Roy, serie para la editorial Creo (1959).

Desde su formación en 1968, Art Studium se dedicó a la ilustración de revistas infantiles, tanto para el mercado exterior como para editoriales españolas. Como curiosidad, para la editorial Rollán, de Madrid, el grupo dibujó Soldado Invicto, una biografía en cómic de Francisco Franco. Para la barcelonesa RM dibujó, principalmente libros educativos sobre distintos campos (geografía, zoología...) y la colección de cuentos "Fantasía de siempre". La versión ilustrada de Alicia en el País de las Maravillas fue el primer número de esta colección; los siguientes nueve números fueron asimismo adaptaciones de otros cuentos clásicos, tanto populares como de autor: Blancanieves, Peter Pan, Aladino y la lámpara maravillosa... Las portadas fueron dibujadas por Emilio Frejo, pero las ilustraciones del interior no están acreditadas a ningún ilustrador en concreto. Tampoco consta el nombre del adaptador del texto, que tiene bastantes fallos. En 1985, toda la colección fue reeditada por Ediciones Junior.




Lo primero que se percibe de las ilustraciones de Art Studium es que son realistas, tanto en facciones y proporciones como en coloreado. En la portada, firmada por Emilio Frejo, el aspecto de Alicia aspira a un realismo fotográfico, y en las ilustraciones interiores, el movimiento de su ropa y de su cabello, y los pliegues, sombras y texturas dan un efecto de vida y naturalidad.




La composición de las páginas es variada. Las viñetas no están enmarcadas con una línea negra; la mayoría de los cartuchos lo está. En casi todas las páginas hay una viñeta que ocupa la mayor parte, y una o dos más pequeñas. Dos ilustraciones (la de la primera página, en que Alicia ve al Conejo Blanco, y la del encuentro con el Gato de Cheshire) ocupan toda una página, y otras se extienden a doble página. Las viñetas más pequeñas suelen tener un coloreado monocromático.




Personalmente, lo que más me gusta es el dibujo de los animales. Algunos están antropomorfizados y van vestidos, como el Conejo Blanco, la Liebre de Marzo o el lagarto Bill, llamado aquí "Perico", pero el resto, en especial los participantes en la carrera loca, se muestran con un extraordinario realismo y un perfecto coloreado y detalle. Sabiendo que Art Studium dibujó varios álbumes educativos sobre la vida de animales en los más diversos ecosistemas del mundo, no sorprende que los personajes animales de este cuento estén tratados con rigor.





Los fondos, en general, no están muy trabajados. En la mayor parte de la historia, en que Alicia se mueve por campos y bosques, los árboles y las plantas se ven bastante elaborados, pero en los dibujos de interior, como el Vestíbulo de las Muchas Puertas o la sala de juicios de los Reyes de Corazones, los fondos están más bien desnudos.






A los dibujos de Art Studium se les puede reprochar bien poco. La adaptación del texto, en cambio, deja bastante que desear. Prescinde de varios capítulos y personajes (la Duquesa, el Grifo y la Tortuga Falsa) y recorta drásticamente algunas de las escenas más destacables del libro, como la merienda loca o la partida de croquet. Por algún motivo, Bill se llama Perico, y una de las ardillas que van a ayudar al Conejo Blanco se llama Pastilla, mientras que la otra no recibe nombre. Ya no sabemos si es responsabilidad del adaptador del texto o del maquetador, pero también hay algunas faltas de ortografía que claman al cielo, como "Vosotros bais delante de mí" o "Hechó a andar tan triste y cabizbaja", además de faltas de tildes muy obvias en "Pais de las Maravillas", y en el mismo título de la colección, "Fantasia de Siempre". 




Al pertenecer a una colección que se vendió bastante bien en su momento - también en el Reino Unido y Francia - y que tuvo una reedición unos años más tarde, en la actualidad este libro no es difícil de encontrar en tiendas de segunda mano, a un precio de entre 5 y 10 euros, dependiendo de si se trata de una primera o segunda edición, y de su estado de conservación.  




Fuentes: 


Art Studium, entrada en el blog Deskartes Mil, 29 de marzo de 2011.

 

CARROLL, Lewis; Art Studium (il.). Alicia en el País de las Maravillas, Editorial RM, Barcelona, 1978.


