26 de agosto de 2020

Alice of Wonderland in Paris (1966)







Alice of Wonderland in Paris (también conocida como Alice in ParisAlice in a New Wonderland o Alice in Wonderland in Paris) es una película de animación checo- estadounidense de 1966. No se trata de una adaptación de Alicia, sino de una antología de cinco cuentos infantiles presentados por un personaje inspirado en el de Carroll. 

La idea para esta película surgió de los productores Gene Deitch y William L. Snyder, que ya habían colaborado en el filme checo Munro (1960) y las series televisivas Tom y Jerry (1960- 1962, para Metro-Goldwyn-Meyer) y Popeye (1960- 1963, para King Features Syndicate). Habían realizado varios cortos de animación, basados en libros populares en ese momento, para ser proyectados en escuelas con fines educativos. De entre ellos escogieron cinco para incluirlos en una película en los que serían presentados por el personaje de Alicia; por tanto, solo fue necesario filmar las nuevas secuencias. Los cuentos que se narran son, principalmente, dos de la serie Madeline de Ludwig Bemelmans: Madeline y el "Sombrero malo" y Madeline y los gitanos. Los otros tres son El príncipe ceñudo de Crockett Johnson, Anatole de Eve Titus y Muchas lunas de James Thurber. La banda sonora fue compuesta por Václav Lidl, e incluía dos canciones escritas por Paul Alter.

La película, producida por Snyder y dirigida por Deitch, se estrenó el 5 de febrero, distribuida por una compañía llamada Childhood Productions. Al durar solamente 52 minutos, se añadió a los proyecciones en los cines el cortometraje francés Crin Blanca (1953), del Albert Lamorisse, que también suele incluirse en las ediciones en formato doméstico.  En los años 70, Paramount Pictures adquirió los derechos y comenzó a proyectarlas en las sesiones matinales para niños, dentro de la serie Family Matinee,  bajo el título Alice in a New Wonderland, y también con Crin Blanca.



Poster de las proyecciones de Paramount.



La historia se desarrolla en la época contemporánea a su emisión, en los años 60 del siglo pasado. Por otra parte, la protagonista parece ser norteamericana, ya que habla de París como un lugar que está muy lejos y al que le resultaría muy caro llegar, y tiene una gran afición por las hamburguesas con queso.




La película comienza con una vista de una habitación en la que hay estatuillas y adornos de los personajes del País de las Maravillas. Hay una niña acurrucada en un sillón, leyendo un libro de la serie Madeline, con una gata dormida en el reposapiés; hay un póster de Francia en la pared y una figurita de la Torre Eiffel en la mesita cercana. 




La niña (Norma MacMillan) suspira, se pone la torre en la cabeza y le dice a la gata, llamándola Dinah, que su mayor sueño es ir alguna vez a París y conocer a Madeline, la heroína de sus libros favoritos. A través de su "conversación" con Dinah, descubrimos que la niña es la Alicia que soñó las famosas aventuras, y que es consciente de que fueron solo un sueño, mientras que París es "un País de las Maravillas en el mundo real". A continuación añade: "Para ir al País de las Maravillas, solo tuve que caer por una madriguera, o atravesar un espejo... pero, admitámoslo: ¡hace falta muchísimo dinero para ir a París!".




Mientras se lamenta, aparece un ratoncito (Allen Swift), montado en bicicleta, a través de un agujero de la pared. Alicia exclama que nunca ha visto a un ratón con sombrero y maletín; el ratón se presenta como François y le explica a Alicia que está realizando una encuesta sobre los tipos de queso favoritos por "los habitantes de este lado de París". El ratón se sorprende cuando Alicia le comunica que no están en París, pero se empeña en saber cuál es el queso favorito de Alicia, y se disgusta muchísimo cuando la niña le dice que ella solo conoce el queso de las hamburguesas. 





François le cuenta a Alicia la historia de su tatarabuelo, lo que introduce el primero de los cuentos, Anatole de Eve Titus. Ambientado en París, trata del ratón Anatole (Carl Reiner), honrado y respetable padre de familia, que consigue comida para su hogar recogiendo pedazos descartados de una quesería. Una noche descubre, al oír una conversación entre los queseros, que los humanos odian a los ratones por considerarlos una plaga, y que más pronto que tarde llamarán a exterminadores para eliminar a los que hay en el almacén. Deprimido ante esta idea, consulta con su esposa qué pueden hacer para ganar la estima de los humanos. Se le ocurre de pronto, ya que ha probado todos los quesos de la fábrica, convertirse en catador, y comienza a etiquetar cada pieza con su valoración y sus recomendaciones. A la mañana siguiente, los catadores de la quesería prueban los productos, descubren que todas sus observaciones eran exactas, y se imaginan que algún misterioso gourmet experto en quesos les está ayudando de forma anónima. Cuando Anatole decide revelar su identidad al presidente de la quesería, Monsieur Duval, es tanto el éxito que ha alcanzado debido a sus recomendaciones, que cancela la orden de exterminar a los ratones de la fábrica, y nombra a Anatole vicepresidente, con una mesa de despacho a su medida.





