Esta es la segunda parte de un artículo, dividido en cinco, sobre la Alicia de Walt Disney. La primera trata sobre sus orígenes, la tercera sobre el diseño de personajes, la cuarta sobre la banda sonora y la quinta sobre su recepción y legado.
Walt Disney tenía claro que no quería hacer una adaptación literal, escena por escena, de Alicia en el País de las Maravillas, sino ser fiel al espíritu de la historia más que a su narrativa. Una narrativa que, por otra parte, no es fácil de adaptar en un concepto tradicional de película: el libro es episódico, aleatorio; carece de un hilo argumental. Lo más parecido a un propósito que tiene Alicia es entrar en el jardín de la Reina, pero eso dura solo una parte del libro; una vez que lo consigue, encontramos que la acción sigue avanzando a base de encuentros arbitrarios con los habitantes del País de las Maravillas.
Ya que Disney deseaba adaptar los dos libros de Alicia al mismo tiempo, era imprescindible fundir y recortar el material original. Entre los dos libros hay unos ochenta personajes, una veintena de localizaciones, y unos diecisiete poemas; era imposible que todo cupiera en un largometraje estándar que no llegaba a la hora y media. Disney quería hacer una película que no solo entretuviera a los niños, sino que se llevara el visto bueno de los más estrictos puristas de la obra carrolliana, lo que significaba ser muy cuidadoso con lo que dejaba y lo que suprimía.
Storyboard. ©Disney, 1951.
Así, el mal genio de la Duquesa se asimiló al de la Reina de Corazones, las explicaciones sobre el no-cumpleaños de Humpty Dumpty las dieron el Sombrerero y la Liebre, y la aburrida lección de historia la impartió la hermana de Alicia en vez del Ratón, de modo que, aunque algunos personajes no aparecieran, se mantuviera una parte de su diálogo o su caracterización. No se incluyó al Jardinero Pat, ni a los Conejillos de Indias ni otros animales que acompañan al Conejo cuando Alicia se queda atascada en su casa, pero en su lugar se reutilizó al elocuente Dodo, que, después de haber aparecido en la Carrera Loca, volvía a hacer gala de su capacidad de liderazgo y decisión.
Algunos tijeretazos dolieron más que otros. El escenario de los Bosques Tulgey se diseñó para que el Caballero Blanco ofreciese su ayuda a Alicia, pero el personaje no llegó a modelarse, porque Disney creyó que sería mejor que Alicia aprendiera de sus errores sola. El Jabberwock llegó a ser ilustrado a a partir del arte conceptual de Mary Blair, y se nombró a su actor de doblaje (Stan Freberg), pero debió suprimirse también por la extensión de la película. Se realizaron muchas secuencias y animación, y se compusieron y grabaron varias canciones que al final tuvieron que descartarse. En ese sentido, el Gato de Cheshire fue uno de los más perjudicados: tenía una canción propia ("I'm odd") y también debía cantar el poema "Jabberwocky", ya que no iba a aparecer el personaje, pero al final acabó recitando solamente unos versos sueltos.
Celuloides en que aparece el Jabberwock.
©Disney, 1951.
Tras haber descartado las ilustraciones de David Hall por resultar demasiado siniestras, fue elegida Mary Blair, que ya llevaba un tiempo trabajando de manera intermitente con los estudios Disney; había trabajado en Cenicienta, Fantasía (1940) y obras menores. Realizó cientos de dibujos para Alicia, principalmente en guache y acuarela. Los animadores encontraron difícil dar movimiento y vida a sus dibujos, de manera que se redondearon y suavizaron para que tuvieran un movimiento más fluido, pero el diseño de personajes y fondos, el color y el concepto, en general, se trasladó con cambios mínimos.
El Bosque Tugley, en el concepto de Mary Blair
y en la versión final. ©Disney, 1951.
La versión final resultó, como la mayoría de películas, una adaptación de Alicia en el País de las Maravillas con unas pocas alusiones a A través del espejo, y no una fusión de ambos libros como deseaba Disney. Tras la supresión del Jabberwock y del Caballero Blanco, los únicos personajes del Mundo del Espejo que aparecen en la película son las Flores Parlantes y Tweedledee y Tweedledum (cuya secuencia incluye el recitado de "La Morsa y el Carpintero"). Aparte, se incluyeron unos pocos elementos sueltos: las explicaciones del no-cumpleaños de Humpty Dumpty; los versos que recita el Gato de Cheshire; y el nombre de los Bosques Tulgey y alguna de sus criaturas. Pero los motivos del ajedrez y del funcionamiento "al revés" del Mundo del Espejo se omiten por completo, hasta el punto en que en ningún momento parece que se esté mezclando el material original de dos libros distintos.
No cabe duda de que el fracaso en taquilla que supuso esta película, tras todo el empeño y la ilusión personal que había invertido Walt Disney, influyó negativamente en la posibilidad de una continuación de las aventuras de Alicia. No sabemos si Walt Disney llegó a pensar, en caso de que el estreno resultara un éxito, en una segunda parte que pudiera aprovechar todo el material descartado y desarrollar más episodios de A través del espejo. Aunque, como veremos más tarde, su película soñada tuvo una resurrección en los años 60 de la que Disney apenas llegó a disfrutar, a nosotros solo nos quedan los documentales y los extras de las ediciones especiales para imaginarnos qué podría hacer sido Alicia con todo el material que se suprimió.
Arte conceptual de David Hall para la cocina de la Duquesa.
©Disney, 1951.
Fuentes:
CEDEÑO, Kelvin. "Disney and Carroll: A Wonderful Collaboration", en Thursday Treasures, 24 de octubre de 2013.
DISNEY, Walt. "How I cartooned 'Alice': its Logical Nonsense needed a Logical Sequence", en Films in Review, mayo de 1951.
"I'm odd", la canción descartada del Gato de Cheshire, presentada por Kathryn Beaumont.
"One hour in Wonderland", vídeo promocional.
"Operation Wonderland", documental sobre la creación de la película.
SALISBURY, Mark. Alice in Wonderland: and Illustrated Journey through Time, Disney Editions Deluxe, Nueva York, 2016.
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