Portada original de Emily Gertrude Thomson (1890).
The Nursery "Alice", conocida en castellano como Alicia para los pequeños, Alicia para los más pequeños o Alicia para niños, es una adaptación que Lewis Carroll realizó de su obra más popular, publicada en Londres el 25 de marzo de 1890. Está dirigida a niños "de ninguno a cinco años" y reescrita de manera que los padres la puedan leer en voz alta al tiempo que muestran los dibujos, con frecuentes interpolaciones dirigidas al niño, tipo: "¿Te gustaría saber lo que soñó?" o "¿Qué crees que le pasó? ¡Nunca lo adivinarías!". Además de estar resumida (es una cuarta parte de Alicia), la historia se simplifica omitiendo los juegos de palabras y la mayor parte de los versos del original, cuyo humor paródico se perdería para un público tan pequeño. Contiene veinte de las ilustraciones de Tenniel, redibujadas y coloreadas, y una portada, realizada exclusivamente para este libro, de la destacada ilustradora Emily Gertrude Thomson.
Retrato que E.G. Thomson, amiga de Carroll, realizó en 1880.
Lewis Carroll ya se había dirigido a Macmillan a propósito de una Alicia infantil a principios de 1881, pero otras numerosas ideas la retrasaron casi una década: en 1885 escribió en su diario una lista con todos los proyectos que tenía en mente o en ejecución, y la Alicia para los pequeños aparecía en noveno lugar de quince. En la misma entrada aseguraba que John Tenniel ya estaba coloreando veinte ilustraciones para ese libro, pero el ilustrador también tenía otros trabajos, y hasta finales de 1888 no entregó los dibujos coloreados. Carroll se puso a trabajar en el texto en los últimos días del año, y el 20 de febrero de 1889 entregó el manuscrito a Macmillan.
Sin embargo, como ya había sucedido con Alicia en el País de las Maravillas, Carroll se mostró muy insatisfecho con la calidad de impresión de la primera tirada. Según escribió a Macmillan en junio, los colores de los dibujos eran "excesivamente brillantes y llamativos", y mandó cancelar esa primera edición de diez mil ejemplares. Tras una prolongada negociación, se vendieron cuatro mil copias en Estados Unidos, que la publicó en 1889. Las seis mil restantes se vendieron en 1891 y 1897 como ediciones populares a precios baratos. Carroll mandó imprimir otros diez mil ejemplares, y la obra se publicó finalmente en el Reino Unido en marzo de 1890.
El libro está dedicado a Marie Van de Gucht, una de las amigas-niñas de Carroll. El poema introductorio, "A Nursery Darling" ("La alegría de la casa") es un acróstico que forma el nombre de la muchacha en la segunda letra de cada verso. Contiene también un prólogo dirigido a las madres, una felicitación de Pascua dirigida a los niños (aunque, por la complejidad y el tono, para niños mayores) y un segundo poema. Por su interés y su inconfundible "carrollismo", reproduzco aquí parte del prólogo, en la traducción de Catalina Martínez Muñoz de la edición de Edelvives de 2015:
Tengo razones para creer que Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas es un libro que han leído cientos de niños ingleses de entre cinco y quince años; también niños de entre quince y veinticinco años; y niños de entre veinticinco y treinta y cinco; incluso niños - pues los hay - en quienes ni el declive de la salud y la fuerza ni el hartazgo de la burla solemne y el brillo rebuscado, ni la desesperanza ni tristeza de la vida han logrado secar esa fuente pura de alegría que mana en todos los corazones infantiles; niños de "cierta" edad cuyos años no debemos decir sino enterrar con respetuoso silencio.
La reescritura de Carroll convierte en catorce los doce capítulos del libro original, y cambia algunos títulos, adecuándolos a las modificaciones. El capítulo titulado "El Conejo manda al pequeño Bill" (o "El Conejo manda un billetito", según la traducción) pasa a llamarse "Bill, el Lagarto", y "Consejos de una Oruga" se llama aquí "La Oruga Azul". Resulta muy interesante que, aunque la obra está resumida, también contiene material nuevo. El Perrito al que Alicia encuentra brevemente en el libro original tiene aquí un capítulo propio, "El adorable cachorrito", en que Carroll aprovecha para contar una anécdota sobre el cumpleaños de un perrillo llamado Dash, al que no le gusta nada el arroz con leche.
Con todo, y teniendo en cuenta la edad de los "lectores", el foco de este libro no es el texto sino las imágenes. En la Alicia original solo hay una alusión a las ilustraciones, cuando la protagonista conoce al Grifo ("Si no sabes lo que es un Grifo, mira el dibujo"); en ésta, se remite continuamente a ellas: "Enseguida te contaré de qué hablaron Alicia y la Oruga, pero primero vamos a fijarnos bien en el dibujo". Recordando, sin duda, su propia experiencia como maestro de sus hermanas y hermanos menores, Carroll hace que el niño observe las ilustraciones ("¡Mira cómo le ladra al palito que Alicia le está enseñando!"), y después lo interroga al respecto, despertando su curiosidad ("¿Qué crees que hizo el Conejo?"), estimulando sus reacciones emocionales ("¿No te da muchísima pena?") e interesándose en su opinión ("¿Tú crees que Alicia necesita cortarse el pelo?"). Sus comentarios tienen en cuenta los colores que Tenniel había añadido a las ilustraciones, e incluso hay un momento de interacción física, en el cual, si el niño o el adulto doblan una esquina de la página, pueden mostrar alternativamente al Gato de Cheshire o solo su sonrisa.
