3 de octubre de 2021

Alicia de Efrem Pruzhanskiy (1981)

 



Alisa v strane chudes (Алиса в Стране чудес, Alisa en el País de los Milagros) es una miniserie de dibujos animados basada en el libro de Carroll. Consta de tres episodios de unos diez minutos que emitieron por la televisión ucraniana en 1981.


El director de esta adaptación, así como de su continuación Alicia a través del espejo, fue Efrem Pruzhanskiy (1930- 1995). Nacido en Kiev, en la Ucrania entonces perteneciente a la Unión Soviética, Pruzhanskiy cursó estudios de Ingeniería y Obra Civil, y en 1955 se graduó como arquitecto. En 1964, su antiguo compañero de carrera David Cherkassky lo introdujo en el estudio de animación Kyivnauchfilm, el "Estudio de Kiev de Películas Científicas Populares". Dicho estudio se había fundado en los 40 para producir pequeños documentales y cortos de divulgación científica y cultural, con temas tan diversos como el lenguaje de los animales, la explicación de los poderes de yoguis y faquires, la física del deporte o la dinámica de fluidos, pero a partir de 1961 había comenzado también a crear dibujos animados infantiles. En 1968, Pruzhaskiy se convertiría en director del estudio, cargo que desempeñaría hasta su muerte.



Así pues, en los siguientes treinta años, Pruzhanskiy fue un creador destacado y prolífico en los estudios Kyivnauchfilm: participó como animador en más de treinta cortometrajes, escribió el guion de cuatro, y dirigió personalmente otros veinticinco. Muchas de estas animaciones eran adaptaciones de cuentos de autor, como "El hombre que podía hacer milagros" de H.G. Wells (1969), "El misterio del país de las fresas silvestres" de Radiy Polonskiy (1973), "Los libros de Grishka", sobre el poema "Libro de libros" de Samuel Marshak (1979), o "Sampo de Laponia" de Zacharias Topelius (1985). Otras eran animaciones infantiles más comunes con personajes animales, o pequeñas series protagonizadas por un grupo de cosacos, o tres hermanos de pocas luces que causan problemas en el vecindario. 





Su adaptación de Alicia en el País de las Maravillas fue un encargo del Comité Estatal de Radiotelevisión de la Unión Soviética. El guion se basó en la primera traducción oficial al ruso que se había hecho del libro, en 1967, a cargo de la filóloga Nina Demurova (para la prosa) y los poetas Samuel Marshak y Dina Orlovskaya (para los poemas y canciones). El texto fue adaptado por Yevgeni Zagdansky; Demurova colaboró como consultora, y probablemente fue ella quien sugirió comenzar el primer episodio con un retrato y una breve semblanza biográfica de Lewis Carroll. La música estuvo a cargo de Eugene Ptichkin, y también incluye fragmentos de piezas de Ottorino Respighi y Luigi Boccherini (el famoso minué de este último se oye repetidamente en el fondo). Asimismo, y aunque no se hizo constar en los créditos, se utilizó música del compositor polaco Andrzej Kozinski, extraída de la banda sonora de la película de Andrzej Wajda El hombre de mármol (1977) e interpretada por el grupo ARP Life.



En esta versión, que selecciona solo algunas escenas  del libro pero reproduce los textos al pie de la letra, hay un narrador (Rostislav Plyatt) que va contando los encuentros de Alisa (Marina Neyolova) con los diversos habitantes del País de las Maravillas. Salvo por la ausencia de la hermana mayor, el comienzo es canónico. Alisa está leyendo un libro bajo un árbol cuando se adormece... 



...ve pasar al Conejo Blanco (Vyacheslav Nevinny)... 



...lo sigue a su madriguera...



...cae durante mucho rato por un profundo túnel vertical...



...y aterriza sin hacerse daño, pero aún tiene que perseguir mucho rato al Conejo por largos pasillos llenos de columnas hasta llegar al Vestíbulo de Muchas Puertas.



Alisa examina las puertas hasta que encuentra la llave que abre la más pequeña. Toma la poción "bébeme" y el pastelito "cómeme" y se reduce de tamaño al abanicarse con el abanico del Conejo. Pero, a diferencia del libro y de la mayoría de versiones, no llora cuando su tamaño es enorme, del modo que al reducirse no hay ningún charco de lágrimas, y simplemente sale andando del vestíbulo y se introduce en un bosque. 



Por las experiencias anteriores, Alisa ya se imagina que para cambiar de tamaño debería comer o beber, y va buscando por el bosque algo que pueda servir a tal propósito. Su repentino encuentro con la Oruga marca el fin del primer capítulo.