Ante la insistencia de Alicia, que quiere que la lleve con él a París para conocer a Madeline, y su propio interés en que pruebe quesos de calidad, François le  entrega un queso elaborado con las misma seta mágica del País de las Maravillas, que le permitirá encogerse y entrar por el agujero de la pared. Así sucede, y Alicia monta con François en su bicicleta y se marchan los dos a París por un entramado de cañerías subterráneas. 





Salen a la superficie en el patio del internado de la señorita Clavel, donde viven Madeline y sus compañeras, y François dice que el lugar le recuerda a una historia que ocurrió allí mismo. Cuenta a continuación Madeline y el "Sombrero Malo" de Ludwig Bemelmans, en la que el embajador de España se muda a una casa cercana al internado, y su hijo, Pepito, comienza a acosar a las niñas, tirándoles piedrecitas con su tirachinas, asustándolas y burlándose de ellas. Captura y encierra animales silvestres, decapita patos con una guillotina que ha construido él mismo, y ensalza el arte del toreo, cosas que Madeline y sus amigas desprecian por ser crueles y bárbaras. Tras resultar gravemente herido por una jauría de perros, entre los cuales había arrojado un gato vivo con la intención de mirar cómo lo destrozaban, Pepito sufre una larga y dolorosa convalecencia, se arrepiente de su crueldad, se vuelve vegetariano, y libera a todos los animales a los que había capturado... y a algunos del zoo de París. Madeline le dice que se tenía merecido lo que le pasó, pero que gracias a su nuevo comportamiento lo ha perdonado.


Alicia le dice a François que ahora tiene más ganas de conocer personalmente a Madeline. François le recuerda que deben descubrir su queso favorito, y cuando Alicia le dice que además del queso de las hamburguesas también le gusta el requesón, François se enfurruña porque no lo considera un queso "de verdad". Alicia lo reconviene: "deja de fruncir el ceño, o te parecerás al Príncipe Ceñudo". 





Cuenta entonces la historia del mismo nombre, de Crockett Johnson, sobre un pequeño príncipe que siempre está enfadado, nunca sonríe, y está orgulloso de tener "un ceño inamovible". Sus preocupados padres hacen llamar a bufones, malabaristas y acróbatas, que no consiguen más que aburrir al príncipe. El gran mago de la corte declara que un ceño inamovible solo se puede curar con una sonrisa irresistible, y mandan llamar a la princesita del reino vecino, que siempre sonríe y nunca se enfada. Cuando la princesita sonríe delante del príncipe, no parece funcionar, y todos parecen resignarse a que el ceño es verdaderamente inamovible, pero al poco se le pasa el enfado, y comienza a sonreír él también.





François, mientras comenta que su propio ceño desaparecerá cuando Alicia pruebe quesos de verdad y le diga su favorito, la lleva a la fábrica familiar, Quesos Duval. Durante el trayecto se ha hecho de noche, y desde el almacén de la quesería los amigos contemplan una hermosa luna llena, lo que les lleva contar la siguiente historia, Muchas Lunas de James Thurber. 






Una princesita (Trinka Snyder) coge un empacho de tartas de frambuesa, y convence a su padre de que solo se curará si le traen la Luna. El rey hace llamar a los sabios de la corte, quienes le explican que la Luna es demasiado grande y está demasiado lejos como para que se pueda traer. El bufón piensa una solución alternativa, y le pide a la princesa que le describa la Luna. La princesa cree que es pequeña, tal como la ve en el cielo, así que encargan al orfebre real que talle un colgante de oro con forma de luna y se lo entregue a la princesa. Ésta se "cura" de repente, convencida de que han cogido para ella la Luna de verdad. Cuando esa noche la vuelve a ver en el cielo, y pregunta cómo es posible, el bufón le contesta que la Luna siempre vuelve a crecer, "igual que el cuerno de un unicornio", respuesta que resulta plenamente satisfactoria para la princesa.





Alicia no se quita de la cabeza el conocer a Madeline, y promete que ya probará todos los quesos cuando sea mayor, así que finalmente François claudica, y tan pronto como amanece vuelven a salir en su bicicleta, de regreso al colegio de Madeline. 






De camino, pasan por una feria donde tuvo lugar otra de sus aventuras, Madeline y los gitanos. En esta historia, Madeline y las otras niñas, con su vecino Pepito, ya reformado de su sadismo, están divirtiéndose en la feria, cuando estalla una tormenta y deben volver precipitadamente. Con las prisas, la señorita Clavel no se da cuenta de que faltan Madeline y Pepito, que se han quedado atascados en la noria. Son rescatados por unos gitanos... que a continuación los secuestran, los sacan de París y los obligan a actuar en sus espectáculos. 




