La caza del snark (una agonía en ocho espasmos) es un poema absurdo escrito por
Lewis Carroll entre 1874 y 1876, y publicado en Londres a finales de marzo de
1876 (según algunas fuentes, el 1 de abril, Día de los Inocentes en los países
anglófonos), con nueve ilustraciones de Henry Holiday en el libro (una de ellas,
una carta náutica en blanco) y dos adicionales en la cubierta. Aunque
comúnmente se da por hecho que snark
es una palabra- maleta que comprende snail
(caracol) o snake (serpiente) y shark (tiburón), Carroll nunca ofreció
una pista o explicación sobre el aspecto físico de tal criatura. Henry Holiday
recibió indicaciones específicas de no realizar ninguna ilustración parcial o
completa de lo que él pudiera creer que era el snark.
Existen, al menos, dos
teorías sobre el origen del poema. Una es la que ofrece el propio Lewis Carroll
en su artículo “Alice on Stage”:
Estaba paseando por una colina, solo,
un brillante día de verano, cuando de repente me vino a la cabeza un verso, un
único verso: “Porque el snark era un boojum, ya veis”. No
sabía lo que significaba, entonces; no sé lo que significa, ahora. Pero lo
anoté y, poco tiempo después, se me ocurrió el resto de la estrofa, y ése era
el último verso. Y así, por grados, en momentos aleatorios durante el año o los
dos años siguientes, el resto del poema juntó sus partes por sí mismo, siendo
ésa su última estrofa.
El biógrafo Morton N. Cohen recoge
esta anécdota, concretando que ese “brillante día de verano” fue el 18 de julio
de 1874, y que Carroll se hallaba en Guildford, donde se había trasladado el
día anterior para cuidar durante seis semanas de su sobrino Charlie Wilcox,
enfermo de tuberculosis. El hecho de que ideara y comenzara a escribir este
poema mientras cuidaba de un tuberculoso “explicaría” algunas de las alusiones
a esta enfermedad que se pueden encontrar en el texto, comenzando por el propio
subtítulo.
La segunda teoría, sostenida por los
psiquiatras Fuller Torrey y Judy Miller, remite a una tragedia ocurrida un año antes. En 1873, el tío y buen amigo de Charles
Dodgson, Skeffington Lutwidge, que a la sazón trabajaba como inspector de
manicomios, fue asesinado por uno de los internos. Esto justificaría las
alusiones al querido tío del Panadero, y los versos en que los expedicionarios
salen a buscar al snark con “dedales,
tenedores y pastillas de jabón”, objetos que, aparentemente, los
inspectores revisaban y requisaban en sus visitas a las habitaciones de
los pacientes porque podrían usarse para intentos de agresión o suicidio.
La caza del snark trata de nueve hombres y un castor que, tras varios meses de navegación, desembarcan en tierras extrañas con el propósito de capturar a la singular criatura. Ninguno de los nueve hombres ni el animal recibe un nombre propio, sino que todos son descritos por el nombre de su profesión, que empieza por la letra B. Son un Pregonero (Bellman), líder de la expedición; un Limpiabotas (Boots), un Bonetero (Bonnet- maker); un Abogado (Barrister); un Tasador (Broker); un Empleado o Jugador de billar (Billiard-marker); un Banquero (Banker); un Carnicero (Butcher); un Panadero (Baker); y el Castor (Beaver). Solo seis de ellos tienen un papel significativo en la historia o protagonizan algún segmento; los otros cuatro (el Limpiabotas, el Bonetero, el Jugador de Billar y el Tasador) son irrelevantes. Al poeta y especialista en rompecabezas y juegos de palabras J. A. Lindon le pareció tan injusto que estos personajes fueran olvidados, que compuso para ellos un capítulo adicional al poema, que se situaría entre el penúltimo y el último. No contradice nada dicho anteriormente ni altera el desenlace, y encaja bastante bien con el tono y el estilo de Carroll.