Emilio Frejo Abegón en Tebeosfera.






3 de abril de 2021

Texto de "La Avispa con Peluca" en castellano



Alicia y la Avispa, de Ralph Steadman (1977).



Ante la falta de ediciones digitales de Alicia a través del espejo en las que se encuentre el episodio de "La Avispa con peluca" (cosa que me sorprende, ya que lo normal es que cualquier edición impresa posterior a 1977 lo incluya en un apéndice), presento aquí una traducción propia del texto. Recordemos que el pasaje tiene lugar al final del capítulo 8, cuando Alicia ya se ha despedido del Caballero Blanco y se dispone a saltar un arroyo que marca la última línea del tablero y convertirse en reina.


[Unos cuantos pasos más la llevaron a la orilla del arroyo...]

…y estaba a punto de saltarlo, cuando oyó un profundo suspiro, que parecía venir del bosque que había tras ella.

"Hay alguien muy infeliz allí", pensó, mirando ansiosamente a su espalda para ver qué sucedía. Un ser parecido a un hombre muy viejo (solo que su cara era más bien como la de una avispa) estaba sentado en el suelo, apoyado en un árbol, acurrucado, y temblando como si tuviera mucho frío. 

"No creo que pueda serle de ninguna ayuda", fue lo primero que pensó Alicia, conforme se volvía para saltar sobre el arroyo. "Pero mejor le pregunto qué le ocurre", añadió, conteniéndose justo al borde. "Si salto, todo cambiará, y entonces no podré ayudarlo". 

Así que volvió adonde estaba la Avispa, un poco a regañadientes, porque estaba muy ansiosa por ser reina.

- ¡Oh, mis huesos, mis viejos huesos! - refunfuñaba la Avispa cuando Alicia se le acercó.

"Es reumatismo, creo yo", se dijo Alicia a sí misma; y cuando estuvo cerca de él le dijo muy amablemente:

- Espero que no le duela mucho...

La Avispa solo se encogió de hombros, y volvió la cabeza.

- ¡Pobre de mí! - exclamó.

- ¿Puedo hacer algo por usted? - siguió Alicia - ¿No tiene frío aquí?

- ¡Y sigue hablando! - dijo la Avispa en tono malhumorado - ¡Q'agobio, q'agobio! ¡Vaya con la niña!

Alicia se sintió bastante ofendida con esta respuesta, y estuvo a punto de marcharse y dejarlo solo, pero pensó para sí misma: "Quizá solo sea el dolor lo que lo hace tan gruñón". Así que lo intentó una vez más:

- ¿Quiere que le ayude a ponerse en el otro lado? Allí no le dará el viento frío.

La Avispa la cogió del brazo, y dejó que lo ayudara a dar la vuelta al árbol, pero cuando estuvo sentado de nuevo, solo dijo, como antes:

- ¡Q'agobio, q'agobio! ¿Es que no le puedes dejar a uno en paz?

- ¿Le gustaría que le leyera un poco? - siguió Alicia, cogiendo un periódico que tenía a los pies.

- Puedes leerlo si t'apetece. - dijo la Avispa, displicente - Nadie te lo impide, que yo sepa.

Así que Alicia se sentó junto a él, abrió el periódico sobre sus rodillas, y empezó.

- "Últimas noticias. El Equipo de Exploradoras ha realizado otra incursión en la Despensa, y ha encontrado cinco terrones frescos de azúcar blanco, grandes y en óptimo estado. A su regreso...".

- ¿Y azúcar moreno? - interrumpió la Avispa.

Alicia pasó rápidamente la vista por la hoja y respondió:

- No. No dice nada de azúcar moreno.

- ¡Nada de azúcar moreno! - refunfuñó la Avispa - ¡Bonito equipo de exploración!

- "A su regreso" - continuó leyendo Alicia - "encontraron un lago de melaza. Las orillas del lago eran azules y blancas, y parecían porcelana. Mientras probaban la melaza, sufrieron un triste accidente: dos del equipo fueron encenagadas...".

- ¿Fueron qué? - preguntó la Avispa en un tono muy enfadado.

- "En-ce-na-ga-das" - repitió Alicia, separando la palabra en sílabas.

