The Hunting of the Snark (La caza del snark) es un cortometraje de animación tradicional, realizado, producido y dirigido en 1989 por el animador Michael Sporn. Es una versión adaptada del poema de Lewis Carroll de 1876. Dura 19 minutos.
Michael Sporn (1946- 2014) fue un prolífico y premiado realizador de cortometrajes animados. Nacido en Nueva York, a los siete años ya copiaba los pocos dibujos que hacían entonces por televisión, y continuó garabateando y esbozando en sus cuadernos del colegio; a los doce consiguió su primera cámara de 8 mm, con la que comenzó a elaborar animaciones caseras. En su adolescencia estudió Bellas Artes en el Instituto de Tecnología de Nueva York, de donde se graduó en 1967, y pasó cuatro años en la Marina, durante los cuales siguió estudiando arte y animación por correspondencia. En 1972 comenzó a trabajar para el animador John Hubley, famoso por su intervención en numerosas películas de Walt Disney (animó, por ejemplo, la secuencia de "La consagración de la primavera" de Fantasia), y por crear el personaje de Mr. Magoo en 1949. Posteriormente, Sporn se mudó a Londres para trabajar con Richard "Dick" Williams, que por entonces ya era conocido por los créditos de ¿Qué tal, Pussycat? de Clive Donner (1965) y Golfus de Roma de Richard Lester (1966), así como por haber animado a la Pantera Rosa en dos de sus películas. Años más tarde, sus trabajos más destacados serían ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) y la película, inacabada, El ladrón de Bagdad (1993).
A su regreso a Nueva York, Sporn fundó su propio estudio independiente en 1980, Michael Sporn Animation. Desde allí, y hasta su fallecimiento en 2014, produjo una treintena de programas especiales de animación para las principales cadenas estadounidenses, vídeos musicales, documentales y anuncios, tanto para empresas privadas como para campañas de servicios públicos y ONG. Animó secuencias para Barrio Sésamo, así como numerosas adaptaciones de cuentos clásicos y literatura infantil. Dos de sus obras más reconocidas, Whitewash (1994) y I can be president (2011) están relacionadas con temas raciales: la primera trata sobre la violencia que sufren dos niños negros a manos de un grupo de adolescentes blancos; y la segunda, inspirada en la elección del primer presidente afroamericano de Estados Unidos, trata sobre los sueños y las esperanzas de los niños en comunidades negras desfavorecidas.
Michael Sporn se declara un admirador de Lewis Carroll en muchas entradas de su blog personal. Dice que Alicia en el País de las Maravillas era el libro favorito de su infancia, y que considera al ilustrador galés Ralph Steadman "el que el propio Carroll habría escogido". Declara, asimismo, que "Jabberwocky" es uno de sus poemas favoritos, aunque no está completamente satisfecho de la animación de esta obra que hizo en 1989, ya que debió terminarla apresuradamente para incluirla en una edición en VHS junto con La caza del snark y un documental sobre los poemas absurdos de Lewis Carroll. En 2013, Sporn comentó que tenía la intención de hacer una remasterización digital de esta obra "y ver adónde voy desde ahí", pero por desgracia esa idea no llegó a materializarse. Por lo que sé, su versión del "Jabberwocky" solo existe en ese VHS, difícil de encontrar en la actualidad y a unos precios desorbitados.
El elusivo Jabberwocky de Michael Sporn.
La idea de realizar un corto sobre La caza del snark data de la fundación de Michael Sporn Animation, en 1980. Sporn cuenta en el "cómo se hizo" que él y su colaboradora Bridget Thorne completaron el storyboard de la película en dos tardes, y que de inmediato contactaron con el agente de James Earl Jones (la voz de Darth Vader en las películas de Star Wars, y la de Mufasa en las de El rey león, entre otras) para preguntarle si estaría dispuesto a narrar el poema. Pero, aunque el actor de voz aceptó el papel, su disponibilidad y los otros compromisos del estudio de Michael Sporn retrasaron el proyecto del snark, que era una película independiente y no un encargo, durante mucho tiempo. No fue casualidad, sin embargo, que el animador lo llevara finalmente a cabo en 1989, a sus 42 años. Era muy consciente de que el 42 era un "número mágico" para Lewis Carroll, y estaba decidido a terminar el snark antes de cumplir él mismo los 43.
