19 de enero de 2020

Salvador Dalí (1904 - 1989)




Salvador Dalí en 1954, 
fotografiado por Philippe Halsman.

La breve semblanza biográfica de todos los ilustradores que incluyo en estas páginas resulta, en el caso del pintor catalán Salvador Dalí i Domènech (1904 - 1989), más breve de lo habitual, ya que su trayectoria personal y artística sobrepasa holgadamente las posibilidades de un diario pequeño como éste. Es uno de los autores más estudiados y polémicos del s. XX, y uno de los más conocidos internacionalmente, incluso por el público no interesado en arte.

Salvador Dalí, cuyo nombre completo era Salvador Domingo Felipe Jacinto, nació el 11 de mayo de 1904 en la población catalana de Figueres. Era el segundo hijo de una familia adinerada; el primero, llamado también Salvador, había fallecido prematuramente. En alguna ocasión, los padres de Salvador lo llevaron a visitar la tumba de su hermano mayor y le dijeron que él era su reencarnación; la idea arraigó en el niño, que en el futuro dedicaría obras al hermano que no llegó a conocer y reflexionaría sobre la transmigración de las almas. 

Su madre falleció de cáncer en 1921, el mismo año en que Dalí ingresó en la Academia San Fernando de Madrid. Estudiaría allí hasta 1925, recibiendo influencias del estilo cubista, y entabló amistad con el poeta Federico García Lorca y el cineasta Luis Buñuel. En 1925, la Galería Dalmau de Barcelona organizó la primera exposición de sus obras, la cual motivó el interés de Picasso y Miró. Fue expulsado de la Academia en 1926 por afirmar que “nadie tenía la suficiente autoridad para examinarlo”. También en 1926 viajó a París, donde se interesaría por el dadaísmo y conocería a Pablo Picasso. 

En su segundo viaje a París en 1929, André Breton le introdujo en el surrealismo, movimiento que el pintor abrazó para el resto de su vida. En los círculos de amistades de Breton conocería a Gala Elúard, entonces esposa de Paul Elúard, del que se divorciaría para casarse con Dalí tres años más tarde. Colaboró en las películas de Luis Buñuel Un perro andaluz (1929) y La Edad de Oro (1930). A finales de 1929 se produjo asimismo una violenta ruptura con su padre, motivada por unas declaraciones injuriosas que el artista había hecho en un periódico parisino; su progenitor lo desheredó y le prohibió volver a su casa familiar.

Durante años, Salvador Dalí cultivó el surrealismo en sus obras, no solo en cuadros e ilustraciones sino también en esculturas, composiciones de artes mixtas, decoración y alguna novela. Sin embargo, en 1934, el propio André Breton lo expulsaría “oficialmente” del surrealismo, en parte por sus simpatías hacia el fascismo, y en parte porque su obra se había vuelto tan comercial que traicionaba los principios del movimiento.

En 1940, Dalí y su esposa se trasladaron a Nueva York; de esa época consta un proyecto con Walt Disney para un corto animado, Destino (que sería abandonado y no se montaría hasta 2003) y la secuencia onírica de la película Spellbound (1945) de Alfred Hitchcock, entre otras colaboraciones en el cine.

Dalí, declarado filofranquista, regresó a España en 1949 y fijó su residencia en Figueras. Tenía una intensa vida pública, y era conocido dentro y fuera de los círculos artísticos por su comportamiento extravagante, narcisista y poco discreto acerca de su vida íntima; sus fetiches sexuales, que incluían sadismo contra mujeres y animales, y que admitió sin empacho en su autobiografía, así como su fascinación por la figura de Hitler, hicieron que George Orwell lo considerara “un ser humano repugnante”. En la segunda mitad del s. XX, además de su obra pictórica y escultórica, tanteó otras formas de arte, como la fotografía o el diseño de moda; en el mundo de la publicidad, rodó anuncios y diseñó logotipos (como el de Chupa-chups).


