20 de octubre de 2019

Alicia de Lima y Rodrigues (2011)




Alice no País das Maravilhas es una película de animación por ordenador de la compañía brasileña Video Brinquedo. Fue dirigida en 2011 por Robson Lima y Everton Rodrigues, y producida por Maurício Milani. La banda sonora, que consiste en una sola canción repetida a lo largo de toda la película, fue compuesta, arreglada, producida y mezclada (e interpretada, posiblemente) por Marcos Ottaviano y Marcio Tucunduva, para Ottatu Produções Musicais.

La historia de Video Brinquedo daría para llenar libros, y desde luego ha dado para docenas de vídeo- reseñas y páginas de internet. Esta productora nació en São Paulo en 1994, y durante sus primeros diez años de vida se dedicó al doblaje y distribución en vídeo de series extranjeras (como La pequeña Lulú, Sonic X o The Wiggles: Space Dancing) para el mercado brasileño, así como la producción, en animación tradicional, de películas basadas en cuentos clásicos.  En 2007, sin embargo, la compañía dio un giro determinante a su trayectoria con Carinhos (Cochecitos), su primera película en 3D, cuyo concepto (si bien no su realización) recordaba sospechosamente al de la película Cars que Pixar había estrenado un año antes. En los siguientes tres años, Video Brinquedo se hundió en una desenfrenada orgía de imitaciones de éxitos de Disney, Pixar y Dreamworks, con muy poco presupuesto, y un talento artístico por debajo de la sima de Challenger. Solamente entre 2007 y 2009 produjo unos quince mockbusters, entre los que se contaban nada menos que tres secuelas de CarinhosUrsinho da Pesada (“Oso de peluche pesado”, en 2008, por Kung-Fu Panda de Dreamworks), Abelinhas (“Abejitas”, de 2009, por Bee Movie, también de Dreamworks), o la que suele considerarse más infame de todas, Ratatoing (de 2007, por Ratatouille de Pixar), entre otros engendros.

Este desfile de plagios fue duramente criticado por su desvergonzado empeño en sacar partido de todas las películas de animación del momento, pero también por su propia realización: una animación espantosa, un diseño de personajes plano en sus mejores momentos (atroz en los demás momentos), argumentos y diálogos paupérrimos, y un doblaje insufrible, con la agravante de que algunas voces en inglés pertenecían a grandes actores consagrados, que probablemente no supieron qué estaban haciendo hasta que estuvo hecho. Un ejemplo sangrante es el de Mike Pollock, conocido por ser la voz del doctor Eggman/ Robotnik en las series y videojuegos de Sonic the Hedgehog… que dobló a uno de los personajes de Ratatoing… y apareció en los títulos de crédito del doblaje con un pseudónimo. Comprensible.

Video Brinquedo sigue existiendo en la actualidad, aunque en la última década ha vuelto a las adaptaciones de cuentos tradicionales, a la distribución de contenidos extranjeros de muy dudosa calidad, y a cortos educativos para preescolares. Su último vídeo subido a Youtube data de 2015, y la última entrada de su blog corresponde a 2017. Su página web no parece haber sido actualizada desde 2008. Sabemos por Internet Movie Database que la compañía aún no ha dado su último aliento, probablemente porque está esperando a alguno que se haga lo suficientemente famoso para plagiarlo.

Título en inglés. Because reasons.

Dado que Alicia en el País de las Maravillas es una obra libre de derechos de autor, y no una historia original de otra productora, la versión de 2011 de Video Brinquedo no puede considerarse propiamente un mockbuster, aunque la imitación de conceptos de ambas versiones de Disney salta a la vista. Dura unos 44 minutos y evidencia unos recursos muy limitados. Se trata, en general, de una película para niños pequeños, en la que un narrador se dirige frecuentemente a ellos, y les da consejos y advertencias a propósito de lo que le sucede a Alicia.  



La historia comienza explícitamente en primavera, con Alicia, sola, leyendo en un bosque. El narrador (Gilson Ajala) comenta que “en aquella época” no existían DVD ni videojuegos, así que los niños se entretenían leyendo hermosos libros. Alicia (Rita Almeida) cierra de golpe el libro, mira directamente al espectador y declara: “Este libro me da sueño. No creo que lo termine hoy, ¡vaya rollo de historia!”, y se levanta a pasear. El narrador tartamudea y murmura: “Eeeeh… bueno… ¡no todos los libros eran divertidos!”, en lo que probablemente sea el mejor momento del doblaje de toda la animación.


