19 de enero de 2020

Salvador Dalí (1904 - 1989)




Salvador Dalí en 1954, 
fotografiado por Philippe Halsman.

La breve semblanza biográfica de todos los ilustradores que incluyo en estas páginas resulta, en el caso del pintor catalán Salvador Dalí i Domènech (1904 - 1989), más breve de lo habitual, ya que su trayectoria personal y artística sobrepasa holgadamente las posibilidades de un diario pequeño como éste. Es uno de los autores más estudiados y polémicos del s. XX, y uno de los más conocidos internacionalmente, incluso por el público no interesado en arte.

Salvador Dalí, cuyo nombre completo era Salvador Domingo Felipe Jacinto, nació el 11 de mayo de 1904 en la población catalana de Figueres. Era el segundo hijo de una familia adinerada; el primero, llamado también Salvador, había fallecido prematuramente. En alguna ocasión, los padres de Salvador lo llevaron a visitar la tumba de su hermano mayor y le dijeron que él era su reencarnación; la idea arraigó en el niño, que en el futuro dedicaría obras al hermano que no llegó a conocer y reflexionaría sobre la transmigración de las almas. 

Su madre falleció de cáncer en 1921, el mismo año en que Dalí ingresó en la Academia San Fernando de Madrid. Estudiaría allí hasta 1925, recibiendo influencias del estilo cubista, y entabló amistad con el poeta Federico García Lorca y el cineasta Luis Buñuel. En 1925, la Galería Dalmau de Barcelona organizó la primera exposición de sus obras, la cual motivó el interés de Picasso y Miró. Fue expulsado de la Academia en 1926 por afirmar que “nadie tenía la suficiente autoridad para examinarlo”. También en 1926 viajó a París, donde se interesaría por el dadaísmo y conocería a Pablo Picasso. 

En su segundo viaje a París en 1929, André Breton le introdujo en el surrealismo, movimiento que el pintor abrazó para el resto de su vida. En los círculos de amistades de Breton conocería a Gala Elúard, entonces esposa de Paul Elúard, del que se divorciaría para casarse con Dalí tres años más tarde. Colaboró en las películas de Luis Buñuel Un perro andaluz (1929) y La Edad de Oro (1930). A finales de 1929 se produjo asimismo una violenta ruptura con su padre, motivada por unas declaraciones injuriosas que el artista había hecho en un periódico parisino; su progenitor lo desheredó y le prohibió volver a su casa familiar.

Durante años, Salvador Dalí cultivó el surrealismo en sus obras, no solo en cuadros e ilustraciones sino también en esculturas, composiciones de artes mixtas, decoración y alguna novela. Sin embargo, en 1934, el propio André Breton lo expulsaría “oficialmente” del surrealismo, en parte por sus simpatías hacia el fascismo, y en parte porque su obra se había vuelto tan comercial que traicionaba los principios del movimiento.

En 1940, Dalí y su esposa se trasladaron a Nueva York; de esa época consta un proyecto con Walt Disney para un corto animado, Destino (que sería abandonado y no se montaría hasta 2003) y la secuencia onírica de la película Spellbound (1945) de Alfred Hitchcock, entre otras colaboraciones en el cine.

Dalí, declarado filofranquista, regresó a España en 1949 y fijó su residencia en Figueras. Tenía una intensa vida pública, y era conocido dentro y fuera de los círculos artísticos por su comportamiento extravagante, narcisista y poco discreto acerca de su vida íntima; sus fetiches sexuales, que incluían sadismo contra mujeres y animales, y que admitió sin empacho en su autobiografía, así como su fascinación por la figura de Hitler, hicieron que George Orwell lo considerara “un ser humano repugnante”. En la segunda mitad del s. XX, además de su obra pictórica y escultórica, tanteó otras formas de arte, como la fotografía o el diseño de moda; en el mundo de la publicidad, rodó anuncios y diseñó logotipos (como el de Chupa-chups).


La muerte de Gala en 1982 lo sumió en una depresión que lo condujo a llamativos intentos de suicidio, como pretender imbuirse un estado de animación suspendida mediante la deshidratación, o pegar fuego a su casa. A partir de entonces fue vigilado de cerca por sus amigos, lo que posteriormente llevaría a controversias acerca de legitimidad de sus últimas obras, ya que hubo rumores de que fue manipulado para firmar lienzos en blanco. Falleció de una parada cardiorrespiratoria el 23 de enero de 1989.