La muerte de Gala en 1982 lo sumió en una depresión que lo condujo a llamativos intentos de suicidio, como pretender imbuirse un estado de animación suspendida mediante la deshidratación, o pegar fuego a su casa. A partir de entonces fue vigilado de cerca por sus amigos, lo que posteriormente llevaría a controversias acerca de legitimidad de sus últimas obras, ya que hubo rumores de que fue manipulado para firmar lienzos en blanco. Falleció de una parada cardiorrespiratoria el 23 de enero de 1989.


Siendo el sexo, la muerte y el horror de la condición humana algunos de los temas recurrentes en su obra, cuesta imaginarse que alguien pensara en Dalí como candidato para ilustrar un libro infantil. Sin embargo, en la editorial Random House se consideró que el mundo onírico y simbólico del pintor surrealista casaría bien con una obra que, como es de conocimiento general, transcurre dentro de un sueño. Dalí aceptó el proyecto y realizó trece fotograbados para el libro: uno para cada capítulo más el de la portada, además de un aguafuerte a cuatro colores para el frontispicio. 


 
Ejemplar con el fronstispicio autografiado por Dalí. 

Random House imprimió en 1969 una edición limitada de 2700 ejemplares, todos ellos autografiados por Dalí en el frontispicio. La tirada se agotó muy rápidamente entre admiradores de Dalí y/o de Carroll y coleccionistas y especuladores de arte, y no volvió a reeditarse hasta 2015, año en que, con motivo del 150 aniversario de Alicia en el País de las Maravillas, la Universidad de Princeton presentó una edición de gran calidad y muy accesible para el gran público.



Todas las ilustraciones incluyen colores y dibujo en tinta negra, y suponen un pequeño compendio de recursos y motivos habituales en la obra del pintor. En cada capítulo, Dalí reutiliza una figura que había aparecido ya en al menos media docena de cuadros y dibujos anteriores, la de una niña saltando a la comba, muchas veces acompañada de su sombra. 


Las mariposas, relacionadas tanto con la Oruga como con los propios cambios que experimenta Alicia, y otro motivo recurrente del autor, aparecen también en casi todas las ilustraciones. 


En el capítulo VII, “Una merienda loca”, vemos asimismo el que es posiblemente el símbolo más reconocido de Dalí: el reloj derretido de La persistencia de la memoria de 1931.


Calaveras, medias lunas, extraños animales, líneas cinéticas y figuras más o menos escondidas en el fondo terminan de componer las ilustraciones de Alicia. Un aficionado a Dalí podría sin duda identificar los pequeños dibujos y motivos que aparecen en cada fotograbado acompañando a las figuras principales. Huelga decir que, tratándose de surrealismo, no podemos esperar una representación directa de lo que ocurre en la historia: como un sueño, no hay orden ni lógica aparentes en los elementos de cada ilustración ni en su relación entre ellos.


En la actualidad, las copias originales se venden en subastas por más de 10000 dólares. Las ediciones de Princeton de 2015, por el contrario, con un precio inicial de 24.95$, se encuentran dentro de un rango de precios muy razonable para lo que esencialmente es un libro de arte, y son muy fáciles de encontrar en librerías en Internet.

Fuentes:

CARROLL, Lewis; DALÍ, Salvador (il.); BURSTEIN, Mark (int.); BANCHOFF, Thomas (int.), Alice’s Adventures in Wonderland: 150th. Anniversary Edition. Princeton University Press, Princeton, 2015. 

Destino, cortometraje en Youtube.


ORWELL, George. “Benefit of Clergy: Some Notes on Salvador Dali”. en The Saturday Book for 1944. GB, Londres, 1944. 

VÁZQUEZ, Carlos H. Cuando Dalí reinventó Chupa-chups”, en Forbes, 23 de enero de 2019.