Alicia pasea admirando y oliendo las flores, cuando aparece junto a ella el Conejo Blanco (Francisco Freitas), quejándose de que va a llegar tarde a su compromiso. Alicia se sorprende de ver un conejo que habla y encima lleva reloj, y sale corriendo tras él.

A diferencia de la mayoría de versiones, Alicia se lo piensa un poco al ver que el Conejo se tira por un agujero en el suelo, y hasta deshace el camino para volver adonde estaba, pero cambia de opinión, regresa y se tira también por el agujero. El narrador comenta que “gracias a su curiosidad, Alicia viviría una gran aventura”, lo que de entrada no parece el mejor consejo para un espectador de corta edad.


Poco antes de llegar al fondo de la madriguera, una burbuja envuelve a Alicia, protegiéndola de la caída. Alicia ve desaparecer al Conejo Blanco tras una puertecita (la única que hay, de hecho), y comprueba con desencanto que ha quedado cerrada con llave, aunque tampoco podría pasar por ella aunque la abriera. Ve entonces la mesita con la llave y la poción “Bébeme”. Bebe de la botellita y se encoge, pero se da cuenta de que la puerta sigue cerrada con llave. Encuentra las galletas “Cómeme” y al comerse una se hace enorme. Se echa a llorar, pero recuerda entonces que aún queda poción “Bébeme” en el frasco, y bebe la cantidad justa para quedarse con el tamaño adecuado para alcanzar la llave, abrir la puerta y pasar por ella.




En este momento termina cualquier semejanza con la historia original de Carroll. El resto de la película se limita a coger personajes “inspirados” en las versiones de Disney, sin más.

A través de la puertecita, Alicia llega a un bosque idéntico a aquel en el que estaba leyendo hace un rato; solo que ahora es de noche. Oye unas voces que hablan de ella, pero no ve a nadie, hasta que al cabo de unos momentos asoman de entre unos arbustos unos personajes que parecen Tweedledee y Tweedledum de la versión de Tim Burton, pero que aquí solo son aludidos como “los gemelos” (Francisco Freitas y Rafael Camacho). Y no llegan a salir de detrás de los arbustos, a lo mejor porque eso de dibujar más piernas y pies de los necesarios no va mucho con Video Brinquedo. 

Las piernas, para Ronaldo, que sabe usarlas.

Los gemelos le hablan a Alicia de la Reina, y se sorprenden de que no la conozca. Cuando Alicia les dice que ella “no es de aquí”, le advierten de que está en peligro, puesto que la Reina es mala, feroz y violenta, y detesta a los forasteros. Alicia se asusta y quiere volver atrás, pero ya no está la puertecita por la que ha llegado al bosque. Los gemelos simplemente se ríen y desaparecen del todo tras los arbustos. 

La Reina me odia. Qué bien.

Alicia se queda sola, pero enseguida oye otra voz que no sabe de dónde viene. Tras un rato hablando con la voz, ve una sonrisa, y finalmente se materializa el Gato de Cheshire (Gilson Ajala). Alicia se sorprende sobremanera de ver un gato que habla; que aparezca y desaparezca no parece impresionarle tanto. 

Todos flotan, Alicia, todos flotan.

El Gato de Cheshire comenta que salta a la vista que es forastera, y le dice exactamente lo mismo que le han dicho los gemelos un minuto antes: que a la Reina no le gustan nada los extranjeros y que vaya con ojo porque la mandará apresar.

Cuando el Gato desaparece del todo, Alicia se va también, y la imagen se centra en una florecilla que en realidad es una cámara oculta, y nos trasladamos al salón de la Reina de Corazones, que al parecer tiene monitorizado todo el País de las Maravillas.



Heart-o-Vision

La Reina de Corazones (Ana Maria Brandão) ha visto a Alicia a través de sus cámaras, y su presencia no le hace ninguna gracia.

We are not amused.

Pulsando un botón en el brazo del trono real, convoca a dos Soldados-Carta, a quienes comunica que una niña se ha infiltrado en el País de las Maravillas. Por si no lo sabían, les recuerda que a ella no le gustan nada los intrusos, y les ordena que la encuentren y “ya saben qué hacer”.