Los niños están encantados con su nueva vida nómada, y Madeline envía una postal al internado para que la señorita Clavel y sus compañeras no se preocupen, contándoles que está muy bien con la troupe circense. La señorita va en su busca, y los gitanos meten a los niños dentro de un disfraz de león y cosen las cremalleras para que no los encuentren. Sin embargo, al ver a la señorita Clavel y a las niñas del internado, Madeline y Pepito se dan cuenta de que las echan de menos. Se acercan a ellas, logran quitarse el disfraz de león y vuelven todos a París.

Alicia y François llegan finalmente al internado de Madeline, y entran a su dormitorio a través de un agujero de la pared. Ven que Madeline está en su cama, leyendo Alicia en el País de las Maravillas, y Alicia está encantada al pensar que Madeline sueña con conocerla a ella, igual que ella misma soñaba con conocer a Madeline. 






Pero, antes de que pueda hacer nada, comienza a hipar y a crecer con cada hipo. François se alarma porque el queso con setas mágicas estaba en fase experimental y no esperaba que los efectos durasen tan poco. 







Vuelven precipitadamente por el agujero, y cuando están de nuevo al aire libre, Alicia recupera su tamaño y comienza a flotar, elevándose hacia el cielo mientras François y Madeline le dicen adiós con la mano. 






Alicia, mientras vuela, se despide de las niñas del internado, de la fábrica de Quesos Duval, y del príncipe Ceñudo y la princesa de la Sonrisa Irresistible, que también están por allí, en el almenar de un castillo. 





Alicia se despierta en el sillón de su casa, con Dinah dormida en su regazo, y ve que en la mesita hay un plato con queso y galletitas, y una nota de su madre que la anima a tomarlos si tiene hambre cuando se despierte. La película termina con Alicia comiendo un cachito de queso y, aparentemente, encontrándolo muy bueno.








Como se ve, la película en sí no tiene nada que ver con los libros de Carroll. Las únicas alusiones a las aventuras que soñó Alicia (y que luego alguien puso por escrito, ya que Madeline las está leyendo) tienen lugar al principio, con las figuritas de los personajes del País de las Maravillas, los comentarios de la propia Alicia sobre caerse por la madriguera y atravesar el espejo, y el que el queso para reducir el tamaño esté hecho con la misma seta del País de las Maravillas (además de la frase "nunca he visto un ratón con sombrero y maletín"). A lo largo del viaje, y hasta el momento en que ven a Madeline con el libro de sus aventuras, no hay nada que haga pensar que Alicia es la que viajó en sueños al País de las Maravillas. Podría haberse contado, sin apenas alteraciones, con cualquier niña que soñara con ir a París y conocer a la protagonista de sus libros favoritos. No se puede considerar, por tanto, una adaptación de ninguna de las aventuras de Alicia, ni siquiera superficialmente como lo pueden ser las versiones de Hanna- Barbera o la de Tim Burton





Por otra parte, acusa su bajo presupuesto, la simplicidad de los dibujos, el haberse realizado en animación limitada (en muchas escenas, los personajes solo mueven la boca y una mano, mientras que las figuras del fondo son rígidas), una fonomímica terrible y un equipo de doblaje más bien escaso (en el cuento de El Príncipe Ceñudo, el príncipe, el rey y el mago de la corte están doblados por un mismo actor, Howard Morris; la intérprete de la princesa Lenore era muy probablemente la hija del productor). No se diferencia mucho, a decir verdad, de lo que eran las series de animación de los 60, pero está muy lejos de la calidad mínima para haberse estrenado en cines.  Es una película pasable, entretenida, que habría funcionado mucho mejor como un programa especial de televisión, y sin duda habría alcanzado mayor audiencia y apreciación.





La película tiene una licencia de dominio público, lo que ha facilitado sus numerosas ediciones domésticas. Se encuentra en DVD a un precio asequible sin el menor problema, pero nunca ha sido remasterizada, y la calidad es la misma que se puede ver en Youtube, en The Internet Archive (donde también se puede descargar legal y gratuitamente) u otros canales de vídeo, por lo que adquirir el DVD no tiene ninguna ventaja particular, y solo lo aconsejaría a grandes fans de esta película o nostálgicos de la animación sesentera.


Fuentes: 

Internet Movie DataBase

The Internet Archive

18 de agosto de 2020

Alicia para los pequeños (1890)



Portada original de Emily Gertrude Thomson (1890).




The Nursery "Alice", conocida en castellano como Alicia para los pequeños, Alicia para los más pequeños o Alicia para niños, es una adaptación que Lewis Carroll realizó de su obra más popular, publicada en Londres el 25 de marzo de 1890. Está dirigida a niños "de ninguno a cinco años" y reescrita de manera que los padres la puedan leer en voz alta al tiempo que muestran los dibujos, con frecuentes interpolaciones dirigidas al niño, tipo: "¿Te gustaría saber lo que soñó?" o "¿Qué crees que le pasó? ¡Nunca lo adivinarías!". Además de estar resumida (es una cuarta parte de Alicia), la historia se simplifica omitiendo los juegos de palabras y la mayor parte de los versos del original, cuyo humor paródico se perdería para un público tan pequeño. Contiene veinte de las ilustraciones de Tenniel, redibujadas y coloreadas, y una portada, realizada exclusivamente para este libro, de la destacada ilustradora Emily Gertrude Thomson.