11 de enero de 2020

La Tortuga no es lo único falso



Mi agradecimiento al Supervisor General por proporcionar el título de esta entrada. 

El Grifo, Alicia y la Tortuga Falsa, por John Tenniel (1865).

Hace unas horas he visto una publicación en Facebook. Procedía de una página portuguesa, y en ella se mostraba un dibujo en blanco y negro de Alicia y el Conejo Blanco abrazados, acompañado de un texto. No proporciono información de la página ni enlaces a la publicación para evitar darle la menor publicidad.

El texto, en pocas palabras, trata de lo siguiente: Alicia le pregunta al Conejo si la ama, y el Conejo contesta que no. Alicia se entristece, y el Conejo procede a darle una charlita terriblemente cursi sobre el amor y la autoestima. No pasaría de ser un fragmento propio de un libro de autoayuda de tres euros si no fuera porque al final se atribuye a Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll.

He contactado inmediatamente con la página para comunicarles que la “cita” no es de Alicia en el País de las Maravillas ni de ningún otro texto que haya escrito Lewis Carroll; muy posiblemente, el responsable o responsables de la página también lo han copiado de otro sitio y ni se han molestado en comprobar su legitimidad, como hace tantísima gente en Internet. Me han respondido que “incluso siendo falsa, la metáfora del texto es muy preciosa” y han defendido el contenido de la publicación por encima su autoría. He tenido que insistir en otros dos mensajes en que compartir deliberadamente información falsa y usar el nombre de un autor famoso para promover su publicación revelan una muy lamentable falta de ética. La persona responsable de la página ha concluido la conversación asegurando que, “si Facebook se lo permite”, retirará el nombre de Carroll.

Frente a sus muchas e incuestionables virtudes, una de las grandes pegas de Internet es que cualquiera, literalmente cualquiera, puede escribir lo que le dé la gana, poner al lado la foto y el nombre de un personaje famoso (Paulo Coelho, Albert Einstein y Abraham Lincoln son tres grandes favoritos) y publicarlo sin más como cita de dicho personaje. Y la gente se lo cree. Como filóloga hispanista, me doy cabezazos contra la pared cada vez que alguien se inventa una frase que le parece profunda y poética, le añade “amigo Sancho”, y la hace pasar por una cita del Quijote

Ni lo dijo Cervantes, ni está en el Quijote.

No se trata de un problema nuevo: cientos de citas y frases famosas en la cultura popular no proceden de quien se asegura que las dijo, o fueron malinterpretadas, mal oídas o mal traducidas. Puede que el caso más flagrante sea “el fin justifica los medios”: exitus acta probat es una cita de Ovidio, no de Maquiavelo, quien discutió este concepto en El Príncipe pero ni siquiera mencionó la frase. La citas modificadas o erróneas de obras de William Shakespeare, como las del Quijote, se cuentan por docenas.

En la actualidad, lo más frecuente – y lo que muy a menudo sucede en el caso de Alicia – es que se atribuyan citas de las películas a los libros o los hechos reales en los que éstas se basan. Arthur Conan Doyle nunca escribió “Elemental, querido Watson”: lo dijo el actor Clive Brook en El retorno de Sherlock Holmes de 1929, y la frase, a su vez, había sido tomada de una novela de 1915, Psmith, Journalist, de P.G. Wodehouse. Del mismo modo, “Estás completamente loca, pero te diré un secreto: la mejor gente lo está” y “¿Cuánto dura la eternidad? A veces, solo un segundo” son frases que ahora aparecen como setas tras la lluvia junto a cualquier ilustración de Alicia en el País de las Maravillas, pero no pertenecen para nada a las obras de Lewis Carroll sino a la película de Tim Burton. Hace un año ya mencioné en esta entrada que algunas editoriales publican frases de la película atribuyéndolas a Lewis Carroll sin molestarse en mirar.

La ilustración es de Flavia Sorrentino. La cita no es de Carroll.

