Esta versión de Alicia es una brevísima adaptación (veinte minutos) de dibujos
animados, producida y dirigida por los estadounidenses Arthur Rankin Jr. y
Jules Bass. Fue el episodio 16, emitido el 11 de febrero de 1973, de la serie “Clásicos
familiares” (Festival of Family Classics,
1972- 1973), que incluía tanto obras literarias infantiles y juveniles como
cuentos populares.
El estudio Rankin-Bass (fundado en
1960, clausurado en 1987, y conocido en sus primeros años como Videocraft
International) produjo y dirigió todo tipo de programas de dibujos animados:
películas, series y especiales para televisión; también realizó animación en
volumen, y algunas colaboraciones en películas de imagen real. Se hizo conocido
por la película de animación en volumen Rudolph,
el reno de nariz roja en 1964, que comenzó una tradición de especiales de
Navidad, narradas por alguna celebridad del momento. La última sería La vida y aventuras de Santa Claus en
1985. Rankin-Bass también adaptó El Hobbit en 1977 y El retorno del rey en 1980; los derechos para los otros dos
volúmenes de El Señor de los Anillos
los tenía otra productora. En su época final, su serie más reconocida fue Thundercats, de 1985.
El guion de esta adaptación de Alicia fue escrito por Sandy Glass y la
música estuvo a cargo de Maury Laws. La animación se llevó a cabo en los
Estudios Mushi, bajo la dirección de Osamu Tezuka.
Debido a que es tan corta, la
adaptación solamente recoge el argumento básico del sueño de Alicia y presenta
algunos de los personajes principales, pero reduce la historia al mínimo y
recorta y altera todos los diálogos. Los actores de doblaje están creditados al
final, pero no aparece el personaje que dobla cada uno; solo me ha sido posible
identificar a los de Alicia y el Gato de Cheshire.
El episodio comienza con Alicia
(Donna Miller) sentada bajo un árbol en el jardín de su casa, aburrida mientras
su hermana lee un libro. Ve al Conejo Blanco, que se lamenta en voz alta de que
llega tarde a la partida de croquet de la Reina, y sale corriendo tras él.
Cae por su madriguera hasta el
Vestíbulo de las Muchas Puertas, y rápidamente consigue abrir la puertecita al
jardín, combinando la llave, la bebida que hace disminuir y la galleta que hace
crecer. Entra en el País de las Maravillas, donde observa que los pájaros
vuelan hacia atrás y se vuelven a meter dentro del cascarón cuando llegan al
nido.
De inmediato vuelve a ver al Conejo
Blanco, que la confunde con su criada Mary Ann y le ordena que vaya a su casa a
buscarle los guantes y el abanico. Alicia echa a correr, y por el camino piensa
que, si ayuda al Conejo, quizá pueda enseñarle el camino de vuelta a su casa;
desde ese momento, es la única motivación de Alicia.
Al entrar en casa del Conejo, Alicia
cae en la tentación de beber de un frasquito, y crece hasta quedarse atascada
en la casita.
El Conejo llega buscándola y, aunque se sobresalta al principio,
enseguida le pone en la mano una galletita para que vuelva a encoger. Alicia
recupera su tamaño, sale por la puerta, le da los guantes y el abanico al
Conejo y le pide disculpas por las molestias. Se presenta con su nombre, y
resulta que el Conejo la conoce: “Ah, eres la que vive en la casa grande.
Tienes una hermana, ¿verdad?”. Le da instrucciones para llegar a un árbol con
un agujero a través del cual podrá volver a su casa, y Alicia echa a andar por el
bosque.
Se encuentra con una Oruga, que no
fuma en narguile (¿una auto-censura, quizá, por parte de Rankin-Bass?), pero
está muy soñolienta. Le explica que puede cambiar de tamaño con los lados de la
seta, y Alicia come un trozo de cada para probar.
A continuación se encuentra con el
Gato de Cheshire (Paul Soles). Le explica, como a la Oruga, que está buscando
el camino para volver a su casa, y el Gato le dice que para llegar al árbol deberá cruzar el jardín del Sombrerero.
Va entonces a la casa del Sombrerero,
quien está tomando el té con la Liebre y el Lirón. Cuando Alicia les pregunta
si pueden ayudarla a encontrar el camino a casa, los tres la llevan por
difíciles caminos: remontan un río en una balsa de troncos, recorren una
caverna llena de murciélagos, saltan de un precipicio para rebotar en enormes
hojas y flores… y acaban volviendo a la casa del Sombrerero. La Liebre admite
que no tenían ni idea del camino.
Alicia rompe a llorar, pero vuelve a ver al
Conejo Blanco, y lo sigue con la esperanza de que le explique de nuevo cómo
llegar al árbol con el agujero.
Se encuentra entonces en la playa y
ve a la Tortuga Falsa, que está llorando. Intenta preguntarle dónde está el
árbol, pero la Tortuga la interrumpe para contarle su triste historia. Al
final, tampoco sabe decirle cómo llegar al árbol desde allí. Alicia se aleja
lamentándose de lo poco útiles que son las criaturas de ese mundo.
Llega al jardín de la Reina, donde
encuentra a los Jardineros-Carta (que por cierto son del palo de Tréboles)
pintando las rosas de rojo. Llegan los Reyes con su comitiva, y la Reina ordena
decapitar a los jardineros, pero Alicia les ayuda a esconderse detrás de una
gran maceta.