El primer “espasmo” (tengamos en
cuenta que el original fit significa
tanto “canto, parte de un poema” como “espasmo, convulsión, arrebato”) se
titula “El desembarco”, y comienza con los valientes pero ineptos expedicionarios
llegando a la isla donde el Pregonero les asegura que se encuentra el snark. Se presenta a la tripulación: el
Pregonero, capitán de la nave, convencido de que cualquier cosa que se diga tres veces se cumple inevitablemente; el Limpiabotas, personaje anodino donde los haya; el Abogado, que ha sido reclutado para resolver las disputas de los navegantes; y el Tasador, que ha venido para valorar sus bienes; el Jugador, de inmensa
habilidad; el Banquero, que guarda el efectivo de todos; o el Castor, que sabe
hacer encajes, y ha salvado al barco varias veces del naufragio. Se dedican
varias estrofas al Panadero, que no recuerda su propio nombre, lleva cuarenta y dos cajas de equipaje (y aún ha olvidado su paraguas y su reloj, entre otras
cosas) y no sabe hacer más que tartas de boda; y al Carnicero, que confiesa que
solo es capaz de matar castores… lo que provoca un lógico nerviosismo en el
Castor.
El Carnicero afila su cuchillo; el Castor mira de reojo.
En el segundo espasmo, “El discurso
del Pregonero”, el capitán de la cacería recuerda los muchos meses que ha
durado el viaje, durante los cuales se ha guiado solo por su campana y una carta náutica en blanco, y explica a sus compañeros cómo han de reconocer al snark cuando lo vean: por ejemplo, por
su hábito de levantarse tarde, o por su lentitud a la hora de pillar un chiste.
El Pregonero menciona, por primera vez, la posibilidad de que el snark que encuentren, en general una
criatura inofensiva, sea en realidad un boojum…
lo que hace al Panadero desmayarse de pánico.
¿Cuál dices que es el problema
de mi carta náutica?
En el tercer espasmo, “La historia
del Panadero”, los tripulantes reaniman a su compañero, el cual relata, entre
lágrimas, y continuamente interrumpido por el impaciente Pregonero, cómo su
querido tío se despidió de él el día en que embarcó. Le pidió encarecidamente
que si encontraba un snark lo trajera
a casa, ya que sería bueno para comer con verdura y para encender velas, pero le
advirtió que, si en cambio lo que encontraba era un boojum, desaparecería sin dejar rastro. El recordar estas palabras
de su tío hace que el corazón del Panadero se convierta en un tembloroso tazón
de cuajada.
“Suave y súbitamente te desvanecerás”.
En el cuarto espasmo, “La caza”, el
Pregonero riñe al Panadero por no haber alertado de la peligrosidad del boojum antes de que se iniciara la
navegación, a lo que el Panadero replica que lo avisó varias veces en
diferentes idiomas, aunque no en inglés. Con todo, el Pregonero recuerda que cazar
al snark es una misión gloriosa, y
que sus hombres deben poner todo su empeño en “buscarlo con dedales y cuidado,
perseguirlo con tenedores y esperanza, amenazarlo con acciones del ferrocarril,
y cautivarlo con sonrisas y pastillas de jabón”. Todos los aventureros se
preparan (excepto el Castor, que sigue haciendo encajes como si el asunto no
fuera con él), y cuando el Carnicero cede al nerviosismo y comienza a sollozar,
el Pregonero intenta infundirle valor, ya que lo necesitará si se encuentran
con un pájaro jubjub.
Comienza la caza del snark.
La dama es la Esperanza.
En el quinto espasmo, “La lección del
Castor”, los nueve hombres han comenzado ya la búsqueda del elusivo snark, pero no hay ninguna pista.
Comienzan a oírse los gritos del pájaro jubjub, y el Castor, tras realizar
algunas complejas operaciones matemáticas con las que intenta solventar su
incapacidad para sumar, explica a los demás cazadores las peculiares
características del jubjub, así como la mejor manera de cocinarlo para
aprovechar al máximo su exótico sabor. Esto último interesa especialmente al
Carnicero, el cual, llorando de emoción, declara su amistad al Castor, el cual
la acepta igualmente conmovido, con gran regocijo del resto de los tripulantes.
El Carnicero y el Castor hacen números.
En el espasmo sexto, “El sueño del
Abogado”, éste se duerme tras nuevos e infructuosos intentos de encontrar a su
presa, y sueña que se halla en un juicio en el cual el snark, al que ve claramente, es también un abogado cuyo cliente es
un Cerdo. La defensa del snark es
impecable, aunque por desgracia el Cerdo lleva ya varios años muerto. El
Abogado sigue el proceso con suma atención, hasta que el Pregonero lo despierta
tocando la campana a ras de su oreja.
El sueño del Abogado.