¿Qué ha pasado con esta publicación del Conejo y Alicia tiernamente abrazados? Alguien, quizá con buena intención, ha hecho el dibujo y ha filosofado un poco. O quizá el autor del dibujo y el del texto son diferentes, y se trata de alguien a quien le ha gustado el dibujo y ha escrito un texto inspirado en él, o viceversa. No sabemos quién pone la guinda atribuyendo esa patochada sentimental a Lewis Carroll. A lo mejor ha sido el propio autor, que ha intentado usar el nombre de Carroll para difundir su mensaje; a lo mejor el autor no es responsable, y se ha limitado a compartir su texto, y ha sido posteriormente otra mano quien ha creído que pertenecía a los libros de Alicia. El anonimato y la fácil circulación de material en las redes causan estos desaguisados. En cualquier caso, tenemos a una persona a quien la autoría del texto le da igual, y se compromete a regañadientes a corregir el error. Falta que lo haga.

Es imposible que podamos contrastar cada mínimo fragmento de información que recibimos. El bombardeo es constante y desde todos los flancos, y la simple supervivencia diaria requiere creer en muchísimas cosas que no podemos comprobar, como que la persona frente a la cual nos volvemos confiadamente no nos apuñalará por la espalda, o que el piloto del avión al que nos subimos no se ha bebido hasta el agua de los floreros antes de ponerse a los mandos. Pero, siempre que tengamos la oportunidad, deberíamos comprobar las fuentes, respetar las autorías y los hechos históricos, asegurarnos de hacer las cosas bien y darle al César lo que es del César. Dijo San Mateo que lo dijo Jesús. ¿Será verdad?

9 de enero de 2020

Alicia de Sugiyama y Koshi (Nippon Animation, 1983)




Fushigi no kuni no Arisu (ふしぎの国のアリス, literalmente “Alicia del País de las Maravillas”) es una serie de anime inspirada en Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo. Se trata de una coproducción germano-japonesa entre los estudios Apollo Films y Nippon Animation, dirigida por Taku Sugiyama y Shigeo Koshi. Fue emitida inicialmente por la cadena NHK Network desde el 26 de marzo de 1983 al 10 de octubre de 1984, y se distribuyó posteriormente por Europa, Estados Unidos, la India y Oriente Medio. Consta de un total de cincuenta y dos capítulos, en dos temporadas de veintiséis. La primera desarrolla ideas y temas de Alicia en el País de las Maravillas, y la segunda hace lo propio con A través del espejo, aunque los personajes de ambos mundos conviven juntos desde el principio.

Los guiones de los episodios fueron escritos por Marty Murphy y Rumiko Takahashi. Murphy tenía ya una gran experiencia a sus espaldas, habiendo participado en series de animación como Mr. Magoo (1960), Hong Kong Phooey (1974), La abeja Maya (1975) o Los Pitufos (1981), entre muchas otras. Después de Alicia contribuiría en  Las Patoaventuras (1987), Garfield y sus amigos (1988), Las nuevas aventuras del oso Yogui (1988) o los dibujos animados para adultos Spicy City (1997); y, hasta su fallecimiento en 2009, en Clifford, el gran perro rojo (2000). Takahashi, por su parte, es una de las mangakas más conocidas de los años 80 y 90, con obras como Lamu (1970), Maison Ikkoku (1984), La saga de la sirena (1984), o las enormemente populares Ranma ½ (1987) e Inuyasha (1996), entre otras.