Siendo el sexo, la muerte y el horror de la condición humana algunos de los temas recurrentes en su obra, cuesta imaginarse que alguien pensara en Dalí como candidato para ilustrar un libro infantil. Sin embargo, en la editorial Random House se consideró que el mundo onírico y simbólico del pintor surrealista casaría bien con una obra que, como es de conocimiento general, transcurre dentro de un sueño. Dalí aceptó el proyecto y realizó trece fotograbados para el libro: uno para cada capítulo más el de la portada, además de un aguafuerte a cuatro colores para el frontispicio. 


 
Ejemplar con el fronstispicio autografiado por Dalí. 

Random House imprimió en 1969 una edición limitada de 2700 ejemplares, todos ellos autografiados por Dalí en el frontispicio. La tirada se agotó muy rápidamente entre admiradores de Dalí y/o de Carroll y coleccionistas y especuladores de arte, y no volvió a reeditarse hasta 2015, año en que, con motivo del 150 aniversario de Alicia en el País de las Maravillas, la Universidad de Princeton presentó una edición de gran calidad y muy accesible para el gran público.



Todas las ilustraciones incluyen colores y dibujo en tinta negra, y suponen un pequeño compendio de recursos y motivos habituales en la obra del pintor. En cada capítulo, Dalí reutiliza una figura que había aparecido ya en al menos media docena de cuadros y dibujos anteriores, la de una niña saltando a la comba, muchas veces acompañada de su sombra. 


Las mariposas, relacionadas tanto con la Oruga como con los propios cambios que experimenta Alicia, y otro motivo recurrente del autor, aparecen también en casi todas las ilustraciones. 


En el capítulo VII, “Una merienda loca”, vemos asimismo el que es posiblemente el símbolo más reconocido de Dalí: el reloj derretido de La persistencia de la memoria de 1931.


Calaveras, medias lunas, extraños animales, líneas cinéticas y figuras más o menos escondidas en el fondo terminan de componer las ilustraciones de Alicia. Un aficionado a Dalí podría sin duda identificar los pequeños dibujos y motivos que aparecen en cada fotograbado acompañando a las figuras principales. Huelga decir que, tratándose de surrealismo, no podemos esperar una representación directa de lo que ocurre en la historia: como un sueño, no hay orden ni lógica aparentes en los elementos de cada ilustración ni en su relación entre ellos.


En la actualidad, las copias originales se venden en subastas por más de 10000 dólares. Las ediciones de Princeton de 2015, por el contrario, con un precio inicial de 24.95$, se encuentran dentro de un rango de precios muy razonable para lo que esencialmente es un libro de arte, y son muy fáciles de encontrar en librerías en Internet.

Fuentes:

CARROLL, Lewis; DALÍ, Salvador (il.); BURSTEIN, Mark (int.); BANCHOFF, Thomas (int.), Alice’s Adventures in Wonderland: 150th. Anniversary Edition. Princeton University Press, Princeton, 2015. 

Destino, cortometraje en Youtube.


ORWELL, George. “Benefit of Clergy: Some Notes on Salvador Dali”. en The Saturday Book for 1944. GB, Londres, 1944. 

VÁZQUEZ, Carlos H. Cuando Dalí reinventó Chupa-chups”, en Forbes, 23 de enero de 2019.

2 comentarios:

  1. No sabía que Dalí había dibujado para Alicia. Creo que, como mencionas en el post, no me había planteado que Dalí pintara para un libro infantil, ya no por sus excentricidades, sino que no se me había ocurrido relacionar un artista tan consagrado en la pintura con las ilustraciones de un libro. No quiero menospreciar ni a uno ni a otro, simplemente que se me hace raro hacer un encargo de este tipo a una persona del "caché" de Dalí.

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    1. En los años 60 y 70 surgió un renovado interés por los libros de Alicia, debido en parte a los movimientos contraculturales, la defensa del consumo de drogas recreativas y alucinógenas y el auge del psicoanálisis, que llevaron a estudiar estos textos desde otras perspectivas aparte de la literaria. Teniendo en cuenta, además, el interés por lo subconsciente, y en consecuencia lo onírico, que demostró el Surrealismo desde sus inicios, fue natural que en algún momento los libros de Alicia llamaran la atención de artistas habitualmente alejados de los textos infantiles.

      No me cabe duda de que Random House consideró que el cada vez mayor público adulto de Alicia apreciaría las ilustraciones de un artista tan valorado como Dalí, y que al propio pintor la atrajeron las posibilidades de mundo de sueño y de obsesión por el tiempo que el libro le ofrecía.

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