15 de abril de 2019

Alicia de Michael Conroy (2010)



Si está leyendo esto después de haber visto la carátula de esta adaptación, querida lectora, querido lector, le felicito por la fortaleza de su estómago y le doy la enhorabuena por no haberse arrancado los ojos. Pero desde ahora le digo que no será ninguna vergüenza si no lee el resto del artículo. Repito: no será ninguna vergüenza si no lee el resto del artículo. Llegando hasta aquí ya ha demostrado más valentía y dignidad que Michael Conroy y sus alegres e incompetentes secuaces, y aprecio demasiado a mis dos lectores como para poner en peligro su cordura. Si decide continuar, tenga a mano varios tragos de la bebida más contundente que pueda encontrar. Personalmente, yo logré llegar al final de la película a base de infusión de hibisco, que me sienta como una bofetada.


Michael Conroy perpetró esta versión de Alicia en el País de las Maravillas en 2010. No en 1910, como pueda parecer por la calidad de la animación. No tengo muy claro de dónde surgió este director (la película, sí que tengo claro que surgió del mismo sitio que esas pesadillas en las que uno sueña que muere y se muere de verdad). Internet Movie Database le atribuye otras dos películas de terror de la serie B y un documental sobre la pesca en lagos helados. Filmaffinity lo identifica, pero al parecer erróneamente, como co-director de una compilación de cortos de terror pornográfico. No me ha apetecido indagar mucho más.


Esta película, por no decir atentado, no tiene doblaje, banda sonora original ni canciones propias. El material sonoro en su totalidad corresponde a una radio-narración que se emitió por la NBC en 1948, dentro de la serie “NBC University Theatre on the air”, dirigida por Andrew C. Love y con música de Henry Russell. Un narrador (Don Stanley) presentaba el libro, y un reducido grupo de actores interpretaba a los personajes y cantaba las canciones, en una versión, bastante correcta, adaptada a una hora de narrativa. Para los amantes de las coincidencias y las ironías poéticas, la actriz que hacía de Alicia se llamaba Dinah Shore, y el que hacía de Conejo Blanco era Arthur Q. Bryan, conocido por ser la voz del cazador Elmer Fudd, que siempre intentaba matar a Bugs Bunny.


Debido a su antigüedad, esta grabación está libre de derechos de autor y se encuentra a disposición del público en varias páginas de internet. De modo que Michael Conroy descargó un archivo en mp3 y lo utilizó en su integridad como material sonoro de su grabación. Tal como suena. Legal, pero ruin.


Ya que no tuvo que invertir absolutamente nada en actores de doblaje, compositores ni letristas, uno pensaría que Michael Conroy ahorró bastante presupuesto para dotar de modo magnánimo a diseñadores y animadores. Aparentemente, no fue así. Los conceptos de personaje y fondos parecen hechos por un niño de preescolar y coloreados con MS Paint. A lo largo de toda la película, el cielo es un bloque azul y el campo un bloque verde, tan claramente delimitados como las franjas de una bandera. Los brazos de Alicia y otros personajes son, literalmente, una raya alargada con cuatro rayitas cortas al final. Nada en los conceptos, el coloreado, o los movimientos espasmódicos que pretenden ser animación, da a entender que los realizaron profesionales y no un par de amigos aburridos que se pusieron a manosear los programas de diseño gráfico gratuitos un día en que no les funcionaba internet.


Sumerjámonos, en fin, en este pozo de miseria. 


La película comienza con algo que parece la Torre Eiffel en medio de un campo (no del Campo de Marte, donde realmente está, sino en medio de un campo despoblado) eyaculando unas estrellitas brillantes por la punta; tras observar unos segundos entendemos que debe de ser una antena de transmisión radiográfica común. A continuación, vemos un oso de peluche que escucha un extraño aparato de radio en lo que es un horrible, horrible trabajo de Photoshop chino gratuito, y vuelve la torre de las estrellitas. Después se abre un telón y aparece una criatura con esmoquin (supongo que es una rana, pero es mucho suponer) que habla a un micrófono totalmente desproporcionado, y hace el papel de narrador. Presenta el libro de Alicia en el País de las Maravillas y a su autor Charles Dodgson, del que se muestra un retrato muy imaginativo. Y entonces viene... esto.