La música estuvo a cargo de Christian Bruhn (que ya había compuesto canciones para otros éxitos de Nippon Animation como Heidi o Marco) y Reijiru Koroku. Mientras la banda sonora de los capítulos es común a todas las adaptaciones, se compusieron dos canciones completamente diferentes, una en japonés y otra en alemán, para el inicio de cada episodio. En japonés, además, se añadió una canción distinta para el cierre. La mayoría de países compraron la versión alemana y tradujeron la canción a su propio idioma; otros, como España, no se molestaron, y la dejaron en alemán. Así, la canción alemana se titulaba sencillamente “Alice Im Wunderland” y fue interpretada por Lady Lily (Erika Bruhn, entonces esposa del compositor), quien también grabó la versión en inglés. Las canciones japonesas se titulaban “Yumemiru Wonderland” (“País de las Maravillas de sueño”) y “Nazo Nazo yume no kuni” (“Misteriosa tierra de sueño”) y fueron interpretadas por Tarako (Tarako Isono), quien fue la dobladora de Alicia en toda la serie.


La ambientación de la serie corresponde a la de las novelas, en la Inglaterra victoriana. El primer capítulo, “El conejo del sombrero”, nos presenta a Alicia, una niña de siete años inquieta e imaginativa, que está en la ciudad con su madre y su niñera. Mientras las dos mujeres van a comprar pimienta, ella entra en una tienda de antigüedades, donde encuentra la chistera de un mago, y descubre un conejito blanco en su interior, que le habla a ella pero se esconde cuando se acerca el dueño. Alicia compra el sombrero y se lo lleva a su casa. Quiere mostrarle su hallazgo a su hermana Celia, una jovencita seria y aplicada, y un tanto engreída, pero Celia no le hace ningún caso.

En la seguridad del cuarto de la niña, el conejito se presenta como Benny Bunny, o solo Benny para los amigos. Le dice a Alicia que solo las personas con mucha imaginación pueden oírle hablar, y le recomienda que no se lo cuente a nadie, o la tomarán por chiflada. Esa misma tarde, y mientras busca en el jardín a Benny, que ha salido huyendo de la gata Dinah, Alicia se sorprende al encontrar otro conejo, más alto que ella y elegantemente ataviado con chaleco, pajarita y reloj. Este “Conejo Grande y Blanco” se va con muchas prisas y se mete por una madriguera. Enseguida aparece Benny y le explica a Alicia que se trata de su tío, que trabaja para la Reina de Corazones y tiene la misión de decirle la hora todos los días, pero siempre llega tarde, o pierde el reloj, o sufre algún contratiempo. Como Alicia parece no creérselo, Benny le dice que la va a llevar al País de las Maravillas para que lo vea en persona. 

Entran en el túnel, caen por la madriguera sin hacerse daño, recorren el Vestíbulo de las Muchas Puertas, y llegan al País de las Maravillas a tiempo de ver un desfile en el que participan la mayoría de los súbditos de la Reina de Corazones: “El Sombrerero y el Ratón Dormilón”, “Din y Dan”, “La Duquesa”, “Cara- Huevo”, “la Oruga Azul”, “La Morsa y la Tortuga de Sopa Artificial”, “El extraordinario Dodo”, “El rey Paul y la reina Paula” y “Vuestro ejército de Cartas, que ya conocéis” (“por desgracia”, apostilla la Reina). De pronto, todos los asistentes comienzan a corear “¡Alicia, Alicia!” y la Reina se enoja porque no conoce a ninguna Alicia y no consiente que nadie se llame Alicia sin su permiso. Manda a los Soldados- Carta detener a la niña, pero entonces aparece un dragón que provoca una desbandada. La Reina se mantiene firme, quejándose de que sus súbditos son unos cobardes que se asustan de un dragón de nada, pero se desmaya del susto cuando el dragón le acerca el morro. Benny exhorta a Alicia a subirse al dragón, y se deslizan desde su cabeza hasta su cola como en un tobogán… para aterrizar de pie en el salón de la casa de Alicia. 

Su madre le recrimina el bajar por la barandilla de la escalera, y cuando Alicia responde tímidamente que “el dragón la lanzó”, Celia le dice que otra vez ha estado fantaseando. Alicia replica que no ha sido ningún sueño, sino que ha estado de verdad en el País de las Maravillas, y se pone a buscar a Benny Bunny, añadiendo además: “Ahora que tenemos aquí a Benny Bunny, ya nunca nos aburriremos”. 


