Alicia en el País de las Maravillas es una versión teatral de los dos libros de Alicia de Lewis Carroll, montada y dirigida en 1970 y 1982 por John Clark Donahue, de la Children's Theatre Company and School of Minneapolis (abreviadamente CTC). La producción de 1982 fue grabada profesionalmente, con efectos añadidos en posproducción, y publicada en formato doméstico. Dura unos 82 minutos.
John Clark Donahue, en colaboración con el Instituto de Arte de Mineápolis, fundó la CTC en 1965. Enfocada al teatro infantil y familiar, y con un gran número de intérpretes adolescentes que se formaban en la escuela y actuaban junto a los adultos, la CTC fue durante veinte años fue una de las principales instituciones artísticas del estado de Mineápolis. Adaptaciones de obras literarias infantiles como Pippi Calzaslargas, Los 500 sombreros de Bartolomé Cubbins, Cenicienta, Cómo el Grinch robó la Navidad, Un año con Rana y Sapo o La vendedora de cerillas permanecían meses en cartel y se repetían temporada tras temporada.
Montaje de Cenicienta de 1976.
Sin embargo, un escándalo sexual fue a sacudir la, en apariencia, intachable reputación de la escuela: en 1984, John Clark Donahue, hallado culpable de abusos a tres alumnos menores, fue obligado a dejar la dirección y condenado a un año de cárcel. Tras esta primera sentencia, las denuncias de estudiantes hacia otros profesores y miembros del equipo comenzaron a sucederse, y en 2019 - año en que falleció Donahue - había procesos contra unos veinte adultos de la escuela, por parte de un centenar de estudiantes que eran menores de edad entre los 70 y los 80. En la actualidad, la CTC sigue abierta y en activo, evidentemente, sin ninguno de los procesados en la plantilla.
Aunque John Clark Donahue dirigió los dos montajes que hizo la escuela de Alicia en el País de las Maravillas, en el primero, el texto fue adaptado por Fred Gaines, y en el segundo, por Sharon Holland; el vestuario y la estética en general también fueron diferentes. Esta producción fue codirigida entre Donahue y John Driver. La banda sonora y la canción con que comienza la obra, "The World is a Wonderland", fueron compuestas por Hiram Titus, compositor habitual de los montajes de la CTC.
La actriz que interpretó a Alicia en la versión que nos ocupa fue Annie Enneking, de catorce años en el momento de la filmación, que en el mismo año de 1982, y dirigida también por Donahue, ya había interpretado a Pippi Calzaslargas en la obra homónima. Tendría un pequeño papel en una producción para televisión de Frankenstein (Burt Brinckerhoff, 1986); permaneció en el CTC como coreógrafa de escenas de lucha; y después pasaría al mundo de la canción, como compositora y solista en su grupo de rock Annie and the Bang Bang. Su último papel como actriz ha sido en una extraña producción independiente, llamada Aranya: Super-Queen (Berto Borroto, 2020), como mentora de Aranya, el primer superhéroe travesti.
Los demás actores y actrices que aparecen en esta producción tuvieron también pequeños papeles en televisión y cine, aunque principalmente siguieron vinculados al CTC y al teatro en general. La Oruga fue interpretada por Jason McLean, otro de los acusados de abusos, que huyó a Méjico para evitar una sanción multimillonaria, pero regresó unos años después y abrió un restaurante en California. La actriz más destacada de esta versión fue probablemente Julee Cruise, que tuvo el papel de Reina de Corazones, pero más tarde desarrollaría una carrera musical y colaboraría, como compositora e intérprete, en las bandas sonoras de Twin Peaks: Fuego camina conmigo (David Lynch, 1992), Terciopelo azul (David Lynch, 1986) o Scream (Wes Craven, 1996), entre otras.