- ¡No existe esa palabra en el lenguaje! - dijo la Avispa.

- Pues está en el periódico. - dijo Alicia con un poco de timidez.

- ¡Vamos a dejarlo ahí! - dijo la Avispa, volviendo la cabeza con irritación.

Alicia dejó el periódico.

- Me temo que no está usted muy bien. - dijo en tono suave - ¿Puedo hacer algo por usted?

- Es todo por la peluca. - dijo la Avispa con una voz mucho más amable.

- ¿Por la peluca? - repitió Alicia, contenta de ver que estaba recuperando la calma.

- Tú también estarías de mal humor, si llevaras una peluca como la mía. - continuó la Avispa - Se ríen de uno. Y lo agobian a uno. Y entonces yo m'enfado. Y m'enfrío. Y me meto bajo un árbol. Y m'agarro un pañuelo amarillo. Y m'ato el pañuelo a la cara, como ahora. 

Alicia lo miró compasivamente.

- Atarse un pañuelo a la cara es muy bueno para el dolor de muelas. - dijo.

- Y es muy bueno pa las ínfulas.

Alicia no entendió la palabra.

- ¿Es un tipo de dolor de muelas?

La Avispa se lo pensó un momento.

- Bueno, no. - dijo - Es cuando llevas la cabeza en alto, así, sin doblar el cuello.

- Oh, quiere decir tortícolis. - dijo Alicia.

La Avispa dijo:

- Eso será un nombre moderno. En mis tiempos se llamaba tener ínfulas.

- Tener ínfulas no es una enfermedad. - observó Alicia.

- Sí que lo es. - dijo la Avispa - Espera a pillarla, y verás. Y cuando la pilles, ponte un pañuelo amarillo atao a la cabeza. ¡Te curará en un plisplás!

Se desató el pañuelo mientras hablaba, y Alicia, con gran sorpresa, vio entonces su peluca. Era de un color amarillo chillón como el pañuelo, toda enredada, y colgaba como un montón de algas.

- Su peluca tendría mejor aspecto - dijo - si se la pudiera peinar.

- ¡Anda! ¿Eres una abeja? - dijo la Avispa, mirándola con más interés - ¿Tienes mucha miel, en tu peinar?

- No, no un panal. - se apresuró a explicar Alicia - Peinar el pelo, con un peine. Su peluca está muy enmarañada, ¿sabe?

- Te contaré cómo es que la llevo. - dijo la Avispa - De pequeño, ¿sabes?, mis bucles se agitaban...

Una curiosa idea se le ocurrió a Alicia. Casi todos los que se había encontrado le habían recitado poesía, y pensó que intentaría que la Avispa lo hiciera también.

- ¿Le importaría contármelo en verso? - le pidió muy educadamente.

- No es a lo que estoy acostumbrao - dijo la Avispa -, pero lo intentaré; espera un momento.

Estuvo unos momentos en silencio, y volvió a empezar:


De pequeño mis bucles se agitaban, 

y cubrían mi cabeza de ondas y rizos,

y me dijeron: "Deberías afeitarte,

y ponerte peluca de color amarillo"


Pero cuando hube seguido su consejo

y vieron en mí lo que había resultado

observaron que no estaba tan guapo

como ellos habían esperado.


Dijeron que no me pegaba

y que cutre me hacía parecer.

Pero, ¿sabes qué pasó entonces?

¡Mis rizos no volvieron a crecer!


Y ahora que estoy viejo y canoso

y de pelo casi no me queda nada,

me arrancan la peluca y me dicen:

"¿Cómo puedes ponerte esta guarrada?"


Y aún hoy, vaya donde vaya, 

la gente se burla y me chilla:

"¡Eres un cerdo!", y se ríen,

porque llevo una peluca amarilla.


- Siento muchísimo que le ocurra eso. - dijo Alicia, de corazón - Y creo que, si su peluca se ajustara un poco mejor, no se meterían tanto con usted.

- Tu peluca sí que s'ajusta bien. - murmuró la Avispa, mirando a Alicia con una expresión admirada - Tié justo la forma de tu cabeza. Pero tus mandíbulas no encajan del tó. Me da que no puedes morder bien.