Los Soldados CartaaAAAAAAAAAAAAAGH!!!

¡Santo cielo! Mientras tanto, Alicia llega a una mesa en el bosque, donde están el Sombrerero (Sidney Cesar), la Liebre de Marzo el Conejo Blanco y, ausente para la comodidad de los animadores, el Lirón.

El Sombrerero que no se parece nada al personaje de Johnny Depp, 
ni en los ojos dicromáticos.

El Sombrerero y la Liebre el Conejo le dicen a Alicia que la estaban esperando para celebrar juntos su no-cumpleaños, y le explican en qué consiste (pasaje tomado de la versión de Disney de 1951). Pero a continuación añaden que tampoco es momento de celebraciones, porque la Reina, ¿no lo sabías, niña?, tiene leyes muy severas contra los extranjeros, ya que los no le gustan nada, pero nada. Una boca con pies aparece, parlotea sin sentido y se va sin más.

Porque sí.

Alicia dice que no sabe cómo salir de allí, y comprobamos que en el País de las Maravillas nadie se toma en serio la xenofobia.

Alicia: Pero yo quiero irme a mi casa.
Conejo: ¿Quieres irte? ¡Con la bienvenida que te hemos dado! ¡Si hasta te hemos preparado una fiesta de no-cumpleaños!
Alicia: ¡Pero la Reina quiere apresarme!
Conejo: Oh, pero eso no es nada personal. Es que odia a los extranjeros.

Cuando Alicia insiste en que quiere volver a su casa y les ruega que le enseñen el camino, el Sombrerero le dice que el camino solo se mostrará después de que haya pasado por él. Alicia le dice que no lo entiende, a lo que el Sombrerero replica que “entender es un lujo en estos tiempos”. La boca vuelve a asomarse, decir algo incomprensible y desaparecer. Alicia se marcha muy frustrada.

Alicia llega a una roca que “parece de plástico” y vuelve a oír una voz que no sabe de dónde viene. “Solo faltaba eso, una piedra que habla”, dice en tono de fastidio. Pero la voz en realidad pertenece a un sapo (Tiaggo Gimarães). 


El Sapo parece haberse lamido a sí mismo.

El Sapo piensa que Alicia es una princesa, y está muy contento porque así podrá darle un beso y romper el hechizo. Alicia le aclara que no es ninguna princesa, y el Sapo se lamenta de que “encima de que son pocas las niñas que pasan por aquí, ninguna es una princesa, como esa otra de la caperuza roja”. Alicia le dice que eso es de otro cuento y le pregunta si conoce el camino para volver a su casa. El Sapo sigue reclamando un beso, así que Alicia se marcha. 

En otro lugar del bosque, los Soldados-Carta están buscándola. Han visto sus huellas y están tratando de averiguar de qué clase de intruso se trata. Aparentemente, son secuaces tan capacitados como Rocksteady y Bebop, porque, tras llegar a la conclusión de que las huellas corresponden a una niña pequeña, rechazan la idea porque a la Reina no le preocuparía una simple niña, y llegan a la nueva conclusión de que debe de tratarse de un monstruo gigante.


¡En verdad te digo que son huellas de monstruo!

Paralelamente, Alicia lleva mucho tiempo caminando, y teme perderse, así que deja unas señales en el suelo para saber si pasa dos veces por el mismo sitio. El Gato de Cheshire aparece para advertirle de que, efectivamente, está dando vueltas en círculo, y de que la Reina ya la está buscando, pero que las Cartas no son muy inteligentes ni tienen mucha memoria. 

No soporta perder ni al tres en raya.

Justo entonces aparecen las Cartas, y el Gato logra despistarlas diciéndoles que ha oído rumores de que hay un monstruo en el otro lado del bosque. Las Cartas le agradecen el soplo y se van corriendo. El Gato le dice a Alicia que por esta vez se ha librado, pero que no siempre podrá contar con la estupidez de las Cartas. Cuando Alicia le pregunta si sabe el camino para volver, el Gato le contesta que nunca saldrá del País de las Maravillas si sigue caminando, y desaparece.

En el palacio, la Reina se impacienta y llama a otros dos Soldados-Carta.

¡Dioooooosssssss! ¡Hay más!