Para su adaptación de La caza del snark, Michael Sporn y las co-guionistas Brigdet Thorne y Maxine Fisher acortaron severamente el poema de Carroll (en especial los espasmos quinto, sexto y séptimo: "La lección del Castor", "El sueño del Abogado" y "El destino del Banquero") y redujeron los diez tripulantes a siete, prescindiendo del Bonetero (aunque una modificación al texto lo asimiló al Limpiabotas), el Jugador de Billar y el Banquero. Ninguno de los personajes está inspirado en las ilustraciones de Henry Holiday para el texto original: todos tienen un diseño y un coloreado bastante simple.
Las figuras más destacadas son el Pregonero, que viste un uniforme azul marino (levemente inspirado en el de un comandante de la Marina británica), y el Castor, que es marrón y con aspecto de peluche. El Carnicero, el Panadero y el Tasador son prácticamente blancos de la cabeza a los pies y el Limpiabotas y el Abogado visten una combinación de blanco y negro. Todos tienen un atributo que los identifica someramente: la campana del Pregonero, el cuchillo del Carnicero, la peluca del Abogado, el bombín y pajarita del Limpiabotas, las gafas del Tasador, y los gruesos abrigos del Panadero. El Castor, obviamente, es el único animal de a bordo.
El viaje ya comienza de modo accidentado. El Limpiabotas está subiendo al barco cuando se tropieza en la rampa y se cae, de lo que culpa al Pregonero. Los dos hombres se pelean y el Abogado interviene para separarlos, mientras el Tasador examina el maletín del Limpiabotas por si su propiedad ha sufrido algún daño. Una vez el barco ha zarpado, el Panadero se lamenta de haber olvidado su abundante equipaje en el puerto, y el Castor intenta consolarlo. Por su parte, el Carnicero casi se queda fuera de la expedición, porque llega cuando el barco ya ha partido y debe arrojarse al agua y alcanzarlo a nado. Lo primero que hace al subir a bordo es echarle un ojo al Castor, ya que, casualmente, es el único animal al que es capaz de matar, pero el Pregonero le advierte que es doméstico y parte de la tripulación.
Durante los primeros días, la navegación es tranquila y los expedicionarios pueden dedicarse a sus quehaceres. El Castor hace encajes en un bastidor, y el Panadero muestra con orgullo las fotografías de sus magníficas tartas de boda, mientras el Limpiabotas prueba diferentes sombreros y accesorios a los demás tripulantes. El mar, sin embargo, es imprevisible, y una tormenta les hace pasar muy mala noche, causando mareos y peligrosas aproximaciones a la borda. Sin embargo, logran mantener el rumbo y llegar la isla donde mora el snark, gracias a la carta náutica del Pregonero.
Un mapa que todos pueden entender.
Una vez que han echado el ancla, y antes de desembarcar, el Pregonero explica cómo se podrá reconocer al snark, y advierte de la posibilidad de que sea un boojum. Al oír esto, el Panadero se desmaya. Los demás compañeros logran reanimarlo, y entonces les explica, muy acongojado, que su tío ya le avisó de que, si el snark que encontraba resultaba ser en realidad un boojum, se desvanecería en un pestañeo. Desde entonces, la imagen del snark, que él ve como un enorme pájaro prehistórico de largo pico y afiladas garras, ha estado acosando al Panadero.