Retrato que E.G. Thomson, amiga de Carroll, realizó en 1880.


Lewis Carroll ya se había dirigido a Macmillan a propósito de una Alicia infantil a principios de 1881, pero otras numerosas ideas la retrasaron casi una década: en 1885 escribió en su diario una lista con todos los proyectos que tenía en mente o en ejecución, y la Alicia para los pequeños aparecía en noveno lugar de quince. En la misma entrada aseguraba que John Tenniel ya estaba coloreando veinte ilustraciones para ese libro, pero el ilustrador también tenía otros trabajos, y hasta finales de 1888 no entregó los dibujos coloreados. Carroll se puso a trabajar en el texto en los últimos días del año, y el 20 de febrero de 1889 entregó el manuscrito a Macmillan. 




Sin embargo, como ya había sucedido con Alicia en el País de las Maravillas, Carroll se mostró muy insatisfecho con la calidad de impresión de la primera tirada. Según escribió a Macmillan en junio, los colores de los dibujos eran "excesivamente brillantes y llamativos", y mandó cancelar esa primera edición de diez mil ejemplares. Tras una prolongada negociación, se vendieron cuatro mil copias en Estados Unidos, que la publicó en 1889. Las seis mil restantes se vendieron en 1891 y 1897 como ediciones populares a precios baratos. Carroll mandó imprimir otros diez mil ejemplares, y la obra se publicó finalmente en el Reino Unido en marzo de 1890. 



El libro está dedicado a Marie Van de Gucht, una de las amigas-niñas de Carroll. El poema introductorio, "A Nursery Darling" ("La alegría de la casa") es un acróstico que forma el nombre de la muchacha en la segunda letra de cada verso. Contiene también un prólogo dirigido a las madres, una felicitación de Pascua dirigida a los niños (aunque, por la complejidad y el tono, para niños mayores) y un segundo poema. Por su interés y su inconfundible "carrollismo", reproduzco aquí parte del prólogo, en la traducción de Catalina Martínez Muñoz de la edición de Edelvives de 2015:


Tengo razones para creer que Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas es un libro que han leído cientos de niños ingleses de entre cinco y quince años; también niños de entre quince y veinticinco años; y niños de entre veinticinco y treinta y cinco; incluso niños - pues los hay - en quienes ni el declive de la salud y la fuerza ni el hartazgo de la burla solemne y el brillo rebuscado, ni la desesperanza ni tristeza de la vida han logrado secar esa fuente pura de alegría que mana en todos los corazones infantiles; niños de "cierta" edad cuyos años no debemos decir sino enterrar con respetuoso silencio. 






La reescritura de Carroll convierte en catorce los doce capítulos del libro original, y cambia algunos títulos, adecuándolos a las modificaciones. El capítulo titulado "El Conejo manda al pequeño Bill" (o "El Conejo manda un billetito", según la traducción) pasa a llamarse "Bill, el Lagarto", y "Consejos de una Oruga" se llama aquí "La Oruga Azul". Resulta muy interesante que, aunque la obra está resumida, también contiene material nuevo. El Perrito al que Alicia encuentra brevemente en el libro original tiene aquí un capítulo propio, "El adorable cachorrito", en que Carroll aprovecha para contar una anécdota sobre el cumpleaños de un perrillo llamado Dash, al que no le gusta nada el arroz con leche.



Con todo, y teniendo en cuenta la edad de los "lectores", el foco de este libro no es el texto sino las imágenes. En la Alicia original solo hay una alusión a las ilustraciones, cuando la protagonista conoce al Grifo ("Si no sabes lo que es un Grifo, mira el dibujo"); en ésta, se remite continuamente a ellas: "Enseguida te contaré de qué hablaron Alicia y la Oruga, pero primero vamos a fijarnos bien en el dibujo". Recordando, sin duda, su propia experiencia como maestro de sus hermanas y hermanos menores, Carroll hace que el niño observe las ilustraciones ("¡Mira cómo le ladra al palito que Alicia le está enseñando!"), y después lo interroga al respecto, despertando su curiosidad ("¿Qué crees que hizo el Conejo?"), estimulando sus reacciones emocionales ("¿No te da muchísima pena?") e interesándose en su opinión ("¿Tú crees que Alicia necesita cortarse el pelo?"). Sus comentarios tienen en cuenta los colores que Tenniel había añadido a las ilustraciones, e incluso hay un momento de interacción física, en el cual, si el niño o el adulto doblan una esquina de la página, pueden mostrar alternativamente al Gato de Cheshire o solo su sonrisa. 




