12 de diciembre de 2019

Alicia de Hiroki Shibata (1995)




Fushigi no kuni no Arisu (ふしぎの国のアリス, literalmente “Alicia del País de las Maravillas”) es el capítulo 14 de la serie de animación Sekai Meisaku Douwa Series – Wow! Meruhen Okoku (Obras maestras de cuentos de hadas de todo el mundo - ¡Uau! Reino de historias) de la productora japonesa Toei Animation. La serie fue una de las muchas que Toei dedicó a la adaptación de cuentos y novelas infantiles, tanto populares como de autor conocido. En su país de origen se emitió íntegramente en 1995, entre abril y septiembre, a razón de un episodio semanal.


El director del episodio de Alicia fue Hiroki Shibata (no confundir con Hiroshi Shidara, director de la serie en conjunto y de algunos episodios en particular). Shibata es un experimentado productor, director y diseñador de personajes y storyboard que ha trabajado en un gran número de episodios en series de anime tan conocidas como Sailor MoonGegege no KitaroDragon Ball ZDigimon Adventures o Bobobo- bobobo.

Ya que los 26 episodios de esta serie tuvieron en común los guionistas, diseñadores de personajes, artistas y actores de doblaje, es muy difícil en la actualidad determinar cuáles de ellos intervinieron en el capítulo de Alicia. De momento solo he podido averiguar el compositor de la banda sonora, Seijo Yokohama, y la narradora, Mami Koyama, puesto que eran los mismos para toda la serie.

El capítulo es una adaptación canónica de Alicia en el País de las Maravillas, sin añadidos de A través del espejo, pero, debido a su brevedad – unos 25 minutos – la historia está severamente recortada; se suprimen bastantes pasajes, y la narradora suple el contenido de muchos otros.


El comienzo del episodio es bastante fiel al texto original: Alicia se aburre a la orilla del río porque su hermana lee en vez de jugar con ella (sin embargo no está Dinah), y cuando ve pasar a un conejo con chaleco, se levanta inmediatamente y lo sigue hasta su madriguera.


Llega al Vestíbulo de Muchas Puertas, prueba las llaves hasta abrir la puertecita, ve el jardín; se encoge con la poción y crece con el pastelito...


 ...llora desesperada... 


... hasta que el Conejo vuelve, pero se asusta al verla y deja caer su abanico. Alicia se abanica con él y vuelve a disminuir; y cae al Charco de Lágrimas. 


Llega nadando hasta la orilla, desorientada y hambrienta. Camina un largo rato por un bosque, lamentándose de lo difícil que es avanzar siendo tan pequeña. Al cabo de un rato se choca contra el pie de una seta, sobre la cual se encuentra a la Oruga que se dirige a ella amistosamente. 


Alicia conversa con ella acerca de los cambios de tamaño, y, aunque se molesta un poco cuando Alicia considera ridícula la altura que ambas tienen, la Oruga le recomienda comer cada lado de los trozos de la seta para encontrar la estatura con la que se sienta más cómoda. Alicia le hace caso, y va probando hasta recuperar su tamaño normal.


Llega entonces a una casita donde están la Duquesa, la Cocinera y el “Gato Sardónico”. La Duquesa le tira al bebé a los brazos sin apenas saludarla, y se marcha a la partida de croquet de la Reina. Alicia sale de la casa, y el bebé se transforma en cerdito, así que lo suelta y lo ve corretear hacia el bosque. 


El “Gato Sardónico” aparece en la rama de un árbol cercano, y le indica las direcciones del “Sombrerero Loco” y la “Liebre Bisiesta” (sic), advirtiéndole que son dos tipos extraños antes de desaparecer repentinamente. Alicia decide ir a ver a la “Liebre Bisiesta”.


En casa de la Liebre hay un larga mesa puesta con muchos servicios, donde la Liebre, el Sombrerero y el Lirón están tomando el té. 


El Sombrerero le explica por qué hay tantos cubiertos, y se pasan el resto de la merienda cambiando de sitio, pero, como Alicia siempre le toca el que ha ensuciado la Liebre, no tarda en hartarse y marcharse.

Paseando por el bosque, encuentra una puerta en un árbol que la lleva directamente al jardín de la Reina. Los Jardineros-Carta están pintando de rojo las rosas de un rosal blanco, y le cuentan a Alicia que la Reina los mandará ejecutar si se percata del engaño. Alicia se asusta, y pronto tiene ocasión de comprobar que los naipes no exageran: llegan los Reyes con su comitiva, y la Reina manda ejecutar a los Jardineros al ver que han intentado pintar las rosas. 