Conforme el sol de un nuevo día se alza sobre la isla del snark, los expedicionarios se ponen en marcha. El Pregonero otea con su catalejo, el Tasador mira entre los arbustos, y el Carnicero y el Limpiabotas buscan, literalmente, debajo de las piedras: a pesar de las explicaciones del Pregonero, nadie sabe realmente qué aspecto tiene el snark. El primer día, la caza resulta infructuosa, y todos se reúnen en torno a una hoguera para reponer fuerzas.
Los eventos de esa noche aún no han terminado. El Carnicero decide explorar por su cuenta un valle cercano, y el Castor tiene la misma ocurrencia, de modo que acaba siguiéndolo de cerca. Al principio recelan el uno del otro, pero el frío, la oscuridad y los sonidos de la noche hacen mella en los dos. Al tener la sensación de que una terrible amenaza se cierne sobre ellos, el Carnicero y el Castor hacen causa común para vencer sus miedos, y cuando regresan sanos y salvos con sus compañeros, ya son los mejores amigos del mundo. Mientras duermen junto al fuego, el Panadero, inquieto, también se va a dar una vuelta; el Abogado sueña que se ve envuelto en un confuso juicio; y el Tasador, muy influenciado por el relato del Panadero, sueña que es atacado por un voraz snark, aunque no sufre ningún daño.
A la mañana siguiente se reanuda la búsqueda, y aparentemente el Panadero ha encontrado un snark...
Pero, cuando se aproximan a él, sus compañeros creen oír un susurro que dice boo... y el Panadero, suave y súbitamente, se ha desvanecido. Michael Sporn cuenta que una vez proyectó la película ante un grupo de niños y les preguntó qué sucedía al final. Un chaval de seis años dijo "el monstruo se ha comido al tipo", y, según el animador, es una interpretación del final tan válida para un adulto como lo es para un niño.
La película se hizo con la técnica más cuidadosa de animación tradicional, dibujando uno a uno los personajes, coloreándolos con lápices o acuarela, recortándolos y pegándolos en acetato sobre los fondos. Michael Sporn combina diferentes velocidades de animación para indicar el paso del tiempo o las secuencias oníricas, y experimenta con las mismas imágenes en positivo y negativo, especialmente a partir de la llegada a la isla del snark, pero también en la magnífica tormenta en alta mar. La maravillosa música de Caleb Sampson y la solemne narración de James Earl Jones hacen que el conjunto sea mucho más que un cuento con personajes graciosos y colores agradables, convirtiéndolo en una pequeña obra de arte.
La caza del snark es un proyecto personal, un acto de cariño. Un colaborador y amigo de Michal Sporn, el también animador John Dilworth (Agallas, el perro cobarde) dijo sobre ella: "Esta película brillante me habló sobre la vida interior de Michael, de su más personal identificación con un terror inevitable". Uno de los temas principales de este poema es el deseo natural del hombre hacia el descubrimiento, la exploración y la aventura, el anhelo de conocimiento, y cómo este choca con el también natural miedo a lo desconocido y lo peligroso. El propio Michael Sporn dijo que esta animación era una de sus favoritas, y que pensó "en lo existencial contra lo romántico" a través de sus personajes. Quizá este pequeño y casi minimalista cortometraje fuera, en efecto, la manera de Michael Sporn de desafiar problemas y miedos en el viaje que emprendió en su infancia, cuando daba la lata a su madre para que lo llevara a ver dibujos animados al cine y copiaba los personajes de Popeye en sus cuadernos del colegio.
Fuentes:
DILWORTH, John. "John Dilworth remembers Michael Sporn", en Cartoon Brew, 2 de marzo de 2014.
First run features, editora de los DVD con los cortometrajes de Michael Sporn, donde están disponibles para comprar.
NETHERY, James T. "Interview with director Michael Sporn", en Traditional Animation.
Splog, blog personal del autor, con abundantes dibujos y animaciones, en el que publicó profusamente desde 2005 hasta su fallecimiento.