Hoy en día es muy común que los libros dirigidos a la primera infancia estén repletos de indicaciones sobre cómo los padres han de leerlos para hacerlos atractivos a los pequeños. En la Inglaterra victoriana existían colecciones de canciones de cuna y rimas infantiles, como Mother Goose's Melody, or, Sonnets for the cradle (circa 1780), de Thomas Carnan, sobre la tradicional figura de Mamá Ganso; o The Nursery Rhymes of England (1842), de James Orchard Halliwell, pero que un autor reconocido adaptara su propia obra para hacerla accesible a todas las edades no era tan habitual. Vanity Fair lo llamó "un libro infantil de lo más encantador", y Athenaeum, al reseñarlo con otros diez libros para niños, le dedicó casi la mitad del artículo y lo consideró "brillante y entretenido".




Esta pequeña Alicia se publicó por primera vez en España en 1977, por la editorial Alfaguara. Curiosamente, esta edición no reproducía la portada de Emily Gertrude Thomson, sino que ponía en su lugar la ilustración de Tenniel de Alicia y el gato de Cheshire. La traducción fue realizada por Agustín Gervás. 


Portada de la edición de Alfaguara (1977).

En 1982, la editorial vasca Asuri publicó el cuento en gran formato (aproximadamente en 30x23 cm.), y por primera vez con la portada de Thomson, titulándola "Alicia" para niños. La traducción estuvo a cargo de José Emilio Pacheco.


Portada de la edición de Asuri (1982).

Poco más tarde, en 1988, la editorial madrileña Alborada la publicó nuevamente, en su colección infantil "La locomotora", con el título de Alicia para los más pequeños. Tampoco tenía la portada de Thomson, sino la ilustración de Tenniel de Alicia y la Duquesa, y la traducción era de  Mary-Carmen Beaven.


Portada de la edición de Alborada (1988).


Por lo que sé, no volvió a editarse hasta 2015, en una edición conmemorativa del 150 aniversario de Alicia en el País de las Maravillas, como versión española de la de Macmillan, ya con la ilustración original de Thomson en la portada, y traducida por Catalina Martínez Muñoz. Se trata de un libro muy bien presentado, con lomo de tela, bordes dorados y cinta punto de lectura. A esta edición solo puedo reprocharle que la traductora llama al Sombrerero "Sombrerero Loco", cuando en el texto original, así como en Alicia en el País de las Maravillas, en ningún momento se califica como "loco" al Sombrerero, sino a la merienda.



Portada de la edición de Edelvives (2015).


Dos años después, aparecería una nueva edición por parte de la editorial Picarona (sello infantil de la barcelonesa Obelisco), con el título de Alicia para niños, con la portada de Thomson, y traducción de Juli Peradejordi. Esta edición comete un error garrafal al atribuir las ilustraciones a Thomson, cuando solo lo es la de la portada, y el resto, muy evidentemente, son las Tenniel. Una muestra de las veinte primeras páginas de este libro (el prólogo y los cinco primeros capítulos) se puede ver aquí


Portada de la edición de Picarona (2017).


La edición más fácil de encontrar en la actualidad, y que personalmente recomiendo por su cuidada y detallista presentación, es la de Edelvives de 2015. Se puede conseguir fácilmente por Internet con un precio entre 10 y 15€, y aunque es un libro cortito, merece la pena tenerlo. Recordemos que no es un simple resumen de Alicia sino una reescritura diferente, con anécdotas y curiosidades propias, ilustraciones a todo color, y con detalles diferentes en alguna de ellas. Es un bonito libro para leer y disfrutar... aunque no seamos los más pequeños. 



Fuentes: 


COHEN, Morton N. Lewis Carroll: A Biography. Random House, Nueva York, 1995.


CARROL, Lewis; TENNIEL, John (il.); THOMSON, Emily Gertrude (il.); MARTÍNEZ MUÑOZ, Catalina (trad.). Alicia para los pequeños, Edelvives, Madrid, 2015.

3 de agosto de 2020

The Secret World of Lewis Carroll (BBC, 2015)







The Secret World of Lewis Carroll ("El mundo secreto de Lewis Carroll"; no existe doblaje al español) es un programa documental producido por la cadena británica BBC, de 56 minutos de duración, emitido originalmente por la BBC Two el 31 de enero de 2015. Posteriormente se emitiría en Finlandia el 19 de septiembre de 2016. Fue presentado por Martha Kearney, y dirigido por Clare Beavan. 



La presentadora dublinesa Martha Kearney. 


El documental, que se publicitó como una conmemoración de los 150 años de la publicación de Alicia en el País de las Maravillas (de 1865), generó un gran malestar entre los expertos en Lewis Carroll por dedicar la mitad del metraje a debatir la atracción sexual del autor hacia niñas pequeñas, y especialmente por mostrar la fotografía de un desnudo frontal de una jovencita y cuestionar si podría haberla realizado el reverendo Dodgson. El tono de la segunda mitad del programa y el uso de la fotografía, cuyo modelo y autor siguen siendo desconocidos a fecha de hoy, hizo que algunos de los propios entrevistados denunciaran a la BBC por malas prácticas. 