A partir de este encuentro con el conejito, que le servirá de guía, Alicia se convertirá en una visitante habitual del País de las Maravillas, y en cada capítulo irá conociendo a sus habitantes y descubriendo su magia. Al principio, accede a este mundo a través de la conejera, pero después bastan sus ensoñaciones: a menudo, cuando Alicia se queda dándole vueltas a alguna de sus “fantásticas” ideas (como si los huevos tienen parte de delante y de detrás, o si los australianos andan cabeza abajo), su entorno cambia, y en un pestañeo se encuentra en el País de las Maravillas. Regresa “despertándose” de golpe de su despiste, normalmente con su madre, su niñera o Celia reprochándole que estaba en las nubes. Los habitantes del País de la Maravillas la recuerdan de una vez a otra (excepto la Reina de Corazones: es un chiste recurrente en los primeros capítulos que la Reina pregunta siempre quién es Alicia, aunque la propia niña hace notar que ya se han visto antes) y suelen mostrarle amistad y confiar en ella para resolver sus problemas.

Esta serie no sigue la historia de las obras de Carroll, sino que toma alguna idea o referencia y la desarrolla en uno o varios capítulos. Por ejemplo, el Bosque de los Olvidos, que aparece al final del capítulo III de A través del espejo (“Los insectos del espejo”), se presenta en el episodio 8 de la serie, y se convierte en una localización que saldrá en otros episodios. Asimismo, hay un episodio (el 6) dedicado a la caída del muro de Humpty Dumpty, pero este personaje sigue apareciendo de manera recurrente en la serie. El contenido de muchos episodios no tiene apenas relación con los textos originales: en el capítulo VI de Alicia en el País de las Maravillas, “Consejos de una Oruga”, una Paloma confunde a la niña con una serpiente y está convencida de que va a comerse los huevos de su nido; en el episodio 11 de la animación, Alicia y Benny encuentran a la Paloma llorando porque alguien le ha robado su huevo, y se dedican a buscarlo para devolverlo a la angustiada madre. No pretende, por tanto, ser una adaptación de los libros, sino inspirarse en sus personajes para desarrollar el “qué podría suceder” en este mundo.

Los diseños de personajes, en general, son bastante simples y poco originales. Los vestidos sencillos y los colores lisos son comunes tanto a los habitantes del mundo real como a los del País de las Maravillas. Niños, adultos, animales y criaturas antropomorfas están caracterizados de forma amable, de modo que haya nada siniestro o amenazador (aunque el Bosque de los Olvidos puede llegar a ser inquietante); y los antagonistas lo son solamente un episodio o durante un rato, antes de que se les pase el enfado y se conviertan en amigos inestimables.


La serie se emitió en España en 1986, a partir de la versión alemana y, como hemos comentado, con las canciones sin traducir. El doblaje al castellano peninsular se realizó muy probablemente en Madrid, aunque no me ha sido posible identificar el estudio. Los actores fueron grandes profesionales, con voces muy reconocidas en series de los 80 y los 90; muchos de ellos continúan trabajando en la actualidad. Ana Ángeles García (Marco en De los Apeninos a los Andes; más recientemente, Petunia Dursley en las películas de Harry Potter, Francine Smith en la serie Padre made in USA, o la Sra. Patata en las dos últimas películas de Toy Story) dio voz a una Alicia respetuosa y humilde en presencia de sus padres y otros adultos, pero a la vez directa y espontánea. Matilde Vilariño (la abeja Maya en la serie homónima, Lino Van Pelt en La Navidad de Carlitos) fue un Benny Bunny muy dicharachero, a veces un poco pesado. Javier Franquelo (Avery Bullock en Padre made in USA, el Sr. Burns en varias temporadas de Los Simpsons) fue el gruñón Humpty Dumpty, y Eduardo Moreno (Alf en la serie homónima, Tío Leo en Seinfeld, profesor Arquímedes en Tarzán, Filius Flitwick en las películas de Harry Potter), el sabio Dodo. José Carabias (Usopp en One Piece, el crítico de cine Jay Sherman en Los Simpsons) interpretó al nervioso y apresurado Conejo Grande y Blanco, mientras que Josefina de Luna (dobladora habitual de Ingrid Bergman, Srta. Monneypenny en varias películas de 007, Alice Richards in Fawlty Towers) ordenaba cortar la cabeza a diestro y siniestro como la Reina de Corazones. Alfonso Gallardo (el camarero Woody en Cheers, Donatello en Las Tortugas Ninja) y Mario Arenas (Artemis y otros personajes en Sailor Moon, Seth Gecko en Abierto hasta el amanecer) proporcionaron las voces de muchos personajes incidentales.