El segundo episodio ya prescinde de la presentación de Lewis Carroll, y comienza con Alisa junto a la seta de la Oruga, mientras el narrador comenta que la niña estaba ya tan acostumbrada a las cosas raras que no se sorprendió lo más mínimo de ver a una oruga fumando en narguile. La niña le explica su crisis de identidad asociada a los cambios de tamaño, y la Oruga (una hembra en esta versión, interpretada por Lyudmila Ignatenko) le aconseja que coma los lados de la seta para crecer o reducirse. Tras experimentar un poco con ellos, Alisa se guarda un trozo de cada lado en los bolsillos del delantal, y sigue su camino por el bosque, manteniéndose pequeña. Se encuentra lo que parece ser un retrato de un gato enmarcado sobre la rama de un árbol, pero resulta ser un gato de verdad.




Dirigiéndose a él como "gatito de Cheshire" (lo que parece un error de la adaptación, ya que es la primera vez que lo ve y nadie antes les ha dicho su nombre), le pregunta el camino para salir del bosque. Su diálogo se reproduce casi en su totalidad, y el Gato (Aleksandr Shirvindt) le indica las direcciones del Sombrerero y la Liebre de Marzo antes de desaparecer, poco a poco, como Alicia le pide.




Alisa no tarda en llegar a la casa de la Liebre, que está en medio de un campo de zanahorias gigantes, y se sienta a la mesa de la merienda con ella (Georgy Kiszk), el Sombrerero (Aleksandr Burmistrov) y el Lirón (Zinaida Naryshkina).




Se mantiene una buena parte del diálogo original de este capítulo, con alguna línea añadida de modo inteligente (cuando Alisa comenta que la mesa está puesta con muchos cubiertos para solo tres personas, el Sombrerero replica: "¿Sería mejor que hubiera muchas personas para solo tres cubiertos?"). Los numerosos relojes que rodean la mesa resuenan de golpe, haciendo que la Liebre, el Sombrerero y el Lirón se estremezcan, cuando Alisa menciona que marca el tiempo en clase de música. El Sombrerero explica que el Tiempo no soporta que lo marquen, y que se detuvo para siempre a las seis porque él y la Liebre lo hicieron enfadar. 



Alisa se marcha tras esta explicación, y sigue explorando el bosque en busca del jardín que había visto a través de la puertecita. Encuentra una puerta que pone "Ábreme" en el tronco de un árbol; al atravesarla se dirige de nuevo al Vestíbulo, y ya puede abrir la puertecita, reducirse con un trozo de seta, y cruzar el umbral al jardín, en el que enseguida se encuentra con los Jardineros- Carta, que, a diferencia del original y de todas las versiones, están pintando de blanco las rosas rojas. 



Alisa se queda fascinada mirando la magnífica procesión real que precede la llegada de la Reina.







Con muy poca presentación, la Reina ordena decapitar a los Jardineros (a los que Alisa esconde con presteza detrás del rosal) e invita a la niña a jugar al croquet. 



Como es habitual, los mazos son flamencos, las pelotas erizos, y los postes Soldados- Carta arqueados. Otros jugadores son el Grifo y la Tortuga Falsa, que aparecen un momento pero no tienen diálogo. Alisa tiene problemas para controlar a su flamenco y acertarle al erizo, y se asusta de la cantidad de decapitaciones que ordena la  Reina a lo largo de la partida. 



Cuando el Gato de Cheshire se materializa junto a ella, se lo presenta a la Reina de Corazones. El Gato declina el ofrecimiento de la Reina de permitirle besar su mano, y la Reina ordena su inmediata decapitación, pero el Verdugo (quien por cierto hace su hacha con un globo, y luego la afila como si nada) no encuentra la manera de cortar una cabeza sin cuello.




Con la llegada de la abatida Sota de Corazones, que viene encadenada y custodiada por dos Soldados- Carta, la Reina aplaza la ejecución del Gato y manda a todo el mundo a la Corte de Justicia para celebrar el juicio, concluyendo así el capítulo segundo.



El tercer y último capítulo, que es también el más corto, comienza con Alisa siguiendo a los demás animales a la sala de juicios, subiendo por una larga escalinata. El Conejo Blanco anuncia entonces la llegada de la Duquesa, quien baja de su carruaje y se une a Alisa. 





La Duquesa es anciana pero nada fea, y le da a Alisa su charla sobre las moralejas sin que la niña la encuentre pesada. Suben juntas las escaleras, y se sientan en un palco desde el que tienen una buena vista de la sala de juicios, pero, en el momento en que la Reina de Corazones hace acto de presencia, la Duquesa se marcha sin decir palabra.



El juez es aquí uno de los animales de la partida de croquet, y el Conejo Blanco lee la acusación.




Son llamados los testigos: el Sombrerero (que llega dentro de un reloj de carrillón) y la Liebre (a la que traen arrastrando de lo mucho que tiembla). 




Durante sus declaraciones, Alisa se da cuenta de que está creciendo de modo incontrolado, y decide quedarse observando el juicio mientras su tamaño se lo permita, pero, cuando ella misma es llamada a declarar, es ya tan grande que tumba el estrado del jurado al levantarse. 