El documental incluye los testimonios de, entre otros expertos, los biógrafos Morton N. Cohen, Jenny Woolf y Edward Wakeling; los escritores oriundos de Oxford Philip Pullman (La Materia Oscura) y Will Self (Mi idea de la diversión); el destacado historiador de Oxford Mark Davies; la tatarasobrina de Lewis Carroll, Caroline Luke; y la bisnieta de Alice Liddell, Vanessa Tait.


"Es posible que mi personaje de Lyra sea una suerte 
de descendiente de Alicia", Philip Pullman. 


La primera media hora del documental no tiene nada de particular: ofrece los datos, fechas y explicaciones que cabría esperar sobre un personaje famoso y su obra más destacada. Comienza con unas vistas de la celebración del 4 de julio en Oxford, con una multitud de personas de diferentes edades y nacionalidades disfrazadas como los personajes de Alicia, hablando sobre el libro y lo mucho que significa para ellas. A continuación, Martha Kearney se da un baño de saludable auto-bombo al rememorar que ella misma, a los once años, interpretó a Alicia en una función escolar, y muestra descuidadamente algunas reseñas muy favorables que los periódicos locales hicieron de su actuación; huelga decir que este pasaje no aporta nada al mundo secreto de Lewis Carroll, pero probablemente hizo que la presentadora se sintiera muy bien. 


Tras esto, el documental se centra en la historia del libro: trata primero sobre la personalidad del reverendo Dodgson, que insistía en mantenerse separado de su alter-ego literario (los conserjes de Christ Church tenían instrucciones de devolver al remitente todo el correo dirigido a Lewis Carroll); sus primeros encuentros con Alice Liddell cuando ella tenía cuatro años y llegó a Christ Church con su familia; la famosa "tarde dorada" en que se gestó la historia; y el manuscrito de Las aventuras de Alicia bajo tierra que el reverendo preparó como regalo para la niña. La presentadora examina el libro original, así como los bocetos y las referencias que el autor tomó para sus ilustraciones, y comenta la atención al detalle y el perfeccionismo tan propios del reverendo Dodgson. Finalmente, la versión final se publicaría en 1865, siendo contemporánea de Grandes esperanzas (1861) y Los niños del agua (1863). 



"Fue el momento en que la literatura victoriana encontró al niño, 
el momento en que el niño se puso en el centro de atención", Hugh Haughton. 


Tras comentar cómo Alicia fue la primera heroína femenina de las novelas infantiles (lo que no es cierto, de hecho, como explico al principio de esta otra entrada), el documental vuelve a centrarse en la figura del reverendo Dodgson. Explica que en su muy numerosa familia eran solo cuatro hermanos por siete hermanas, y que cuando dejó la casa de sus padres para vivir de modo independiente en Christ Church, retuvo consigo su experiencia de crecer en un hogar lleno de niñas. Según comenta Jenny Woolf: "Se supone que dijo que[los niños]eran tres cuartas partes de su vida... y yo creo, de alguna manera, los veía como una especie de refugio contra el mundo de los adultos". Y es en este momento cuando la presentadora se pregunta: "Pero, ¿qué pasaba, exactamente, con la relación de Lewis Carroll con los niños? Y, ¿cuál era la naturaleza de su relación con Alice Liddell?". A partir de aquí, el programa pone toda su atención en las fotografías de niñas que realizó el reverendo Dodgson, las posibles causas de su ruptura temporal con la familia Liddell, y la "controversia" de la fotografía del desnudo frontal de una jovencita. 


Las opiniones de los expertos son un poco contradictorias acerca de la relación entre Dodgson y Alice Liddell: Edward Wakeling sostiene que las cartas y los recuerdos que se intercambiaban habrían sido pruebas de amor romántico entre dos adultos, pero no pasan de ser muestras de afecto inocente entre una niña y un adulto; Morton N. Cohen afirma que había una implicación emocional por parte del reverendo, muy distinta a un amor paternal; y Vanessa Tait declara que ella cree que Dodgson estaba enamorado de Alice, aunque él mismo no llegara a admitirlo. Will Self dice francamente que lo que hace de Alicia en el País de las Maravillas un libro tan especial no es otra cosa que la "atracción reprimida" del reverendo Dodgson por la pequeña Alicia. 


Como ejemplo de esa "atracción", se muestra una fotografía de Alice Liddell en la que la niña aparece disfrazada de mendiga, descalza y con los hombros y parte del pecho descubiertos. La fotografía fue tomada en 1858, cuando Alice tenía seis años, y su tema fue muy probablemente inspirado por el poema "La doncella mendiga" de Lord Alfred Tennyson, escrito en 1842. 


Alice Liddell como "doncella mendiga", 
Charles Dodgson, 1858.


