24 de diciembre de 2019

Adventures in Wonderland (1992- 1995)





Adventures in Wonderland es una serie infantil educativa que combina imagen real, marionetas y animación en volumen. Fue producida y emitida por Disney Channel entre 1992 y 1995, y constó de cien episodios de unos treinta minutos, a cargo de diferentes directores y guionistas. La idea original del proyecto fue de Peggy J. Christianson, entonces videpresidente de asuntos creativos de Disney Channel.


Al igual que la serie de dibujos animados de Nippon Animation, Adventures in Wonderland tiene como premisa que Alicia puede entrar y salir a voluntad del País de las Maravillas, que lo hace a menudo y que los personajes que allí viven la conocen y la acogen como una visitante cotidiana; la principal diferencia es que la serie de Nippon insiste en que Alicia sueña todas estas excursiones, mientras que en la de Disney las vive realmente.

Elisabeth Harnois como Alicia, y la gata Dinah.

El papel de Alicia fue interpretado por Elisabeth Harnois, que tenía doce años en el estreno de la serie, en 1992, y que más tarde sería conocida principalmente por su interpretación de Morgan Brody en cuatro temporadas de CSI. Los actores que dieron vida a los habitantes del País de las Maravillas fueron los siguientes: Armelia McQueen como la Reina de Corazones (en realidad un personaje compuesto de la Reina de Corazones y la Reina Roja de A través del espejo); Patrick Richwood como el Conejo Blanco; John Robert Hoffman como el Sombrerero; Reece Holland como la Liebre de Marzo; Robert Barry Fleming y Harry Waters Jr. como Tweedledee y Tweedledum; Wesley Mann como el rostro y dos de las brazos de la Oruga (otros dos actores proporcionaban otros dos pares de brazos); Terry Garr como la Duquesa (nada fea, por cierto); y Ken Page, que muchos conocerán como Oggie Boogie u Old Deuteronomy, como la Morsa (el Caimán del “momento de caimán con labios gordos” también es él). Richad Kuhlman y John Lovelady dieron voz, respectivamente, a las marionetas del Gato de Cheshire y el Lirón.

Patrick Richwood como el Conejo Blanco.

Un personaje peculiar y exclusivo de esta serie es Crystalvision o abreviadamente Crystal, una pantalla de televisión que deambula por el País de las Maravillas y proyecta vídeos musicales, animaciones o imágenes sueltas a petición de los habitantes. No habla, y su calificación como ser sentiente con personalidad propia no está muy clara, pero en algunos episodios muestra palabras en su pantalla como respuesta a intervenciones de otros personajes, y en ocasiones se han referido a él, o a ello, como una criatura más del País de las Maravillas. 


Reece Holland como la Liebre de Marzo.

A lo largo de los episodios, también se inventan personajes según la historia lo requiera: por ejemplo, hay alusiones a la hermana de la Reina, la abuela del Sombrerero, o el Rey Ricardo (de España o Méjico, no es muy seguro), y en una ocasión aparece Conejo DeNiro, un famoso actor hermano del Conejo Blanco.

Robert Barry Fleming y Harry Waters Jr. como los Tweedles, 
gemelos a pesar de sus diferentes alturas y tonos de piel.

Las marionetas del Gato de Cheshire y el Lirón, así como el disfraz de seis patas de la Oruga, y las secuencias de animación en volumen que de vez en cuando muestra Crystal, fueron realizadas por el estudio de Chiodo Brothers. Este trío de animadores era ya conocido por el cortometraje Vincent (Tim Burton, 1982) y su propia película Los payasos asesinos del espacio exterior (1988); posteriormente realizaría Team America (2004) y colaboraría en varios episodios de Los Simpsons.

Richard Kuhlman como el Gato de Cheshire.

