5 de julio de 2023

Alicia en Puttin' On the Ritz (1930)

 



En 1930 se estrenó la película Puttin' On the Ritz, un drama musical dirigido por Edward Sloman, con banda sonora de Irving Berlin. y con Harry Richman, Joan Bennett y James Gleason en sus papeles principales. La película tomó el nombre de una canción compuesta por Berlin el año anterior, y que se había convertido en un gran éxito; de hecho, esta fue la primera película que usó la canción en su banda sonora, siendo seguida por La delicia de los idiotas de Clarence Brown (Idiot's Delight, 1939), Cielos azules de Stuart Heisier (Blue Skies, 1946) o El jovencito Frankenstein de Mel Brooks (Young Frankenstein, 1974). 


La historia trata de los amigos Harry Raymond (Richman) y James Tierney (Gleason), que trabajan para un promotor musical, aunque Raymond, cantante crooner, desea triunfar con su voz y sus canciones. Un día llega a su oficina Dolores Fenton (Bennett), una artista pobre que también intenta vender sus canciones. Raymond cree que juntos pueden componer un éxito, pero su empeño en convencer a sus jefes hace que se muestre irrespetuoso con ellos y lo despidan; Tierney, por lealtad, deja también la empresa. Los dos amigos, Dolores Fenton y otra muchacha, Goldie Devere (interpretada por Lylian Tashman), intentan a partir de entonces montar su propia revista y triunfar en el mundo del espectáculo. 


De izquierda a derecha: James Gleason, Lylian Tashman, 
Joan Bennet y Harry Richman.

Como se ve, el argumento es el mínimo imprescindible para que toda la película transcurra en teatros y salas de fiesta, y puedan incluirse las canciones de Irving Berlin. El más famoso de los números musicales es sin duda el de la canción que da título a la película, pero nosotros queremos destacar uno que constituye una pequeña pieza casi desconocida de las obras relacionadas con Alicia: la secuencia de "Alicia en el País de las Maravillas". 


Irving Berlin ya había compuesto en 1916 una canción titulada "Alicia en el País de las Maravillas", que incluyó en su revista The Century Girl, pero la que aparece en Puttin' On the Ritz es una composición completamente diferente en cuanto a letras y melodía. El número aparece casi al final de la obra, interpretado en un teatro por Dolores Fenton, que ya se ha convertido en una estrella. Cuando se levanta el telón, la joven está acurrucada leyendo Alicia en el País de las Maravillas. Hay un fuego en la chimenea, un gran espejo sobre esta, y un gatito en un cojín. 



La chica se despereza, cierra el libro, y se levanta del sillón a estirar las piernas. Se da cuenta de que una especie de bruma surge del espejo, se acerca a ver qué es y lo atraviesa. 






Cae directamente a un tablero de ajedrez en que las piezas ya están bailando y saltando de una casilla a otra, y se une alegremente a ellos. 



El resto del número, de unos cinco minutos de duración, consiste en los diferentes personajes del País de las Maravillas y el Mundo del espejo (la mayoría con gruesas máscaras, lo que hace difícil identificar a los actores) acercándose a saludar a la muchacha, y después a seguir bailando por el tablero. 






Llaman la atención los elevadísimos saltos del Sombrerero, y los movimientos propios del break-dance del Gato de Cheshire, cuarenta años antes de que se inventara.




Una escena divertida tiene lugar cuando el Conejo Blanco y el León están charlando y cotilleando; el León le hace señas al Conejo para decirle algo al oído, y no sabemos qué es, pero la reacción del Conejo al oírlo es apartarse y darle un bofetón. 



Tras el baile de las Cartas, la Duquesa le entrega una corona al Sombrerero, y este corona a la joven, que a continuación desfila entre las cartas y las piezas de ajedrez. 



Posa un momento entre todos los personajes, hasta que se revela que sigue dormida en el sillón, con el libro, misteriosamente, de nuevo abierto en su regazo. 



Hay varias curiosidades sobre esta secuencia. Originalmente, se filmó en Technicolor, pero las únicas copias que sobreviven de toda la película son de 1940 y están íntegramente en blanco y negro. Además, se separó del resto de la película, y se le añadieron unos créditos elaborados exclusivamente para que pudiera emitirse por televisión, en franjas de seis minutos. Por último, la misma canción de Irving Berlin sería utilizada en la apertura de la película de Bud Pollard que se rodó al año siguiente. 



Los años 1930 y 1931, con el inminente centenario de Carroll en 1932, no escatimaron eventos y producciones inspiradas en la más famosa de sus obras. Aunque lamentablemente no lo podamos ver en buena calidad y a todo color, por lo menos hemos podido preservar uno de esos pequeños homenajes.



Fuentes:

Secuencia completa en el canal de Curiouser. 



4 comentarios:

  1. No recuerdo haber oído previamente de esta versión, pero las imágenes la han pintado bastante bien para tratarse de un número pequeño. Me alegra que estés publicando más entradas, ya echaba de menos el blog.

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    1. Yo conocía esta pieza de haber oído que otros fans la mencionaban (y ya había oído la canción en la película de Bud Pollard), pero nunca había encontrado el momento de sentarme y verla bien. Me alegro de haberlo hecho; aunque el tiempo haya hecho su acción en las cintas supervivientes, son unos minutos alegres y entretenidos que nos recuerdan lo popular que ha sido siempe Alicia.

      Te agradezco muchísimo tu fidelidad. El trabajo y los estudios me han tenido alejada del blog más de lo que habría querido, pero no he dejado de acumular ideas y material para publicar. Este verano espero poder dedicarle más tiempo, y ver por aquí a los seguidores leales me anima a seguir trabajando. Pásate siempre que quieras.

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  2. Creo que fue un muy bonito homenaje a la obra de Carroll, incluso con solo de 5 a 6 minutos de duración fueron fieles al espíritu sin sentido de Alicia , no como la versión de Tim Burton que casi con 2 horas de duración, no tiene casi nada que ver con los libros,

    Y por cierto me preguntaba si usted podría hacer una reseña al libro "Feliz no Cumpleaños: un giro inesperado"de liz braswell si se podria

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    1. Es una pequeña pieza que seguro que disfrutaron mucho los espectadores de la época que pudieron verla en Technicolor. Aunque no se haya conservado en su mejor estado, me alegro de que haya llegado hasta nosotros.

      El libro que menciona lo tengo en el montón de pendientes, y sin duda lo reseñaré, aunque no sabría decir cuándo. Le invito a seguir pasándose por aquí siempre que quiera. ¡Muchas gracias por la visita y la recomendación!

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