La Reina les ordena que vayan a buscar a la intrusa. Cuando una de las Cartas observa que “el capitán” ya ha partido con ese propósito, la misma Reina dice que a esas alturas ya se habrá olvidado de su misión, y les indica a estas dos Cartas que se lleven un pelotón entero para ver si entre todas se acuerdan de que deben capturar a una niña pequeña.

Alicia, mientras tanto, encuentra unas flores que tienen el aspecto de helado y huelen como helado, de modo que decide probarlas para comprobar si realmente son helado. Lo son, pero la encogen a un tamaño minúsculo. 


El Sombrerero llega por casualidad, le explica que para recuperar su tamaño debe comerse otras flores, y se marcha porque tiene un compromiso ineludible.


Alicia encuentra las otras flores (están justo al lado), pero es demasiado pequeña para alcanzarlas, y se echa a llorar. De repente, una de las flores la impulsa suavemente para que caiga flotando en la corola de otra. Alicia exclama “¿Quién dijo que llorando no se arregla nada?” y come un pedacito de la flor, con lo que recupera su tamaño normal.


Para su desgracia, justo entonces llegan los Soldados-Carta (tres, esta vez), que la apresan y finalmente la conducen a la presencia de la Reina de Corazones.


La reina, tras decir un par de veces “¡Excelente!” al estilo del Sr. Burns, muestra su satisfacción por haber atrapado a Alicia, ya que no le gustan nada los intrusos, y le comunica solemnemente que ha infringido las leyes del País de las Maravillas. Alicia asegura que ha sido sin querer (“eso dicen todos”, comenta la Reina), que ha llegado a su país por accidente, y que solo está deseando volver a su casa. La Reina, sin embargo, le comunica que el castigo por entrar en su país es quedarse para siempre en él, y manda llamar al Primer Ministro. El cual es, nada menos, que el Gato de Cheshire.

De mascota de la Duquesa a Primer Ministro.


Alicia se decepciona al ver que el Gato está al servicio de la Reina. Le dice que creía que la iba a ayudar, y que sin embargo trabaja para esa… ¡esa BRUJA! La Reina se indigna al oír tal apelativo, pero a Alicia ya no le importa nada: “¿Y qué va a hacer? ¿Apresarme?”. Pero no: el castigo por ofender a la Reina es algo más severo… ¡la guillotina!

Los Soldados-Carta llegan inmediatamente para llevarla al patíbulo y Alicia, aterrorizada, cae de rodillas. “¿No te acuerdas?”, le dice el Gato de Cheshire. “Te dije que nunca saldrías del País de las Maravillas si seguías caminando”. Alicia cierra los ojos con fuerza y comienza a repetirse en voz alta: “Esto no está pasando, esto no está pasando, no está pasando, no está…”.


…y se despierta debajo del árbol, mientras una voz la llama para tomar el té. Alicia recoge su libro y se marcha alegremente.


El narrador concluye: “Todo había sido un sueño… ¿o no?” mientras se enfoca en una rama al Gato de Cheshire, y éste empieza a reír de una manera que solo se puede calificar de histérica.



Solo Video Brinquedo podría coger Alicia en el País de las Maravillas y convertirla en 1984 para niños de seis años. Es inexplicable por qué, en vez de simplemente seleccionar escenas y diálogos, como hacen todas las versiones cortas (por ejemplo, la de Rankin-Bass o la de Sodao Nozaki), se inventan el “argumento” de que la Reina odia a los forasteros, y por tanto Alicia tiene que volver a su mundo cuando antes. La escena de los gemelos y la primera aparición del Gato de Cheshire sirven exactamente para lo mismo y no hacen avanzar la historia; las del Sapo y la de las flores que hacen disminuir y crecer a Alicia no tienen aportan absolutamente nada. Suprimir pasajes del texto original para crear otros nuevos no es nada malo si lo nuevo mantiene el espíritu del texto y resulta interesante o divertido, pero la mayoría del material nuevo no es ni lo uno ni lo otro. Tiene cierta gracia, al menos, la escena en que los dos primeros e incompetentes Soldados-Carta discuten sobre la naturaleza del intruso al que persiguen… siempre que hayamos superado su demencial aspecto.