La acción transcurre en una ciudad indeterminada de Estados Unidos, en la época contemporánea. Alicia es una niña de unos doce o trece años normal y corriente, que vive con sus padres, su hermana mayor y su hermano pequeño en una bonita casa de los suburbios. Cada episodio comienza con una breve vista del exterior de la casa, y se traslada de inmediato a la habitación de Alicia. Allí, la niña le cuenta a su gata Dinah alguna anécdota o pequeña preocupación relativa a su familia, a sus compañeros o a la escuela, y a continuación atraviesa un espejo de cuerpo entero y entra al País de las Maravillas (desde el primer episodio, sin explicaciones de cómo ha descubierto que el espejo es un portal a otro mundo, ni cómo llegó a conocer a los habitantes). Una vez allí, resulta que sus amigos tienen un problema similar al suyo, o se ven en alguna situación relacionada con la de Alicia y, al ayudarlos, aprende ella también cómo desenvolverse.

Armelia McQueen como la Reina de Corazones.

Al tratarse de una serie educativa, la anécdota de cada episodio presenta un tema acerca del cual se muestra algo de vocabulario, además de una moraleja o consejo. Así, por ejemplo, el episodio 30, titulado “Lo que hace correr al Conejo” se centra en unas elecciones que tienen lugar en el País de las Maravillas (con un juego de palabras en run, que significa tanto “correr” como “presentarse a unas elecciones”), y enseña las bases del funcionamiento de un sistema electoral, además de algunos términos sencillos como “votación", “urnas”, “candidatos”... al mismo tiempo que se insiste en la idea del poder de los ciudadanos para elegir a los representantes, el respeto entre partidos y el derecho al voto. La serie hace un gran trabajo en tanto que las ideas y las palabras aparecen en la historia y las conversaciones de manera natural, sin que en ningún momento se pare la acción para insistir en una enseñanza específica. No se destacan las palabras nuevas, ni los personajes se dirigen al público para insistir en un concepto. Viendo la serie, nunca se tiene la impresión de que están forzando a los niños a aprender nada a cambio del simple entretenimiento y goce de las historias, lo que es un gran reto para cualquier programa educativo. Adventures in Wonderland lo supera con solvencia.

Terry Garr como la Duquesa.

Es importante tener en cuenta, por otro lado, que esta serie no es una adaptación, ni una actualización, de los textos de Carroll. Se toman solamente los personajes, y el hecho de que Alicia pasa de su mundo normal – que poco tiene que ver con el de la Alicia victoriana – al País de las Maravillas. Pero ahí termina toda la relación con los libros originales. Aunque los personajes están continuamente haciendo juegos de palabras (y la mayoría bastante malos), solo muy de tanto en cuando se usan frases o chistes de Carroll, y en ningún episodio se reproducen las aventuras o conflictos de Alicia en el País de las Maravillas o A través del espejo. Los personajes conservan los rasgos de la caracterización original, pero, debido al carácter de la serie, sus defectos están suavizados. La Reina es vanidosa y autoritaria, pero razonable, y está dispuesta a escuchar y aprender de sus errores; el Gato de Cheshire siempre se ríe de los infortunios ajenos, pero ayuda a quien lo necesita; el Conejo Blanco es tímido y sumiso, pero también hace valer sus derechos… Siempre en el espíritu educativo del programa, se muestra que todos tienen defectos y que cada uno es de una manera distinta, pero que el respeto a la individualidad no está reñido con la empatía, la convivencia y el apoyo mutuo. Es un mundo mucho más ordenado y seguro que el País de las Maravillas canónico, pero aun así reconocemos algunos momentos, situaciones y diálogos que bien podrían haber aparecido en los textos originales.

Wesley Mann como la Oruga.