La presentadora comenta que la fotografía es "ambigua", y el profesor Robert Douglas-Fairhurst incluso admite que hay un "destello de sexualidad". Sin embargo, cuando Martha Kearney le pregunta si esa fotografía resultaría tan perturbadora en su momento como lo es ahora, el profesor recuerda que el sacar fotografías de niños con todo tipo de disfraces era el "estándar absoluto" para las familias victorianas de clase media, dado lo novedoso del arte fotográfico. El documental omite decir que los propios padres de Alice Liddell hicieron colorear a mano esa fotografía y la tenían enmarcada, lo que evidentemente no habrían hecho si les hubiera parecido que presentaba de forma erótica a su hija.


A continuación se habla de la ruptura de la familia Liddell con el reverendo Dodgson, que tuvo lugar en junio de 1863, cuando se le prohibió que volviera a la casa del deán y que tuviera contacto con las niñas. La presentadora comenta que las páginas del diario del reverendo que habrían abarcado este incidente fueron cortadas con una cuchilla por las sobrinas de Dodgson tras la muerte de éste. Hasta diciembre del mismo año, Dodgson no vuelve a mencionar a las hermanas Liddell, a las que vio con su madre en una velada teatral, pero se mantuvo a distancia como, según sus propias palabras, había estado haciendo los últimos meses. A partir de entonces se reanudaron las relaciones, pero se volvieron estrictamente formales.



Se especula sobre las razones que pudieron llevar a los señores Liddell a alejar al reverendo: Vanessa Tait está convencida de que la madre de Alice, una "espantosa esnob" que aspiraba a casar a sus hijas con príncipes, se sintió ofendida en su orgullo por el afecto que el reverendo Dodgson prodigaba a Alice, y quemó en una papelera todas las cartas que le habría escrito a la niña, para prohibirle después que tuviera contacto con ella. Sin embargo, había otros rumores en aquella época, según los cuales Dodgson aspiraba a una relación con la hermana mayor de Alice, Lorina "Ina" Liddell, o con la institutriz de las niñas, la señorita Prickett. Por algún motivo, las sobrinas que censuraron el diario dejaron en su lugar un fragmento de papel con un resumen de lo que decían las páginas que habían cortado, y en él se corroboran esas teorías de que Dodgson estaría cortejando a Lorina, o bien utilizando a las niñas para acercarse a Mary Prickett. 



En cualquier caso, la relación entre Dodgson y los Liddell se enfrió, y el reverendo comenzó a hacer muchas otras amigas de corta edad a partir de entonces, lo que Hugh Haughton llama "coleccionismo de niñas". Según el profesor, este modo de vida "ciertamente haría levantar cejas ahora, por parte de los servicios sociales y los padres, y también hizo levantar cejas en su momento". La tatarasobrina de Dodgson, Caroline Luke, insiste en que no se debe juzgar un comportamiento de hace ciento cincuenta años con la moral de hoy en día, y el profesor Nicholas Shrimpton añade que entonces era mucho más reprensible que un hombre soltero pasara su tiempo con mujeres ya sexualmente maduras, que con niñas prepúberes. Hay incluso indicios de que el primer biógrafo de Dodgson, su sobrino Stuart Collingwood, pudo haber reducido a propósito las edades de esas amigas- niñas para disipar cualquier duda de que el interés del reverendo pudiera centrarse en adolescentes y mujeres jóvenes, lo que tuvo "muy extrañas consecuencias". 


"No hay absolutamente ninguna prueba de que las cosas 
[entre Dodgson y las niñas] fueran inapropiadas", Caroline Luke.


Acerca de las fotografías de niñas desnudas, los expertos están de acuerdo en que era algo habitual en la época victoriana entre fotógrafos y artistas, tolerado y alabado por los padres y la sociedad en general. "Como mucha gente, [Carroll] creía que la forma suprema  de la belleza era el cuerpo humano", señala Shrimpton, "Y que la máxima forma de suprema belleza del cuerpo humano era el cuerpo humano femenino antes de alcanzar la pubertad". Frente a Will Self, quien está seguro de que Dodgson era un "pedófilo reprimido", Edward Wakeling dice claramente que quien malinterprete las intenciones del reverendo al fotografiar niñas desnudas "no ha hecho sus deberes". Jenny Woolf insiste en que era algo muy común en la época, correspondiente al culto victoriano por la pureza y la inocencia de los niños, y cita a la fotógrafa Julia Margaret Cameron, contemporánea de Dodgson, como otra especialista en los desnudos de niñas. "Las fotografías de niños desnudos aparecían a veces en postales y tarjetas de cumpleaños, y los dibujos de desnudos, hechos con habilidad, eran alabados como estudios artísticos", había dicho en un artículo de 2010. "Los victorianos veían la infancia como un estado de gracia: incluso las fotografías de niños desnudos se consideraban fotografías de la propia inocencia". La presentadora, no muy convencida, se pregunta en voz alta si aquellos que insisten en que no deben imponerse valores del siglo XXI al período victoriano no están intentando simplemente "proteger a un autor cuya obra amamos".