Las olas rugientes del río Támesis no son lo peor de este dibujo.

Esto. Esto va a ser el resto de la película.


Alicia se aburre de estar con su hermana en la orilla del río (y normal que se aburra, porque el libro de su hermana no tiene dibujos ni grabados, ni siquiera letras), se adormece, ve al Conejo Blanco, lo sigue, y se cae en su madriguera (que es un agujero en medio de un suelo completamente pelado, visible a cuarenta metros). Come, bebe, crece, encoge, llora, etc. 


Llora, Alicia, llora. Tienes mucho por lo que llorar.

Tras la canción “El pequeño cocodrilo”, bellamente interpretada por Dinah Shore, Alicia se da cuenta, con una gran sonrisa, de que se va a ahogar en sus propias lágrimas. 


Adivina qué animales hay en esta imagen.

Se encuentra con el Ratón, salen del agua, y tiene lugar la Carrera Loca, que consiste en que cinco personajes dan “saltos” (es decir, se mueven arriba y abajo) durante unos segundos. Solo han “animado” las bocas de Alicia y el Ratón, incluso cuando se oye un coro de vítores que de modo muy obvio incluye más de cinco voces. Uno de los personajes es un pelícano cuya única animación es que mueve la lengua (una lengua de mamífero, ancha, plana y de punta redondeada) de un extremo a otro de su pico. Una y otra vez. Es tremendamente inquietante.


Alicia se pasea, se encuentra de nuevo con el Conejo Blanco, que la confunde con su criada Mary Ann, y va a su casa, que es la típica casita que adorna las paredes de todas las clases de parvularios del mundo. El jardinero Pat es una criatura inidentificable. La animación de toda esta secuencia es un suplicio. 


Alicia sale de casa del Conejo y se encuentra con la Oruga. Muy oportuno que la seta donde está aposentada sea tan alta que Alicia apenas pueda asomar la cabeza por ella; así se ahorran de dibujar el resto del cuerpo (lo que a fe mía que es un esfuerzo titánico). Alicia recita “Eres viejo, padre William”, pero la Oruga no da a Alicia el consejo de comer un lado de la seta para crecer y otro para menguar, por lo que en el resto de la historia no cambia de tamaño, cosa que seguramente agradecieron los animadores y mucho más los espectadores.


Sigue Alicia su periplo y llega a casa de la Duquesa. El Lacayo- Rana y el Lacayo-Pez eran muy difíciles de dibujar y aquí son reemplazados por cartas. La Duquesa está hecha con un círculo grande para el cuerpo y un círculo pequeño para la cabeza y, por algún motivo, es negra. La Cocinera, también por algún motivo, es un ratón, y no está cocinando en unos fogones ni en una chimenea sino en una hoguera de leña. Alicia conversa con la Duquesa, cantan la “nana” del bebé-cerdito (que está por ahí, en el suelo) y cuando la Duquesa se va a la partida de croquet de la Reina, Alicia se lleva al niño. Los platos no comienzan a volar y estrellarse hasta el momento en que Alicia sale, y no hay nadie que los esté tirando.


Alicia deja al Cerdito en el suelo y se encuentra con el Gato de Cheshire, que tiene la voz más aguda y chirriante que ningún actor de doblaje haya podido perpetrar (en lo que, dicho sea, es el único defecto que puedo encontrarle a la radio-narración de la NBC). Tras una conversación insufrible, Alicia decide ir a la casa de la Liebre de Marzo.


Sonreír como un Gato de Cheshire.

Llegamos a la Loca Merienda del Té. ¿Dónde está mi infusión de hibisco? Necesito un chute ahora mismo.


Tengo una adivinanza. ¿En qué se parece esto 
a Alicia en el País de las Maravillas?


La casa de la Liebre es la misma que la del Conejo Blanco; debió de recomendarle al contratista. De hecho, la Liebre también es la misma que el Conejo, con otro color. La diseñadora probablemente no sepa que las liebres y los conejos son animales diferentes. El Lirón no es un Lirón; es otro Ratón. La diseñadora probablemente no sepa cómo es un lirón. Sigamos.