Alisa es interrogada por la Reina; asegura no saber nada sobre el caso. El Conejo trae una nueva prueba: la carta presuntamente escrita por la Sota de Corazones. La Sota (Evgeniy Papernyiy), que delante de todos se está comiendo las tartaletas que le acusan de haber robado, declara que la carta no es suya, ya que ni es su letra, ni la ha firmado. A lo que la Reina replica que eso demuestra su culpabilidad, ya que, de ser inocente, la habría firmado como cualquier hombre honrado. 




Alisa sugiere que la carta sea leída antes de condenar a la Sota, pero la lectura no hace más que reafirmar las acusaciones de la Reina, la cual insiste en dictar sentencia antes de emitir el veredicto. Alisa se opone a semejante despropósito y se enfrenta a la Reina, que ordena que le corten la cabeza. Alisa la desafía y le dice que "no son más que una baraja de cartas", tras lo cual todos los presentes en la sala se transforman en cartas y se le echan encima...



 ...y Alisa se despierta bajo el árbol, apartando las hojas secas que le caen sobre la cabeza.



Mientras se vuelve a casa dando saltitos, el narrador  lee las últimas líneas del libro (en el original, los pensamientos de la hermana de Alicia), sobre la imaginación y la fantasía que la niña conservaría hasta su vida adulta, y harían que todos los niños quisieran escuchar sus historias del País de las Maravillas.



Lo primero que llama la atención de esta Alicia es la especial paleta de colores. La niña tiene la piel tan blanca como su vestido, y los únicos puntos de color son sus cabellos y los detalles de su ropa (el cinturón, las medias). Su melena a franjas y sus grandes ojos de largas pestañas le confieren un aspecto único entre todas las Alicias hasta la fecha. 




Dentro del País de las Maravillas hay un claro predominio de azules, lilas y púrpura, con un hábil manejo de los tornasoles y las sombras; la palidez de todos los personajes humanos contrasta con un color destacado y propio de cada uno, como el naranja del Gato de Cheshire, el rojo de la Reina de Corazones, o el azul del Sombrerero.




Los animadores combinan con gran originalidad un movimiento muy fluido (especialmente notable en la caída de Alisa por la madriguera, o en los continuos cambios y teleportaciones del Gato de Cheshire) con unas secuencias que imitan la animación cuadro por cuadro (como se observa en las fantasías de Alisa o en el recitado de un poema). Hay momentos en el primer capítulo que recuerdan a las animaciones de "recortables" de Terry Gillian en Monty Phyton's Flying Circus.



Por otra parte, y a pesar de haberse realizado ya en los 80, la película no está exenta de cierto punto de animación psicodélica, en el desfile de la Reina de Corazones, que remite inmediatamente a Yellow Submarine y al surrealista ejército de los Malvadillos Azules. 




La originalidad de esta adaptación, que a su vez respeta el texto de Carroll casi palabra por palabra (con la salvedad de que el poema de "El pequeño cocodrilo" se sustituye por la versión rusa de "Esta es la casa que Jack construyó"), la hace en conjunto una versión única, extraordinaria, cuyo único defecto es la limitada selección de escenas debido a su brevedad. Hay muy pocas adaptaciones de Alicia que logren crear un País de las Maravillas que sea tan particular, y que al mismo tiempo encaje con el espíritu de la obra original de un modo tan perfecto. Un largometraje con estas mismas premisas, y que reprodujera al máximo la historia original, habría sido incomparable.



Esta película se puede ver hoy en día sin ninguna dificultad. Está publicada con subtítulos en varios canales de vídeo, y tiene al menos tres ediciones en DVD, también subtituladas, y a menudo con la segunda parte de A través del espejo, que se pueden conseguir sin problemas en internet. Si bien no tiene un ritmo emocionante, ni causa ninguna tensión (Alisa está todo el rato contenta y no experimenta miedo ni angustia en ningún momento), es una obra que recomiendo fehacientemente por su originalidad, fuerza creativa y atención al detalle.



 Fuentes:


Alisa n strane chudes, en el canal Curiouser and Curiouser, con subtítulos opcionales en ruso y en inglés. 


Alisa n strane chudes, en el canal White Slaves of Chinatown 3D, con subtítulos integrados en inglés.


Alisa n strane chudes (en diez fragmentos), en el canal Fire Clips, con subtítulos integrados en español.


DEMUROVA, Nina. "Alice speaks Russian: The Russian translations of Alice's adventures in Wonderland and through the looking-glass", Harvard Library Bulletin 5 (4), invierno de 1994-95, págs.11-29.


Internet Movie DataBase.


Kursivom.


Wikipedia.

2 comentarios:

  1. Me encanta esta adaptación. La vi por primera vez hace muchos años y puedo decir que es de mis favoritas. Concuerdo con todos tus puntos, es una visión brillante, aunque me gustaría que también hablaras de A través del espejo en esta misma versión.

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    1. ¡Bienvenida, Marlene, a mi pequeño rincón! Esta versión de Alicia es sin duda una de mis favoritas, y me habría encantado que fuera un largometraje. Por supuesto que también reseñaré la segunda parte, que he preferido reservar para otra entrada al ser más extensa que la primera. Pásate por aquí siempre que quieras, y no tardarás en verla.

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