A continuación invita/ ordena a Alicia a unirse a su partida de croquet, con flamencos como bates y erizos como pelotas. A Alicia le cuesta manejar a su flamenco, y el erizo se marcha tranquilamente cuando llega su turno de golpearlo. La niña comparte su frustración con el “Gato Sardónico”, cuya cabeza aparece cerca de ella, y está a punto de hablar mal de la Reina, pero se da cuenta de que está escuchando y disimula.


Aun así, a la Reina no le gusta el Gato y lo manda decapitar, junto con muchos otros presentes, que suplican piedad e incluso gritan claramente “¡No quiero morir!”. Alicia está aterrada, pero, cuando la Reina la coge de la mano y se la lleva a tirones para presentarle a otros súbditos suyos, oye de refilón que el Rey cancela todas las ejecuciones, y se sonríe con alivio.


Alicia es presentada al “Grifone” y éste, a su vez, le presenta a la llorosa “Tortuga Triste”, pidiéndole que le cuente su historia. Pero la vida de la Tortuga, como dice la narradora, es “tan vulgar y monótona”, que pronto Alicia está bostezando. El “Grifone” anima a la Tortuga a hacerle a la niña una demostración de la “Cuadrilla de la Pareja Bonita”, que es un baile también bastante ordinario. 



Alicia pone cara de no saber cómo irse de allí, pero pronto aparece el Conejo y les anuncia que se va a celebrar un juicio. El Grifo coge a Alicia entre sus garras y se la lleva volando, para después soltarla literalmente en el juicio. Cae sobre la cabeza del Lirón, que es parte del jurado, y los demás miembros (muchos animales que no han aparecido antes) la miran enfadados.


Nada más comenzar el juicio, el Rey le pregunta al Conejo Blanco si el jurado ha emitido ya su veredicto, a lo que el Conejo responde que antes de eso deben declarar los testigos. Son llamados el Sombrerero y la Duquesa, pero, como indica la narradora, “todos los testigos se revelaron inútiles”.


A continuación es llamada a declarar Alicia, la cual comienza a crecer de nuevo sin haber mordido los trozos de seta. Cuando Alicia afirma no saber nada de nada, el Rey pide de nuevo el veredicto, pero el Conejo dice que tiene una prueba que podría ser reveladora: una carta que presuntamente ha escrito como confesión la Sota de Corazones.


Tras las interrupciones del Rey, el Conejo lee la carta, pero el acusado niega haberla escrito él. El Rey se empeña en culparlo y obtener el veredicto de una vez. Alicia se indigna ante tanta injusticia, y su cuerpo comienza a crecer a la par que su enojo, ante el horror de los miembros del jurado.



La Reina de Corazones se pone roja de furia, y ordena a gritos que le corten la cabeza. Alicia le planta cara y le dice que las cartas no le dan ningún miedo. Entonces los Reyes y los Soldados-Carta se transforman en naipes corrientes, y se arrojan sobre ella.



Alicia sacude los brazos para quitárselas de encima, y al poco se despierta para ver la cara de su hermana inclinada sobre ella, reprochándole que ha dormido la tarde entera. Se incorpora de golpe, sorprendida de que no haya sido real.



Alicia comienza a contarle a su hermana el  sueño que ha tenido, y la narradora concluye sugiriendo que tal vez pueda volver algún día al País de las Maravillas.

Resulta interesante comparar esta versión de Alicia con una técnicamente muy similar, la de los directores Toshiyuki Hiruma y Takashi Masunaga, del mismo año. Ambas están realizadas en dibujos animados por estudios japoneses, dentro de una serie de adaptaciones de novelas y cuentos infantiles, y ambas siguen la historia de Alicia en el País de las Maravillas sin injerencias de A través del espejo. Sin embargo, la narrativa, el tono y el estilo de diseño y animación no podían ser más diferentes. La versión de Hiruma y Masunaga, producida en Estados Unidos y pensada para su distribución en este país, no tiene ninguno de los rasgos propios de la animación japonesa en general, y de los años 90 en particular. Salvo por algún detalle, como el gran tamaño de los ojos de Alicia y otros personajes, podría pasar perfectamente por animación occidental, siendo muy similar a la versión de Richard Trueblood de 1988. La versión de Shibata, por el contrario, se realizó para la televisión japonesa, y tiene todas las características de este estilo de animación. Cualquiera que haya crecido con el anime de los 80 y 90 reconocerá la caída de espaldas, los caudalosos chorros de lágrimas, las bocas enormes, los puñetazos en la cabeza, y por supuesto el inefable gotarrón de sudor de la vergüenza ajena. Esta Alicia los tiene todos.