Alicia llega al jardín de la Reina a través del tronco de un árbol y se encuentra a las Cartas que pintan las rosas de rojo. Se oyen unas trompetas y llegan el Rey y la Reina de Corazones con su séquito. O eso pasaría en otras películas, no en ésta. El Rey y la Reina de Corazones se presentan con toda su inexistente corte.


Estudiar las proporciones es divertido y fácil.

La partida de croquet consiste en que todos los personajes aparecidos hasta el momento (once o doce, incluyendo cinco cartas) están sentados en unas gradas, mientras que en suelo hay una especie de grapas repetidas varias veces en otro penoso trabajo de Photoshop barato, y un palo a rayas. Se ve por un momento al Conejo Blanco golpear una pelota con el único flamenco que hay. Muy comprensiblemente, Alicia se aburre y se va a pasear, encontrándose con el chirriante Gato de Cheshire y con la Duquesa étnica.


¿Hay una moraleja oculta, o solo mucho dolor?

Después de que la Reina se deshaga de la Duquesa, invita a Alicia a ver al Grifo. Que, como podemos imaginar, no es un Grifo. Es un Dragón.


Yo contigo cantaré.

El propio Lewis Carroll incluyó en el texto de Alicia el siguiente consejo: "si no sabéis lo que es un Grifo, mirad el dibujo", porque ya tenía en cuenta la magnífica ilustración que John Tenniel había hecho del Grifo. La diseñadora es totalmente incapaz de seguir un consejo tan simple y sabio. No sabe cómo es un Grifo, no quiere molestarse en mirar en internet cómo otros ilustradores han interpretado un Grifo, así que dibuja un dragón. ¿Quién se va a dar cuenta? ¿Los mismos que no han notado que el Conejo y la Liebre por un lado, y el Ratón y el Lirón por otro, son iguales entre sí?


¿El Dragón ha muerto? ¡El Dragón ha muerto!

Alicia habla con el Dragón y la Tortuga Falsa, y se va al juicio, en el que comparecen el Sombrerero, la Cocinera, que se ha traído de casa su enorme fogata de leña (por no molestarse en dibujarla otra vez sin ella, supongo). Alicia se enfrenta a la Reina, y, ante la amenaza de los Soldados-Carta, el Dragón se la lleva volando... y se despierta. Le cuenta a su hermana su sueño, el presentador con el micrófono más grande que él se despide, y por fin termina esta tortura.


He despertado de un hermoso sueño en el que me moría.

Es todo horrendo. Vergonzoso. Daría lástima si no supiéramos que esta abominación la han perpetrado adultos que han cobrado por ello. La película se vende en DVD, y hasta creo que en Blu-Ray, e incluye un documental de “cómo se hizo”. Qué cuajo, Michael Conroy, y tu equipo de tres personas. Qué cuajo.


Como he comentado, la radio-narración de la NBC, sin ser sobresaliente, es bastante correcta y entretenida. El doblaje es bueno (salvo el del Gato de Cheshire, que se hace insoportable) y las canciones suenan dulces y agradables. La adaptación para un programa de una hora es también decente; mantiene las escenas más importantes del libro y no se hace pesada. Y antes pagaría por ella que por el engendro animado que le han añadido. Los dibujos dan vergüenza ajena, habida cuenta de que los han hecho personas adultas y sin ninguna discapacidad intelectual; lo que han intentado hacer pasar por animación no tiene nombre. Que alguien se sienta orgulloso de algo así y pretenda cobrar por ello es indignante. ¿Hacer esto en un fin de semana con tus colegas y publicarlo luego en internet para echarte unas risas? Estupendo, adelante, todo el mundo tiene derecho a pasar el rato con el MS Paint. ¿Sacar un DVD y venderlo, pretendiendo aprovechar el estreno de la versión de Tim Burton? Patético.


Quien haya llegado al final de este artículo ya ha tenido suficiente dosis de espanto. La película está en varios canales de vídeo, y no recomiendo verla excepto si es necesario invocar a Cthulu, o ahuyentarlo. Mi reseña no le hace justicia; es mucho peor de lo que parece. Yo la he visto, pero yo ya estoy muerta. Corred, insensatos. Corred.


¡Gracias! ¡Volved pronto!