El último cuarto de hora del documental se centra en la "polémica" fotografía atribuida a Dodgson, en la que se ve un desnudo frontal de una muchachita de unos catorce años (el documental, muy pudorosamente, solo muestra la cabeza). Se trata de una fotografía que  se encontró en Marsella, en el Musée Cantini, con la inscripción “Lorina Liddell, Carroll, Col, MC”. Su legitimidad es muy dudosa desde el momento en que se apunta como autor a "Carroll", quien nunca utilizó su pseudónimo literario para sus trabajos fotográficos, o se usan las siglas "MC" como si correspondieran a Musée Cantini, cuando el propio museo no marca así sus materiales. Como admite la presentadora, Edward Wakeling ya desmintió en 1993 que la modelo pudiera ser Lorina o el fotógrafo Dodgson, comparándola con fotografías verificadas, pero el documental insiste en realizar pruebas forenses por si pudieran demostrar lo contrario. Recurre primero a Nicholas Burnett, especialista en fotografías del s. XIX, quien certifica que la fotografía se hizo realmente en la segunda mitad de ese siglo y no se trata de una falsificación moderna. Tras dar su opinión científica sobre la autenticidad de la fotografía como pieza del s. XIX, Burnett dice que "su instinto" le hace pensar que es de Dodgson. Un segundo experto, David Anley, compara nuevamente a la muchacha de la foto con otras fotos de Lorina y asegura que son la misma. 


Martha Kearney concluye que "si todo esto es verdad", la fotografía arroja una "luz perturbadora" sobre la vida de Lewis Carroll, a la vez que ofrece una posible explicación sobre la "misteriosa separación" del reverendo y la familia Liddell. Se pregunta por qué nadie habría de etiquetar la foto con el nombre de Lorina Liddell si no fuera ella, ya que es una figura secundaria en la vida del autor, y declara que esta "controversia" simplemente refleja la de las otras fotografías del reverendo y su relación con sus amigas-niñas. Termina alabando la atemporalidad de Alicia en el País de las Maravillas y el indiscutible talento de su autor: "El hombre, aunque imperfecto, ha escrito una obra de genio que ha sido redescubierta generación tras generación". 



Viendo que la segunda parte del documental, que había comenzado como una celebración de Alicia en el País de las Maravillas, carga las tintas contra la respetabilidad de su autor, es comprensible que Edward Wakeling y otros entrevistados acusaran a la BBC de mala praxis, ya que en ningún momento les informaron de que sería ése el propósito del programa. La BBC trató de defenderse, muy pobremente, alegando que la decisión de incluir "la polémica fotografía" fue debida a "su descubrimiento" a última hora, lo que es ridículo cuando el propio documental admite que ya se estudió esa fotografía en 1993, y reconociendo su error al no avisar a los colaboradores a tiempo. Edward Wakeling tachó al programa de "terrible y engañoso". Mientras que los espectadores, a juzgar por los comentarios al vídeo y los mensajes a la BBC, apoyan ciegamente la idea de "pedófilo reprimido" y consideran las fotografías "asquerosas y repugnantes", los expertos en Dodgson y estudiosos de su época mantienen que su afición a la compañía de niñas pequeñas y su admiración por sus cuerpos desnudos, si bien eran gustos excéntricos, estaban desprovistos de toda perversión.


Hay biógrafos que van más allá y aseguran que el reverendo Dodgson, que tenía unos deseos sexuales y románticos totalmente sanos, se relacionaba con normalidad con mujeres adultas y habría deseado casarse y formar una familia, pero esto le habría obligado a mudarse a una parroquia propia, lo que chocaba fuertemente con sus intereses. Por una parte, era renuente a abandonar las comodidades de sus habitaciones en Christ Church; por otra, sus numerosas hermanas solteras dependían económicamente de él, y no habría podido seguir mandándoles dinero si hubiera tenido que mantener a su propia esposa e hijos.


Independientemente de las opiniones enfrentadas de los expertos y la voluble crítica de las masas, que tienen a creer la noticia más reciente que han visto sin preocuparse por el trasfondo, que un documental comience con gente disfrazada celebrando en Oxford el 4 de julio, y a la mitad entre de lleno en acusaciones directas de pedofilia, es una decisión ejecutiva más que cuestionable, sobre todo viniendo de una cadena del prestigio de la BBC. Espero que les diera a los productores algo que pensar el darse cuenta de que su elección para conmemorar el 150 aniversario del libro en lengua inglesa más traducido del mundo, después de la obra de Shakespeare, quedara a la altura de una columnilla sensacionalista denostada por los propios entrevistados.





Fuentes: 

Todas los fotogramas son propiedad de la BBC. 



MARCHAL, Louise. "Responding to The Secret World of Lewis Carroll", en the mutability cantos, 3 de marzo de 2015. 

The Secret World of Lewis Carroll, documental completo en Youtube. 

WOOLF, Jenny. "Lewis Carroll shifting reputation", en Smithsonian Magazine, abril de 2010. 


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