27 de marzo de 2020

Alicia de Henry Savile Clarke (1886)



Cartel del estreno, el 23 de diciembre de 1886.


Al desarrollarse en un mundo de fantasía lleno de  situaciones desconcertantes y personajes inverosímiles, Alicia en el País de las Maravillas es una obra que naturalmente tiene potencial para la escena. En la actualidad, al estar en dominio público, cualquiera puede adaptar y montar una obra de teatro partiendo de los textos de Carroll, sea una pequeña escuela infantil o una gran compañía de Broadway, y una rápida búsqueda en internet revela docenas de montajes. Siendo así, resulta curioso que en vida del autor solo existiera una versión teatral, la única que él aprobó: la Alicia de Clarke.


Apenas dos años después de la publicación de Alicia en el País de las maravillas, Lewis Carroll ya tenía en mente el potencial del libro como pantomima: en marzo de 1867 envió una copia a Thomas Coe, director de la compañía teatral infantil "Living miniatures" con la "vaga esperanza" de que él tomara la iniciativa de adaptarla. No fue así, y Carroll realizó un segundo intento en 1872, dirigiéndose al dramaturgo Percy Fitzgerald acerca de la posibilidad de convertir Alicia en una "obra o extravaganza" para niños. En 1877 también se dirigiría al compositor Arthur Sullivan para que pusiera música a algunos de los poemas del libro, en previsión de que "alguna vez" los necesitara para una obra de teatro. Sullivan, comprensiblemente, no quiso componer las canciones a menos que las perspectivas de que fueran a servir para algo fueran más tangibles. Seis años después, en 1883, Carroll escribió a otro compositor, Alexander Campbell McEnzie, con la misma petición, esta vez sugiriendo que la obra podría montarse "en dos o tres años". Para entonces se habían realizado algunas pequeñas escenificaciones de capítulos de Alicia, pero siempre por grupos de teatro familiar y en salones privados.






Después de tantos intentos infructuosos, fue el periodista, autor y crítico de teatro Henry Savile Clarke, originario de Yorkshire, quien contactó con Lewis Carroll en agosto de 1886 (veintiún años después de la publicación de Alicia en el País de las Maravillas, y quince después de la de A través del espejo) para proponerle una versión teatral musical que abarcara ambos libros. Si bien Carroll consideraba a Clarke un dramaturgo solvente, no estaba de acuerdo con su idea de condensar las dos obras en una sola pieza; alegó que "a ningún niño le gustan las mezclas". A pesar de ello accedió, con la condición de supervisar personalmente y tener voto en todos los aspectos de la producción, desde la adaptación de los textos hasta la elección de los actores. Carroll conocía holgadamente el mundo del teatro y tenía amistades en familias de actores y actrices, por lo que quiso asegurarse desde el principio de que un montaje sería no solo adecuado al espíritu de las novelas, sino un espectáculo digno para niños y adultos.


Portada del libreto original, 
que se conserva en la Biblioteca Británica.


Lewis Carroll, como se ha dicho, era muy aficionado al teatro, lo que lo ponía en conflicto con su condición eclesiástica, ya que la Iglesia Anglicana condenaba cualquier forma de entretenimiento popular. Sufría crisis de conciencia por este motivo; pensaba que no había nada pecaminoso en presenciar una obra que fuera limpia e inocente, pero sabía que estaba muy mal visto, independientemente del talante de la representación.  Pidió explícitamente que su nombre real no se mostrara en ningún cartel ni folleto, y prohibió que se añadiera "cualquier tipo de grosería o irreverencia" en el texto o la representación.

El autor de la música fue William Slaughter, un organista, pianista y violonchelista que, a pesar de su juventud (tenía solo veintiséis años en 1886) ya era un destacado compositor de operetas y bandas sonoras de obras infantiles. A petición de Carroll, Slaughter mantuvo las tonadas originales en aquellos poemas que parodiaban canciones conocidas, con el fin de que no se perdiera la referencia (por ejemplo, la canción de coronación de Alicia, que parodia "Bonny Dundee" de Walter Scott;) a cambio, Carroll escribió material adicional para alguna de las canciones.




El libreto condensa cada uno de los libros en dos actos. El primero tiene dos escenas: "Una tarde de otoño" y "Un claro en el País de las Maravillas". El segundo acto tiene cuatro: "A través del espejo", "Las flores parlantes", "La orilla del mar", y "El salón del banquete - El bosque otra vez". En la obra se prima la acción y el baile sobre el diálogo, del que se mantienen, sobre todo, los juegos de palabras y las canciones más que los razonamientos. Así, la narrativa es mínima, la justa y necesaria para presentar a los personajes principales, y a otros nuevos, como un grupo de hadas que bailan alrededor de Alicia cuando ésta se duerme al principio de la obra.