Veinte años después de su emisión, Planeta Junior editó la serie completa en DVD, en dos packs sueltos con veintiséis episodios cada uno y una caja con ambas temporadas. Desgraciadamente, el señor Agostini consideró que, siendo dibujos animados para niños, no iba a ser necesario esforzarse mucho, y en consecuencia la edición no puede ser más básica: un simple corta-pega sin opciones de idioma original (ni japonés ni alemán), subtítulos, créditos ni ningún tipo de información; solamente un mensaje al principio de cada DVD que presume de haber remasterizado la imagen. La caja que contiene los dos packs, además, presenta un error considerable: en una esquina indica “42 episodios” cuando, tratándose de dos temporadas de 26, hay en realidad 52. Con todo, debemos dar gracias de que exista siquiera una edición en DVD, ya que esta Alicia no fue tan popular como lo habían sido sus predecesoras Heidi, la niña de los Alpes (1974) o De los Apeninos a los Andes (1976), también de Nippon Animation, y, a diferencia de éstas, no había sido previamente lanzada en VHS. En otros países europeos también ha sido editada en DVD; existen doblajes en hebreo, árabe e hindi. La serie completa en español también ha sido oficial y legalmente publicada en Youtube con una calidad más que aceptable, lo que es de agradecer a Planeta Junior después de no molestarse en ofrecer una edición para coleccionistas.


Esta versión de Alicia fue, posiblemente, la primera que vi; tenía siete años cuando se emitió por televisión (no recuerdo si antes había visto ya la adaptación de Disney). Fue una de las series favoritas de mi  infancia y, tras volver a verla varias veces en la edad adulta, considero que, dentro de las versiones que no adaptan literalmente los libros de Alicia sino que se inspiran en ellos, ésta es la mejor. No tiene las mismas historias, pero sí el mismo espíritu de descubrimiento y sorpresa; los personajes son los de siempre, ¡pero las aventuras son nuevas! Humpty Dumpty está en peligro de caer del muro, y sus “amigos” apuestan si se hará tortilla o no; el Jabberwock lleva una vida pacífica y retirada cocinando y cuidando unas preciosas flores azules (solo ataca a los demás cuando le pisan el jardín, o cuando se le antoja un guiso de conejo); hay una isla donde una mano gigante y misteriosa pinta a rayas a todo el que entra; en el Bosque de los olvidos, las ranas cazan garzas; la anciana y despistada reina Paula (la Reina Blanca de ajedrez) monta las mejores fiestas; un pasadizo en el castillo de los Reyes de Corazones conduce directamente a Australia… Si algún lector se ha preguntado alguna vez cómo sería si Alicia pudiera volver al País de las Maravillas siempre que quisiera, esta serie ofrece cincuenta y dos buenas respuestas.


Fuentes: 


Opening y banda sonora completa japonesa en Youtube.

Serie completa en Youtube, subida oficialmente por el propietario de los derechos en España, Planeta Junior, en 2019.


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