La de Donahue es una adaptación bastante convencional de Alicia en el País de las Maravillas, con interpolaciones de A través del espejo. Comienza con Alicia y su hermana (interpretada por Solveig Olsen, y llamada aquí "Edith", que era el nombre de una de las hermanas de Alice Liddell, pero menor que ella) sentadas a la orilla del río. Edith está dándole a Alicia, en voz demasiado alta, una lección de historia (algo copiado de la Alicia de Walt Disney). Alicia, que se aburre, se mira en un espejo de mano, y reflejado en él ve pasar al Conejo Blanco (Wendy Lehr). Se levanta de un salto... y comienza a gritar. Va a ser lo más característico de esta versión: la actriz de Alicia grita todas sus líneas. Al principio sorprende, y luego, a lo largo de toda la obra, se vuelve muy molesto. Unido al hecho de que lleva el pelo completamente encrespado, la impresión general es que esta Alicia ha metido los dedos en un enchufe y ahora no puede bajar el volumen.
Aparte de esta particularidad, que es muy difícil pasar por alto, la producción es bastante común. Alicia sigue al Conejo, cae por su madriguera, llega al Vestíbulo, va probando las puertas, bebe la poción y come el pastelito...
Debido a las limitaciones de una grabación en escenarios de teatro, se suprime el pasaje del Charco de Lágrimas, de modo que, siendo Alicia pequeña, el Conejo abre la puerta que da al jardín y pasa corriendo a través de ella. Alicia va detrás, y, cruzándose en su camino con el Carpintero, que saldrá más adelante, no tarda en llegar a un claro del bosque donde está la Oruga (Jason McLean).
Alicia acaba de coger los dos pedazos de la seta cuando llegan el Lacayo-Pez (Jerome Wallin) y el Lacayo-Rana (Stephen Polk).
Cuando, al hacerse una reverencia, los rizos de sus pelucas se enredan, Alicia decide coger el sobre con la invitación de la Reina, y llevárselo ella misma a la Duquesa, con la esperanza de encontrarse con el Conejo Blanco.
Tras presenciar la violenta convivencia de la Duquesa (Gary Briggle) y la Cocinera (Elizabeth Fink), Alicia se hace cargo del bebé, que no tarda en convertirse en un cerdito y marcharse correteando por el bosque. La niña vuelve a encontrarse entonces con el Gato de Cheshire (una marioneta, con la voz de Leslye Orr), quien le indica los caminos de las casas de la Liebre de Marzo y el Sombrerero. Alicia decide visitar la primera vivienda, y se sienta a merendar con el Sombrerero (Carl Beck), la Liebre (Tom Dunn) y el Lirón (Marin Ostenberg), en una escena que respeta bastante el texto de Carroll.
Después de marcharse, comienza una parte que recoge varios capítulos y personajes de A través del espejo. Primero se encuentra con Tweedledee (Matthew Brassill) y Tweedledum (Gary Costello), que recitan en un teatrillo el poema de "La Morsa y el Carpintero" (interpretados a su vez, respectivamente, por Tucker McGrady, o McCrady, y John Dietzmann), y después se pelean por su carraca rota.
A continuación, ve a Humpty Dumpty (George Muschamp) sentado en su muro. Cuando este se cae, llega el Caballero Blanco (Stephen Boe), que acompaña a Alicia en su camino a través del bosque con la intención de protegerla, aunque más bien es la niña quien debe auxiliarlo en sus frecuentes caídas del caballo.
Tras la despedida del Caballero, la historia vuelve al País de las Maravillas: Alicia sigue buscando al Conejo Blanco, y de pronto se encuentra a los Jardineros-Carta (Matthew Dudley, Dean Hawthorne y James Rutland) que están pintando de rojo las rosas blancas. Llega la comitiva real, formada por el Rey (Oliver Ostenberg), la Reina (Julee Cruise) y la Sota (Michael DeLeon). La Reina ordena unas cuantas decapitaciones, e invita a Alicia a su partida de croquet.
El juego se desarrolla con las incidencias que cabe esperar; Alicia se entretiene charlando con el Gato de Cheshire, e intenta defenderlo cuando la Reina lo manda decapitar, pero la desaparición de su cuerpo y su cuello dificulta la tarea del verdugo. El Conejo Blanco llega, horrorizado, porque además del cuerpo del Gato también han desaparecido las tartas de la Reina. La Reina manda enseguida celebrar un juicio, al que Alicia marcha escoltada por los Soldados-Carta.