La animación es simple y limitada, con modelos y fondos reutilizados continuamente. Solo hay cuatro escenarios: el bosque (con luz diurna en el mundo real, y crepuscular en el País de las Maravillas), la madriguera del Conejo, el Vestíbulo de la Única Puerta, y el salón de la Reina. Los personajes se han reducido al mínimo, a pesar de lo cual se añaden dos completamente inanes como el Sapo y la boca con patas, papel este último que podría haber desempeñado perfectamente el Lirón. 


La banda sonora consiste en una sola canción de pop ligero, “Hora do chá” en que se alternan las partes cantadas e instrumentales, y se repite hasta la saciedad. Además, en ocasiones se usan los efectos de sonido propios de los dibujos animados de los 90, precisamente en las ocasiones en que menos falta hacen: hay un efecto para cuando Alicia coge la botella de la mesa y la vuelve a dejar, o para cuando se sienta en la silla en la merienda del bosque. Son efectos que en una animación por ordenador quedan muy extraños, sobre todo al ser usados en movimientos que normalmente no conllevan ruido.

La escritura, en fin, tiende a ser terrible. Hay algunas réplicas ingeniosas, pero la mayoría de los diálogos son innecesariamente largos y repetitivos, y pocas cosas de las que dicen los personajes tienen continuidad ni resolución, como la frase del Sombrerero de que “el camino solo se mostrará cuando ya lo hayas recorrido” o la del Gato de “nunca saldrás de aquí si sigues caminando”. ¿Significaba, desde el principio, que Alicia solo tenía que quedarse quieta y cerrar los ojos para volver?

Con todos estos defectos, la animación es colorida y entretenida si tenemos en cuenta el público para el que está pensada, pero por eso mismo, algunos motivos resultan preocupantes. Si un niño con edad suficiente para comenzar a sacar conclusiones mira esta película, oirá que la curiosidad lleva a grandes aventuras, que odiar a los extranjeros no es nada personal, que llorando se arreglan las cosas, y que, en una situación de extrema angustia, solo hay que cerrar los ojos y decirse a uno mismo que “no está pasando” para que no pase.  Eso, si la cara de las Cartas no le ha creado un trauma de por vida.

La película se puede ver gratuita y legalmente en el canal oficial de Video Brinquedo, en portugués. No me consta que haya sido editada en DVD ni doblada a otros idiomas, ni me consta que haya necesidad alguna. ¿Es la peor animación de Alicia en el País de las Maravillas? En mi opinión, no. Tiene poco del texto original, pero resulta entretenida y es lo suficientemente corta para que la falta de desarrollo argumental se evidencie demasiado. Se puede ver; es mala con ganas, y las Cartas meten un susto de tres pares de narices, pero se puede ver. No como otras.

Fuentes:





1 comentario:

  1. Lo de decirle a los niños que "en aquella época se leían libros porque no existían los DVD ni los videojuegos" es como darles a entender que, teniendo las tres cosas, los libros deberían ser siempre su última opción. Quizá la intención de la frase no era esa, pero seguro que muchos niños lo interpretarán así. Y lo de que "no todos los libros eran divertidos", como si todos los videojuegos y DVD´s si lo fueran, es de una torpeza terrible.

    Y siguiendo con las frases épicas, las dos que suelta El Sombrerero. "El camino se mostrará después de haber pasado por él" y "Entender es un lujo en estos tiempos"... sinceramente, estoy convencido que mientras hacían la película, alguien del estudio pidió comida china a domicilio y esas son las frases que les salieron en las galletitas de la suerte, y las incorporaron sobre la marcha, sin más.

    Los personajes sustitutos son también terribles. ¿Una boca con patas? Imagino que alguien le dijo al animador "Esta escena es algo sosa, vamos a meter un personaje más, que llegue andando y diga algo" y el animador pensó "¿Solo tiene que andar y decir algo? Vale, una boca con patas".

    La Reina de Corazones se parece al cazador Gastón de La Bella y la Bestia travestido, y sus soldados-carta (¿son todos ases de corazones y picas?) parecen el tipo de baraja con la que el Joker retaría a Batman a una partida de Blackjack a vida o muerte. En términos generales, parece más una película de terror que una infantil.

    Entiendo que la productora probablemente sea modesta, cuente con pocos medios y un presupuesto muy limitado, pero algunas cosas como el gato o los soldados cartas parecen hechos con mala intención.

    ResponderEliminar

Artículos más leídos