En el espasmo séptimo, “El destino del
Banquero”, mientras continúa una búsqueda cada vez más desesperada, el Banquero
es capturado por un bandersnatch, y aunque le ofrece un cheque al portador de
más de siete libras, no logra escapar de sus feroces mandíbulas. Cuando los
demás expedicionarios acuden en su ayuda, el bandersnatch sale huyendo, pero el miedo
ha sumido al Banquero en la locura. El Pregonero declara que han de abandonarlo
a su suerte, o nunca conseguirán encontrar al snark.
El Banquero cae en la locura.
En el octavo y último espasmo, “La
desaparición”, la luz del día decae y los ánimos de los expedicionarios
también. Habiendo perdido a un hombre, los restantes están a punto de darse por
vencidos cuando el Pregonero señala al Panadero, que está encima de una roca agitando
los brazos. El Panadero les grita: “¡Es un snark!”, y los aventureros
prorrumpen en vítores y hurras… pero el Panadero añade inmediatamente: “¡¡Es un
boo…!!”
Y después, el silencio.
Buscan y buscan hasta que la noche
les hace imposible seguir buscando, y no encuentran ni la más mínima señal de
la criatura a la que señalaba el Panadero, ni al propio Panadero. Éste ha
desaparecido… porque el snark era un boojum, ya veis.
El horror. El horror.
Carroll se resistió durante mucho
tiempo a ofrecer una interpretación del poema. Cuando le preguntaban, decía que
él mismo no lo entendía, o que no había tenido otra intención que escribir una sarta de
tonterías. En una carta fechada un año antes de su muerte dijo que, si había de
darle un significado, sería simplemente “una alegoría de la búsqueda de la
felicidad”.
Los críticos, ¿sorprendentemente?, no
están de acuerdo con el autor. La mayoría interpreta el poema como un grito de
angustia existencial: nadie tiene nombre, nadie sabe cómo es el snark,
el Banquero enloquece y el Panadero se desvanece. La crisis de identidad ya era
un tema recurrente en los libros de Alicia, y a nadie se le escapa
que tanto el pájaro jubjub como la criatura bandersnatch aparecen en el poema
“Jabberwocky” que Alicia lee en A través del espejo. No solo eso,
sino que algunas de las palabras inventadas que después Humpty Dumpty explica a
Alicia aparecen también en este poema. En una carta, el propio Carroll
describió el lugar donde desembarca la expedición como “una isla
frecuentada por el jubjub y el bandersnatch; sin duda, la misma isla donde el
jabberwock fue derrotado”. La caza del snark, por tanto, se
desarrolla en el mismo mundo en que transcurre “Jabberwocky”, lo que
constituiría un tercer universo creado por Carroll después del País de las
Maravillas y el Mundo del Espejo, y antes de la Tierra Exterior de Silvia
y Bruno.
Morton N. Cohen opina que la
desaparición del Panadero se debe a que ha intentado violar las leyes de la
naturaleza, pretendiendo revelar sus misterios. Larry Shaw da una
interpretación alternativa al final del poema: en realidad no encuentran ni a
un snark ni a un boojum, sino que el Limpiabotas asesina al Panadero y se deshace
limpiamente de su cuerpo. Para algunos, el episodio de “El sueño del Abogado”
sería una parodia del caso Tichborne, un proceso judicial que se hizo
enormemente popular en la época de Carroll. Martin Gardner sugiere que la
escritura del poema fue una catarsis para el autor respecto a la trágica muerte
de su tío Lutwigde. Como he comentado anteriormente, otros autores consideran
que las imágenes absurdas y el terror que progresivamente va haciendo mella en
los expedicionarios estarían inspirados en los sueños febriles del sobrino
tuberculoso al que Carroll estuvo cuidando.
Visto de esta manera, nadie diría que
es un poema para niños, aunque Carroll lo concibiera como tal (Gardner, de
hecho, “se estremece” al pensar que un niño pueda leerlo y hasta recitarlo,
como hacían los jóvenes admiradores del autor). Pero es divertidísimo. Es
absurdo, es delirante, es chocante y rocambolesco, y es una delicia para los
admiradores de Carroll actuales como lo fue para sus contemporáneos, por mucho
horror existencial que los críticos le atribuyan. Fascinó al mismísimo Mervyn
Peake, quien lo ilustró con imágenes igualmente fascinantes. Se han hecho
lecturas y grabaciones, adaptaciones para música, musicales, jazz y hasta
ópera; existe un corto de dibujos animados y una película de animación en volumen; y puede que pronto podamos ver la primera versión en imagen real, la
cual, si por una vez la película hace honor al tráiler, será absolutamente ristolerta.