En el montaje participaron tanto actores infantiles como adultos. La primera Alicia fue Phoebe Carlo, de doce años en 1886. Fue recomendada por el propio Carroll, que tenía amistad con ella y su familia, y mucha confianza en su experiencia como actriz. Dos años después, el papel protagonista recaería en Isa Bowman, una de las niñas con las que Carroll mantuvo amistad toda la vida.




Producción de 1886, con Phoebe Carlo como Alicia
y Dorothy D'Alcourt como el Lirón.


La obra se estrenó el 23 de diciembre de 1886, en el Prince of Wales Theatre de Londres, con el título "Alicia en el País de las Maravillas: una obra musical de un sueño, en dos actos, para niños y demás". Carroll la vio por primera vez una semana más tarde, y pareció complacerle bastante, según escribió en su diario:


El primer acto ("País de las Maravillas") va bien, especialmente la Merienda Loca. Sydney Harcourt es un "Sombrerero" mayúsculo, y la pequeña Dorothy D'Alcourt (de 6 años y medio), un Lirón delicioso. Phoebe Carlo es una "Alicia" espléndida. Su canción y baile, con el Gato de Cheshire... ha sido una joya.

Las reseñas en los periódicos fueron también positivas, y el público adoró la obra: debía haberse mantenido en cartel hasta febrero de 1887, pero su popularidad hizo que siguiera representándose hasta el 18 de marzo, y el tour regional debiera posponerse. Aunque limitada a la temporada de Navidad, como era habitual en las pantomimas, el montaje se fue repitiendo periódicamente durante cuarenta años; la última representación tuvo lugar en 1927.



Producción de The Globe en 1898, 
con Rose Hershee como Alicia.
 

En abril de 1887, Carroll publicó en el periódico The Theatre el artículo "Alicia en la escena", en el que comentaba el montaje de Clarke, daba su opinión sobre los principales intérpretes, describía a sus propios personajes, y recordaba tanto la "tarde dorada" en que se originó la historia de Alicia, como la repentina inspiración en que se le ocurrió la estrofa final de La caza del snark. Como se ve, es un texto que no tiene desperdicio, ya que la mayoría de palabras de Carroll sobre su propia obra se encuentran desperdigadas en cartas y diarios. En este ensayo aparece también una de las citas menos recordadas pero más hermosas de Carroll: refiriéndose a los perros, dice que "no conozco un amor terrenal tan puro y perfecto".


Las adaptaciones que siguieron a esta se realizaron tras la muerte del autor, y comenzaron a tomarse más libertades en la interpretación de la obra. Una de las más tempranas, de 1904, fue adaptada y representada por una compañía íntegramente femenina, en un colegio preparatorio estadounidense. Se titulaba La continuación de Alicia en el País de las Maravillas: una opereta en dos actos, y el planteamiento no desmerece a las radicales versiones del siglo XXI: una Alicia adolescente está retenida en un internado dirigido por un tiránico Sombrerero que "aplasta" la imaginación de las muchachas, y huye al País de las Maravillas al recordar su viaje anterior, decidida a valerse por sí misma. Alicia conoce a un joven que se enamora de ella y la pide en matrimonio, pero Alicia lo rechaza porque no cree que el matrimonio sea la única opción para una mujer. Hay pasiones, enfrentamiento y locura entre los personajes del País de las Maravillas, y Alicia y solo Alicia decide quién quiere ser y qué quiere hacer. De modo que, ciertamente, a Tim Burton se le adelantaron más de cien años un grupo de preuniversitarias de Nueva Jersey.





No me consta que se hayan llevado a cabo montajes modernos de la adaptación de Clarke, aunque tanto su texto como las partituras de Slaughter pertenecen ya al dominio público. No nos faltan, sin embargo, representaciones de Alicia. Hay para todos los gustos y los públicos, y, si nos ponemos a buscar en Internet, o miramos los programas de los teatros, especialmente cerca de Navidad, solo necesitamos escoger.



Fuentes:

CARROL, Lewis. "Alice on the Stage", The Theatre, abril de 1887.

COHEN, Morton N. Lewis Carroll: a Biography, Random House, Nueva York, 1995.

COLLINGWOOD, Stuart Dodgson. The Life and Letters of Lewis Carroll, T. Fisher Unwin, Londres, 1898.

FOULKES, Richard. Lewis Carroll and the Victorian Stage: Theatricals in a Quiet Life, Routledge, Londres, 2005.

Guion original de la obra, conservado en la Biblioteca Británica.

SMITH, Lindsay. Lewis Carroll: Photography on the move, Reaktion Books, Londres, 2015. 

Such a curious dream!, exhibición en línea de la Universidad de Harvard.

Wikipedia.

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