El doblaje en español peninsular consolida la animación como “la típica de los 90” de cualquier serie japonesa. Aunque de momento no me ha sido posible localizar los estudios de doblaje ni identificar a los actores, parece bastante probable que fuera los mismos que en aquella época doblaron otras series como Ranma ½, Slayers o Sailor Moon. Hay algunas traducciones muy arbitrarias (¿Gato Sardónico? ¿Tortuga Triste? ¿Liebre Bisiesta?), pero los actores saben lo que hacen. Alicia está todo el rato criticándose su propia torpeza, encarándose con los personajes del País de las Maravillas o pensando en voz alta, y la actriz de doblaje no repara en expresividad o en volumen. Es fabuloso oírla discutir con la Oruga, reprocharle sus maneras a la Liebre, disimular ante la Reina o pedir expeditivamente “¡CONTESTAD!” tras llamar a la puerta de la Duquesa. Otros personajes también sueltan perlas, como el “su historia era tan vulgar y monótona” de la narradora, o el “¡Dime cómo te va la vida!” del Gato Sardónico, que no tienen precio.



Con una animación y un doblaje tan ágiles y divertidos, es fácil no percatarse de otros aspectos muy bien logrados. Es destacable la música de Seijo Yokohama; en algunos momentos sin diálogo, como la entrada de Alicia en casa de la Duquesa, puede escucharse y apreciarse la belleza de la banda sonora. Los colores son claros y limpios, los fondos están trabajados sin llegar a saturar, y el diseño de personajes es detallista y variado: el Conejo Blanco tiene los ojos rosa (como se dice específicamente en el texto original de Carroll), el Rey y la Reina de Corazones se parecen a las ilustraciones de los naipes, los Jardineros-Carta son diferentes entre ellos, y el Grifo o “Grifone” está tan bien hecho que podría usarse en una historia más seria o dramática sin desentonar.

La limitación del tiempo en pantalla hace que muchas escenas que habrían sido deliciosas se queden solamente insinuadas. Alicia entra en casa de la Duquesa para salir inmediatamente, tras cruzarse apenas unas palabras con la dueña; la primera conversación con el Gato queda reducida también a un par de frases; no están los pasajes de la Carrera Loca ni de la casa del Conejo Blanco; y en general nos quedamos con la sensación de que todo pasa demasiado rápido. Hay también un error de doblaje que se pasó por alto: la Tortuga es aludida por primera vez por la Reina como “Tortuga Bromista”, pero después ya se la llama, más apropiadamente, “Tortuga Triste”.



Esta serie, como muchas similares, se distribuyó internacionalmente y en muchos idiomas. Se conoce como Cuentilandia en España, Le fiabe più belle en Italia, Les contes les plus célèbres en Francia y The World’s Famous Tales en Inglaterra y Estados Unidos; existen también doblajes al español latino, al árabe y al polaco.  La versión española se dobló a partir de la italiana, y la canción que abre y cierra el episodio (interpretada por Cristina d’Avena) se dejó sin traducir ni subtitular. Planeta d'Agostini  posee la titularidad de la serie, y ya la vendía en fascículos con un cuento y un VHS en 1994, lo que indica que Toei la autorizó para su distribución internacional incluso antes de emitirla en Japón. En 2006 la reeditó en cuatro DVD y un único tomo de tapa dura con todos los cuentos. Esta edición en DVD se puede conseguir con relativa facilidad en Argentina y México, pero en España es una rareza. 



Este episodio de Alicia se puede disfrutar, tanto en español peninsular como en latino (el cual sí dobla la canción de apertura) en diferentes canales de vídeo de internet. Es, en general, una de las versiones de dibujos animados más alegres y divertidas que he visto, y, aunque no me ha sido posible encontrarla en su idioma original, recomiendo encarecidamente echarle un vistazo en la versión doblada.


Fuentes:


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