No puedo esperar a ver esta película,
ni aunque lo intente con las dos manos.
Dejo enlaces al poema original en Proyecto
Gutenberg, y a una traducción al castellano (en la que lamentablemente no
consta el nombre del traductor) que la Biblioteca Virtual Universal cede para
uso no venal. Léanlo, mi querido lector, mi querida lectora. Estoy convencida de
que La caza del snark es lo que los
habitantes del País de las Maravillas leen cada vez que alguien del mundo real
lee Moby Dick.
Era-un-boojum.
Fuentes:
“Alice on the Stage”, de Lewis
Carroll. The Theatre, 1887.
La
caza del snark, texto en castellano.
Lewis Carroll: A Biography, de Morton N. Cohen. Random House,
Nueva York, 1995.
The Annotated Snark, de Lewis Carroll, editado por
Martin Gardner. Penguin Books, Londres, 1972.
The Hunting of
the Snark, texto original.
“Violence and mental illness: What
Lewis Carroll had to say”, de Fuller Torrey y Judy Miller, en Schizophrenia
Research, diciembre de 2014, vol. 160, págs. 33- 34.
Wikimedia Commons.
Wikimedia Commons.
Una curiosa tripulación, sin duda. Obviamente las profesiones de cada uno fueron determinadas por el juego de hacer que los "nombres" de todos los personajes comiencen por la letra B. Y a pesar de ello se corresponden bastante bien con los cargos a bordo de un barco de la época: un pregonero como capitán ("pregonando" o gritando las ordenes), un banquero y un tasador (las funciones de contable y habilitado de a bordo), un bonetero y un limpiabotas (sastre y zapatero, también habituales en los buques, antiguamente), carnicero y panadero (cocineros y encargados de las provisiones), un abogado (¿quizá el contramaestre, encargado entre otras cosas de administrar los castigos?), un jugador que depende de su habilidad (el marinero encargado de trepar por las gavias, sin conocimientos teóricos de navegación, a menudo analfabeto, pero enormemente ágil y diestro), y un castor (el carpintero de a bordo, imprescindible en un buque de madera). Una combinación perfecta de lógica y locura.
ResponderEliminarEs interesante también que el castor se dedique a hacer encajes. En los viajes por mar podían transcurrir muchos meses entre una entrada a puerto y la siguiente, y los dos principales entretenimientos de los marineros (en un entorno como un buque, en que lo único que abundaba era madera y cuerda) eran tallar figuritas en tacos de madera de balsa y hacer nudos decorativos. La imagen del castor dedicado a sus encajes/nudos mientras el resto discuten, me parece hermosísima. Solo faltó un violinista al fondo dando música de ambiente. Pero claro, Violinista (Violinist) es con "V", no con "B", por lo que el Bossun (Contramaestre) nunca lo hubiera admitido a bordo.
Un sesudo estudioso de Carroll no habría analizado mejor el porqué de cada tripulante, y desde luego se han hecho interpretaciones. Lo más curioso es que Carroll solo viajó en barco dos veces en su vida: a la ida y a la vuelta de un viaje a la Europa continental, y por supuesto fue en un ferry y no en un galeón de vela. Los conocimientos de marinería que, como tan bien has observado, demuestra en la elección de los personajes, solamente pudo adquirirlos mediante lectura o charlas con lobos de mar. Especialmente el detalle de que los navegantes mataran el tiempo practicando cabuyería, y de ahí los encajes del Castor, es algo absolutamente precioso.
EliminarAcerca de que los nombres de los personajes empiecen todos con B se ha especulado mucho, pero la razón más probable es que eligiera esa letra como pudo haber elegido cualquier otra. Puede que pensara en los personajes principales, se diera cuenta de que, por casualidad, todos empezaban por B, y ya diseñara al resto a propósito para seguir en esa línea. Puede que hubiera decidido desde el principio que todos empezaran con la misma letra que el boojum (y que otra criatura anterior, el bandersnatch). Martin Gardner comenta que Carroll firmó algunos de sus poemas de juventud con las iniciales "B.B". Nadie sabe a qué correspondían, si es que correspondían a algo. Tratándose de Carroll, puede que simplemente le gustara la letra tanto como le gustaba el número 42.