La Sala de Juicios está bastante concurrida, ya que se presentan todos los personajes con los que Alicia se ha ido encontrando: la Oruga, los Lacayos Pez y Rana, la Duquesa, el Caballero, Tweedledee y Tweedledum, la Morsa y el Carpintero... incluso Humpty Dumpty, que aparece con la cabeza vendada y una pierna escayolada. El Rey hace algunos chistes terribles acerca del trabajo que han hecho sus hombres al recomponerlo, afirmando que tiene un aspecto "eggcelente" pero un poco "revuelto". Desde el principio del juicio se obvia el hecho patente de que la Sota se está comiendo las tartaletas robadas delante de toda la corte.
Llaman los Reyes a sus testigos: el Sombrerero, la Liebre y el Lirón (que llega dentro de su tetera) y comienza un infructuoso interrogatorio. Siguen la Duquesa y la Cocinera, que arman un gran escándalo, y a continuación el Conejo trae una carta que parece ser una prueba determinante: curiosamente, no es la confesión anónima que aparece en este capítulo del texto original, sino "El cuento del Ratón", el poema en forma de caligrama con el que el Ratón, en un momento anterior del libro, pretendía explicar su aversión a los gatos y los perros. El Conejo lo lee en voz alta, causando el aburrimiento y el sueño de todos los presentes. Cuando se despiertan, el Rey decide ir terminando y pide al jurado que dicte su veredicto; Alicia se opone porque todo el proceso ha sido un disparate. La Reina ordena cortarle la cabeza, pero Alicia se encara con ella y le dice que se calle, para volverse enseguida al resto de la corte y gritarles que no son más que una baraja de cartas.
Repite esta frase varias veces mientras se despierta, y de pronto se ve en el regazo de su hermana. Se incorpora muy sobresaltada y se pone a contarle a gritos su extraño sueño. Edith la interrumpe y le recuerda que todavía tiene algunas tareas que hacer antes de cenar; entre ellas, sacarle brillo al espejo de mano, en el que había visto reflejado por primera vez al Conejo Blanco. Como es de esperar, Alicia vuelve a mirar el espejo, y de nuevo ve al Conejo, con el que pronto se reúnen todos los demás personajes, que se vuelven hacia ella y le hacen un breve gesto de despedida. El último es el Caballero Blanco, que le sopla un beso y se marcha lentamente. Alicia se acerca cuando ya todos se han perdido de vista, y recoge algo que ha quedado en el suelo: una carta con el as de corazones.
Esta versión es decente, bonita incluso, con una destacable fidelidad al texto de Carroll, y unas interpretaciones, por lo general, bastante correctas (hay algunas muy mediocres, como la de John McLean, la Oruga, que parece estar leyendo su papel en un apuntador óptico). La banda sonora, orquestada, es muy agradable, y la combinación de actores disfrazados con marionetas (el Gato de Cheshire, o el caballo del Caballero Blanco) funciona bien. Los decorados están muy bien hechos, y en algunos momentos crean una hermosa atmósfera. Sin embargo, Annie Enneking es una de las peores Alicias que he visto nunca. Grita cada vez que abre la boca, y en algunos momentos es especialmente estridente; fuerza cada frase, exagera los gestos, sobreactúa. No es un problema exclusivo de esta actriz (la que hace de su hermana se comporta igual, así como otros personajes), pero al estar lógicamente presente en toda la obra, y tener la mayor carga de diálogo, se hace agotador escucharla vociferar continuamente.
Es una lástima que la protagonista se haga tan cargante, porque el conjunto, con sus defectos, no es terrible de por sí. Tampoco ayuda el hecho de que solo se ha editado una vez en vídeo, y la grabación se ha ido deteriorando por el tiempo: puede verse en YouTube, pero la calidad no es nada buena. La imagen es borrosa, y en los últimos minutos se producen interferencias en el sonido que estropean la delicada banda sonora. A pesar de todos estos problemas, la versión de Donahue y Driver es un montaje bastante competente que podría tomarse como referencia para producciones actuales, siempre que se eligieran a mejores actores.
Fuentes:
Alice in Wonderland en YouTube, en el canal PlaysForAllAges: primera, segunda, tercera y cuarta parte.
"Alice in Wonderland - 1970 and 1982", en Children's Theatre Company (CTC) and School of Minneapolis Alumni Archive, 28 de febrero de 2011.
COMBS, Marianne. "Innocence Lost: A culture of Abuse", en MPR News, 7 de octubre de 2019.
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