Fuentes:


Animation Ramblings


Internet Movie Database


Filmaffinity 


Open Culture


Extras: música, francés, lavado, y algunas notas que tomé mientras miraba la película.
“Dios mío. Dios mío. Dios mío”.
“Los ojos de Alicia están muertos. Muertos. Muertos”.
“LOS FONDOS SON, LITERALMENTE, UNA FRANJA AZUL QUE HACE DE CIELO Y UNA VERDE QUE HACE DE CAMPO”.
 “La Liebre es un Conejo, y el Lirón es un ratón”.
“El Grifo es un dragón al que le han aplicado una capa de Photoshop para que parezcan escamas”.



“Te veré en tus pesadillas, Irene”

6 comentarios:

  1. Increíble. Pensaba que mis 20 años de marinero capeando tormentas y algún que otro tifón, y mis 40 años de aficionado al gore habrían curtido lo suficiente mi estómago para soportar cualquier cosa, pero veo que lo peor estaba por llegar.
    Pienso que mientras filmaba ese reportaje sobre la pesca en lagos helados el director de esta película debió caer en uno, se le congeló el cerebro, y quizá también fue atacado por un pez excesivamente cariñoso que lo dejó traumatizado de por vida, porque de otro modo no se entiende esta cosa.
    Bueno, si se entiende. Imagino que la génesis del proyecto sería algo así:
    -"¡Tíos, tíos! Menterao quel Tim Burton ese va a estrenar una de Alicia ¿Y si hacemos nosotros cualquier cosa con Alicia y lo vendemos, por si alguien pica?"
    A continuación dividieron el total del presupuesto en cuatro partes (una para la animación, una para las pizzas con las que se alimentaron durante el fin de semana que les llevó hacerlo, otra para cervezas, y la ultima para cocaína) y listo.
    Lo que más me ha sorprendido es que se molestaran en dibujar al gato de Cheshire y que no lo hicieran estar todo el tiempo en "modo invisible", dibujando solo la sonrisa y olvidándose del resto del gato. Y más que la película en sí, tendría curiosidad por ver el "como se hizo" ¿Cuánto puede durar una explicación sobre como se hizo una película como esta? ¿Un minuto?

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    1. Sabes que, por principio, intento adquirir siempre las versiones originales de discos y películas, incluso si ya las he visto por otros medios. Muchas veces las compro nuevas. Ésta, sin embargo, la compraré si y solo si la encuentro de segunda mano, para asegurarme de que ni el más pequeño tanto por ciento de lo que pague llegue nunca a las codiciosas manos de Michael Conroy. El "cómo se hizo" está incluido en el DVD, de modo que si algún día lo consigo le echaré un vistazo.
      De todos modos, el blog al que he enlazado al final del artículo, Animation Ramblings, analiza el "cómo se hizo" y pone cara a los cuatro autores de este crimen de lesa humanidad. Puedes mirarlo allí... por tu cuenta y riesgo.

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  2. No sé qué poner... Cualquier palabra se queda corta.
    Da gracias que no han dibujado un Grifo de cocina, ya me esperaría cualquier cosa.
    Y no, dudo que esto sirva para invocar a Cthulhu, él tiene más clase que este bodrio...

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    1. Que una obra esté libre de derechos tiene la consecuencia positiva de que más gente puede acceder a ella, conocerla y difundirla, y la consecuencia negativa de que puede pasar esto. No teniendo que pagar por el texto ni por el material sonoro, se podría haber hecho algo mucho mejor. Habida cuenta que, por lo que sé, no hay otras películas de Alicia hechas íntegramente con dibujo animado por ordenador, Michael Conroy tenía la oportunidad de hacer algo original combinando la antigua grabación de radio con los nuevos recursos de animación, y la marró de manera soberana. Pero, en fin, quiero creer que esto existe por algo, que hay un motivo por el que este engendro ha visto la luz, aunque sea solo el de hacernos apreciar la labor de otros adaptadores.

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  3. Dios santo, esta película es el castigo por todos los crímenes de la humanidad y hasta los que no se han cometido. Sólo con las imágenes del artículo tendré pesadillas, por Dios.

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    1. Es tan horrenda que a su lado Foodfight y Ratatoing parecen el Estudio Ghibli. No caigas en la tentación de buscarla "a ver si es tan mala como digo", porque es tan mala como digo y peor.

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