Hoy en día es muy común que los libros dirigidos a la primera infancia estén repletos de indicaciones sobre cómo los padres han de leerlos para hacerlos atractivos a los pequeños. En la Inglaterra victoriana existían colecciones de canciones de cuna y rimas infantiles, como Mother Goose's Melody, or, Sonnets for the cradle (circa 1780), de Thomas Carnan, sobre la tradicional figura de Mamá Ganso; o The Nursery Rhymes of England (1842), de James Orchard Halliwell, pero que un autor reconocido adaptara su propia obra para hacerla accesible a todas las edades no era tan habitual. Vanity Fair lo llamó "un libro infantil de lo más encantador", y Athenaeum, al reseñarlo con otros diez libros para niños, le dedicó casi la mitad del artículo y lo consideró "brillante y entretenido".
Esta pequeña Alicia se publicó por primera vez en España en 1977, por la editorial Alfaguara. Curiosamente, esta edición no reproducía la portada de Emily Gertrude Thomson, sino que ponía en su lugar la ilustración de Tenniel de Alicia y el gato de Cheshire. La traducción fue realizada por Agustín Gervás.
Portada de la edición de Alfaguara (1977).
En 1982, la editorial vasca Asuri publicó el cuento en gran formato (aproximadamente en 30x23 cm.), y por primera vez con la portada de Thomson, titulándola "Alicia" para niños. La traducción estuvo a cargo de José Emilio Pacheco.
Portada de la edición de Asuri (1982).
Poco más tarde, en 1988, la editorial madrileña Alborada la publicó nuevamente, en su colección infantil "La locomotora", con el título de Alicia para los más pequeños. Tampoco tenía la portada de Thomson, sino la ilustración de Tenniel de Alicia y la Duquesa, y la traducción era de Mary-Carmen Beaven.
Portada de la edición de Alborada (1988).
Por lo que sé, no volvió a editarse hasta 2015, en una edición conmemorativa del 150 aniversario de Alicia en el País de las Maravillas, como versión española de la de Macmillan, ya con la ilustración original de Thomson en la portada, y traducida por Catalina Martínez Muñoz. Se trata de un libro muy bien presentado, con lomo de tela, bordes dorados y cinta punto de lectura. A esta edición solo puedo reprocharle que la traductora llama al Sombrerero "Sombrerero Loco", cuando en el texto original, así como en Alicia en el País de las Maravillas, en ningún momento se califica como "loco" al Sombrerero, sino a la merienda.
Portada de la edición de Edelvives (2015).
Dos años después, aparecería una nueva edición por parte de la editorial Picarona (sello infantil de la barcelonesa Obelisco), con el título de Alicia para niños, con la portada de Thomson, y traducción de Juli Peradejordi. Esta edición comete un error garrafal al atribuir las ilustraciones a Thomson, cuando solo lo es la de la portada, y el resto, muy evidentemente, son las Tenniel. Una muestra de las veinte primeras páginas de este libro (el prólogo y los cinco primeros capítulos) se puede ver aquí.
Portada de la edición de Picarona (2017).
No conocía esa versión, resulta muy interesante.
ResponderEliminarAunque tengo que reconocer que lo que más me ha llamado la atención de esta entrada es que este libro era la novena cosa de quince que quería hacer Carroll. ¿Cuáles son las otras catorce? Me pica la curiosidad 😊
Sus proyectos consistían principalmente en nuevos tratados matemáticos, y ampliaciones y revisiones de los que ya tenía, además de varios trabajos literarios. Como este blog se precia de satisfacer curiosidades, aquí puedes ver la lista completa, extraída de la entrada del 29 de marzo de 1885 del diario personal de Carroll:
Eliminar1. Suplemento a Euclides y sus rivales modernos.
2. Segunda edición de Euclides y sus rivales modernos.
3. Un libro de curiosidades matemáticas, que pienso llamar Problemas de almohada y otras bagatelas matemáticas. Éste contendrá problemas resueltos en la oscuridad; logaritmos sin tablas; senos y ángulos; un ensayo que estoy escribiendo ahora sobre “Infinitos e infinitesimales”; multiplicación larga abreviada, y tal vez otros.
4. Euclides V.
5. Hechos simples para la cuadratura del circulo, que está casi terminado, y da pruebas factuales de los límites 3.14158, 3.14160.
6. Una lógica simbólica, tratada mediante mi método algebraico.
7. Un cuento enredado.
8. Una colección de juegos y rompecabezas inventados por mí, con dibujos de hadas de la señorita E.G. Thomson. Éste podría incluir también mi “técnica mnemotécnica” para fechas; mi esquema de “escritura cifrada” para registros de cartas, etc., etc.
9. Alicia para los pequeños.
10. Los poemas serios de Fantasmagoría.
11. Las aventuras de Alicia bajo tierra.
12. Shakespeare para niñas. He comenzado por La tempestad.
13. Nueva edición de “Representación parlamentaria”.
14. Nuevas ediciones de Euclides I y II.
15. El nuevo libro infantil que va a ilustrar el señor Furniss. Aún no me he decidido por un título, pero quizá sea Silvia y Bruno.
El propio Carroll comentaba que nunca había tenido tantos proyectos en marcha a la vez, y que a lo mejor tenía "demasiados hierros en la forja". Sin embargo, todos proyectos acabaron viendo la luz, y mis dedicados lectores, como tú, recordarán que ya he comentado varios de ellos.