La Reina invita a Alicia a unirse a
ellos al juego de croquet. Alicia los acompaña, pero no participa. Aparece el
Gato de Cheshire, y aunque al principio la Reina no le hace mucho caso y le
dice “gatito bonito”, el Gato se insolenta con el Rey, quien llama a su
consorte para que lo mande decapitar, lo que ésta hace sin ningún problema. El
verdugo sí encuentra problemas para cortar una cabeza que no está unida a
ningún cuerpo, y el Gato disfruta mareando al verdugo y al Rey.
Pero la Reina
también se impacienta, y acusa a Alicia de las “cosas raras” que están pasando
desde que ella ha aparecido. Alicia le ruega que le explique cómo volver a su
casa, ya que no tiene otro deseo, pero se da cuenta de que todos la miran mal y
murmuran entre ellos, y sale corriendo, con el ejército tras ella.
Vuelve a pasar por la playa de la
Tortuga Falsa y por la casa del Sombrerero, y repentinamente encuentra el árbol
con el agujero en el tronco por el cual podrá volver a casa. Pero se da cuenta
de que los Soldados-Carta están a punto de darle alcance, y decide comer un
trozo de hongo para crecer y asustarlos.
Sin embargo, el trozo que muerde la
hace diminuta, del tamaño de un insecto, y aunque sus perseguidores la pierden
de vista, se echa al suelo y rompe a llorar, porque con ese tamaño nunca podrá
llegar al árbol.
Se despierta entonces en el regazo de
su hermana y le intenta contar sus aventuras. Su hermana le dice que estaba
soñando, pero, por un momento, ve al Gato de Cheshire. La hermana piensa que
han sido imaginaciones, pero entonces la cabeza del Gato vuelve a aparecer, le
guiña un ojo a Alicia, y desaparece de nuevo, quedando solo su sonrisa. Alicia
insiste en que no estaba dormida ni soñando… ¿o quizá sí?
Resulta bastante obvio que con un
límite de tiempo de veinte minutos es difícil hacer una versión plausible de Alicia en el País de las Maravillas.
Esta película reduce al mínimo los personajes y los diálogos, y presenta a una
Alicia a la que la fascinación de estar en un lugar extraño le dura medio
minuto y pasa el resto del tiempo llorando y queriendo volver a casa. Por una
parte, el diseño de Alicia corresponde realmente al de una niña de siete años,
por lo que su angustia se puede entender; pero por otra se pierde el espíritu
de emoción y descubrimiento del texto original. Alicia apenas pasa tiempo con
los personajes a los que encuentra; apenas habla con ellos antes de que la
dejen o se marche ella. El pasaje de la Tortuga Falsa es completamente inútil
desde el punto de vista argumental, así como el “viaje” al que el Sombrerero y
los demás se llevan a Alicia para acabar volviendo adonde estaban: son minutos
de metraje que podrían haberse utilizado para escenas más significativas.
La animación es bastante buena para
la época (aunque aún se nota demasiado la colocación de las figuras sobre el
fondo), y el diseño de Alicia lo encuentro personalmente encantador.
Tiene algunos
detalles que no suelen aparecer en otras versiones, como el mostrar que Alicia
ayuda a esconderse a los Jardineros-Carta, o la discusión entre el Rey y el Verdugo
sobre si se puede decapitar o no una cabeza sin cuello. Pero la película parece
hecha con prisas, quizá por exigencia de la emisión. Algunos pasajes parecen
estar sin terminar: cuando Alicia cae por la madriguera del Conejo, se ve solo
un fondo de colores, sin ningún objeto en las paredes; el cartel de la casa del
Conejo cambia notablemente de tamaño en dos fotogramas distintos; y la vajilla
de la Loca Fiesta del Té, directamente, está sin colorear.
No la considero una película mala,
pero podría haber destacado si le hubieran dado al menos el doble de metraje y
hubieran dedicado un poco más de atención a los detalles. Hubo dos películas
dentro de la misma serie de “Clásicos Familiares” que se dividieron en dos
capítulos: Veinte mil leguas de viaje
submarino y La vuelta al mundo en
ochenta días. Una versión de cuarenta minutos de Alicia fue una posibilidad que el estudio Rankin-Bass,
lamentablemente, no tuvo en cuenta.
Ossea, te lo juro... Ni cuarenta minutos... cutre de la muerte.
El episodio fue editado en DVD en
2012 por Universal Pictures Home Entertainment, metido con calzador con los
episodios de Cenicienta, Blancanieves y La Bella Durmiente en una recopilación de “Princesas”. Se puede
encontrar fácilmente en canales de vídeo de Internet.
Fuentes:
Internet Movie Database
Yo veo bien que, disponiendo solo de 20 minutos, se inventen escenas nuevas. Es una forma de destacar sobre otras versiones de más presupuesto y metraje. La escena del viaje en balsa, completamente inútil, creo que encaja bien en la ambientación general de el País de las Maravillas: un viaje que un grupo emprende sin que ninguno de ellos tenga ni idea de a donde van o como llegar. Es el tipo de cosa que creo que los habitantes de ese mundo harían. Mientras no rompa con la estética y la lógica interna de la obra, no veo mal que se inventen cosas en lugar de hacer adaptaciones totalmente fieles que casi no aporten nada nuevo.
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