Alicia casi se echó a reír, pero lo disimuló lo mejor que pudo fingiendo una tos. Al final dijo con seriedad:

- Puedo morder cualquier cosa que quiera.

- No con una boca tan pequeña. - insistió la Avispa - Si tuvieras que pelear, ¿podrías agarrar al otro por el cogote?

- Me temo que no. - dijo Alicia.

- Pos eso es porque tus mandíbulas son demasiao cortas. - continuó la Avispa - Pero la parte d'arriba de tu cabeza está bien y es redonda.

Se quitó la peluca mientras hablaba, y estiró una garra hacia Alicia, como si pretendiera hacer lo mismo con ella; pero la niña se apartó como si no entendiera sus intenciones. Así que la Avispa continuó con sus críticas.

- Y lo que son tus ojos, están demasiao p'alante, fijo. Teniéndolos tan juntos, te habría bastao con uno.

A Alicia no le gustaba que le hicieran tantas observaciones personales, y la Avispa ya parecía hacer recuperado el ánimo y se estaba poniendo muy hablador, así que pensó que ya podría dejarlo sin problemas.

- Creo que ya debo irme. - dijo - Adiós.

- Adiós, y gracias. - dijo la Avispa, y Alicia bajó la colina de nuevo, contenta de haber vuelto y haber dedicado unos minutos a consolar a aquella pobre y vieja criatura.

[- ¡La octava casilla, al fin! - exclamó, dando un salto para salvar el arroyo...]


Notas sobre la traducción:


La Avispa habla en cockney, el dialecto de la clase obrera londinense, lo que se observa en la forma negativa ain't ("Your jaws ain't well shaped though") o el uso de la terminación verbal en -s, propia de la tercera persona, en la primera y la segunda persona también ("And then I gets cross. And I gets cold. And I gets under a tree"). He intentado trasladar estas formas del lenguaje a contracciones y terminaciones que en castellano también son propias del habla vulgar, aunque el efecto no sea exactamente el mismo. 


Es muy penoso mi intento de adaptar el malentendido entre Alicia y la Avispa cuando la niña dice comb como "peine" y el anciano piensa que se refiere a un "panal". Mi idea era modificar el texto lo menos posible, porque no me gustan las versiones de los traductores en que fuerzan el diálogo para se preste al equívoco. Ramón Buckley hace que Alicia diga: "Parece un niño de pañales" para que la Avispa entienda "panales". Un traductor mejicano al que no he podido identificar publicó una versión en que Alicia decía: "Si tuviera un peine, su peluca se vería más lisa y brillante, como la miel". Otras traducciones más modestas o más resignadas traducen el texto literalmente y aclaran el doble significado de comb a pie de página. Ninguna solución es buena; hay juegos de palabras ya no intraducibles sino inadaptables. 


El motivo de que la métrica de mi versión del poema de la Avispa sea tan irregular no es otro que el hecho de que soy una negada para traducir poesía. En el original está en octosílabos, y riman el primer verso con el tercero y el segundo con el cuarto: en castellano serían cuartetas (abab). Yo lo he traducido en cuartetas imperfectas (rima solo en los versos pares), con énfasis en lo de imperfectas. Los traductores de Carroll suelen optar por alargar las estrofas; Ramón Buckley emplea quintillas; Emilio Pascual, cuartetos de endecasílabos; y el traductor mejicano, cuartetos de alejandrinos. Supongo que puedo pulir un poco mis estrofas para que al menos todos los versos tengan la misma medida, pero al menos la historia de la Avispa es bastante fiel a la original.


Fuentes:

CARROLL, Lewis; BUCKLEY, Ramón (trad.); GARRIDO, Ramón (ed.). Alicia en el País de las Maravillas. A través del espejo, Cátedra, Madrid, 2001.

                           ----- PASCUAL, Emilio (trad.); GONZÁLEZ ÁLVARO, Juan (int.). A través del espejo, y lo que Alicia encontró al otro lado. Ediciones Gaviota, Madrid, 1990.

"Lewis Carroll: La avispa con peluca", artículo de blog en el que se reproduce una traducción del episodio publicada en Revista de Revistas, nº 4469, octubre de 1998, Méjico.


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