A diferencia de muchas otras versiones de la obra de Carroll, esta adaptación está muy lejos de ser atemporal. Todo en la serie grita “años 90”, desde los vaqueros con peto que habitualmente viste Alicia hasta las gorras al revés y la actitud “guay” de los Tweedles, pasando por los bailes funk que abundan en los números musicales o por el hecho de que el Conejo Blanco siempre vaya en patines, por no hablar del Pentium con el que Alicia realiza de vez en cuando sus tareas escolares y que debía de ser la tecnología más puntera de la época. Todo ello hace que la ambientación quede irremediablemente obsoleta, y que las historias parezcan desfasadas y hasta ingenuas, sin alusiones a los problemas que en la actualidad afectan a los niños, como la adicción a los teléfonos móviles, el ciberacoso o la sexualización precoz. Y, sin embargo, tiene lo mejor de Disney, y lo que a muchos adultos nos gustaría ver en la televisión para nuestros pequeños. Es una serie amable, alegre y optimista, que fomenta valores fundamentales como la amistad, el respeto y el apoyo a los demás, la humildad y la fuerza de voluntad. Hay un episodio dedicado al cuidado del medio ambiente, la limpieza de los espacios públicos y el reciclaje; hay otro en que se ayuda a un recién llegado a encajar en la comunidad; otro en que se destaca la importancia de una dieta sana y el cuidado de la forma física; y muchos en que se condenan las trampas, los engaños y los fingimientos, así como el egoísmo y la mezquindad. Todo, como hemos destacado, presentado con naturalidad y en el curso de una historia corriente. Alicia no entra en el País de las Maravillas expresamente para pedir consejo o resolver sus problemas, solo para pasar un rato con sus amigos.

John Robert Hoffmann como el Sombrerero. 
Cualquier parecido con Willy Wonka es pura imagina.. coincidencia.

En 1993, Disney Channel publicó una pequeña selección de capítulos de la primera temporada en tres cintas de VHS, que todavía pueden adquirirse en Amazon o Ebay a un precio razonable. De momento no ha realizado ninguna otra edición o recopilación en DVD, pero varios aficionados nostálgicos han publicado la serie en su totalidad en canales de vídeo de Internet. Al tratarse de un programa que solamente se emitió en Estados Unidos, nunca ha sido doblado al castellano u otros idiomas (no debe confundirse con Érase una vez en el País de las Maravillas, de 2013, que sí se emitió en España). 


Si bien no es una adaptación propiamente dicha de las obras de Carroll, y está pensada para un público de entre seis y ocho años, no puedo por menos que recomendar esta serie a todo el mundo, de toda edad y condición, que se vea capaz de soportar los años 90, tanto si los vivió en carnes propias o si solo los conoce por memes de Internet. Es divertida, es positiva, tiene marionetas y animación de plastilina, y nos regala a manos llenas algo que a muchos nos arrancan todos los días a base de puñaladas en la espalda: confianza en los demás. ¿Qué otra cosa podemos pedir para Navidad?


Fuentes:

MICHAELSON, Judith. “Hip ‘Wonderland’ Aims to Educate”, Los Angeles Times, 23 de marzo de 1992.

2 comentarios:

  1. En los 80 y los 90, había muchas series o programas infantiles enfocados a la educación tanto como al entretenimiento. Y se daba de forma natural, no como ocurre con las series actuales. Hay mucha gente que piensa que el interés que hay actualmente por las películas y series "retro" es una moda, pero no. Volvemos a lo antiguo simplemente porque con demasiada frecuencia era mucho mejor que lo que hay ahora.

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    1. El hecho de que no estén continuamente diciendo a los niños cómo deben pensar, sino simplemente mostrándoles historias, es muy significativo. Como se puede ver en las capturas de pantalla, la Reina de Corazones y los hermanos Tweedle son interpretados por actores negros, y nadie pestañeaba al respecto. Si esta serie se hubiera grabado en la actualidad, habrían reescrito por completo el personaje de la Reina - porque mostrar a una persona afroamericana siendo egoísta y presumida sería políticamente incorrecto - y los Tweedles no podrían hablar sin hacer de cada frase un manifiesto de identidad. A la hora de enseñar a un niño lo que es la convivencia, mostrar a gente junta ayudándose, y aguantándose, es mucho más simple y efectivo que recalcar continuamente las diferencias entre unos y otros. Parece un concepto muy simple, pero en un lapso de treinta o cuarenta años ha desaparecido.

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