Adventures in Wonderland es una serie
infantil educativa que combina imagen real, marionetas y animación en volumen.
Fue producida y emitida por Disney Channel entre 1992 y 1995, y constó de cien
episodios de unos treinta minutos, a cargo de diferentes directores y
guionistas. La idea original del proyecto fue de Peggy J. Christianson,
entonces videpresidente de asuntos creativos de Disney Channel.
Al igual que la serie de
dibujos animados de Nippon Animation, Adventures in Wonderland tiene
como premisa que Alicia puede entrar y salir a voluntad del País de las
Maravillas, que lo hace a menudo y que los personajes que allí viven la conocen
y la acogen como una visitante cotidiana; la principal diferencia es que la
serie de Nippon insiste en que Alicia sueña todas estas excursiones, mientras
que en la de Disney las vive realmente.
El papel de Alicia fue
interpretado por Elisabeth Harnois, que tenía doce años en el estreno de la
serie, en 1992, y que más tarde sería conocida principalmente por su
interpretación de Morgan Brody en cuatro temporadas de CSI. Los
actores que dieron vida a los habitantes del País de las Maravillas fueron los siguientes:
Armelia McQueen como la Reina de Corazones (en realidad un personaje compuesto
de la Reina de Corazones y la Reina Roja de A través del espejo); Patrick
Richwood como el Conejo Blanco; John Robert Hoffman como el Sombrerero; Reece
Holland como la Liebre de Marzo; Robert Barry Fleming y Harry Waters
Jr. como Tweedledee y Tweedledum; Wesley Mann como el rostro y dos de las
brazos de la Oruga (otros dos actores proporcionaban otros dos pares de
brazos); Terry Garr como la Duquesa (nada fea, por cierto); y Ken Page, que
muchos conocerán como Oggie Boogie u Old Deuteronomy, como la Morsa (el Caimán
del “momento de caimán con labios gordos” también es él). Richad Kuhlman y John
Lovelady dieron voz, respectivamente, a las marionetas del Gato de Cheshire y
el Lirón.
Un personaje peculiar y
exclusivo de esta serie es Crystalvision o abreviadamente Crystal, una pantalla
de televisión que deambula por el País de las Maravillas y proyecta vídeos
musicales, animaciones o imágenes sueltas a petición de los habitantes. No
habla, y su calificación como ser sentiente con personalidad propia no está muy
clara, pero en algunos episodios muestra palabras en su pantalla como respuesta
a intervenciones de otros personajes, y en ocasiones se han referido a él, o a
ello, como una criatura más del País de las Maravillas.
A lo largo de los episodios, también se inventan personajes según la historia lo requiera: por ejemplo, hay alusiones a la hermana de la Reina, la abuela del Sombrerero, o el Rey Ricardo (de España o Méjico, no es muy seguro), y en una ocasión aparece Conejo DeNiro, un famoso actor hermano del Conejo Blanco.
Reece Holland como la Liebre de Marzo.
A lo largo de los episodios, también se inventan personajes según la historia lo requiera: por ejemplo, hay alusiones a la hermana de la Reina, la abuela del Sombrerero, o el Rey Ricardo (de España o Méjico, no es muy seguro), y en una ocasión aparece Conejo DeNiro, un famoso actor hermano del Conejo Blanco.
Robert Barry Fleming y Harry Waters Jr. como los Tweedles,
gemelos a pesar de sus diferentes alturas y tonos de piel.
Las marionetas del Gato
de Cheshire y el Lirón, así como el disfraz de seis patas de la Oruga, y las
secuencias de animación en volumen que de vez en cuando muestra Crystal, fueron
realizadas por el estudio de Chiodo Brothers. Este trío de animadores era ya
conocido por el cortometraje Vincent (Tim Burton, 1982) y su propia película Los payasos asesinos del espacio exterior (1988);
posteriormente realizaría Team America (2004) y colaboraría en varios
episodios de Los Simpsons.
La acción transcurre en
una ciudad indeterminada de Estados Unidos, en la época contemporánea. Alicia
es una niña de unos doce o trece años normal y corriente, que vive con sus
padres, su hermana mayor y su hermano pequeño en una bonita casa de los
suburbios. Cada episodio comienza con una breve vista del exterior de la casa,
y se traslada de inmediato a la habitación de Alicia. Allí, la niña le cuenta a
su gata Dinah alguna anécdota o pequeña preocupación relativa a su familia, a
sus compañeros o a la escuela, y a continuación atraviesa un espejo de cuerpo
entero y entra al País de las Maravillas (desde el primer episodio, sin
explicaciones de cómo ha descubierto que el espejo es un portal a otro mundo,
ni cómo llegó a conocer a los habitantes). Una vez allí, resulta que sus amigos tienen un problema similar al suyo, o se ven en alguna situación relacionada con la de Alicia y, al
ayudarlos, aprende ella también cómo desenvolverse.
Al tratarse de una serie
educativa, la anécdota de cada episodio presenta un tema acerca del cual se
muestra algo de vocabulario, además de una moraleja o consejo. Así, por
ejemplo, el episodio 30, titulado “Lo que hace correr al Conejo” se
centra en unas elecciones que tienen lugar en el País de las Maravillas (con un
juego de palabras en run, que significa tanto “correr” como “presentarse
a unas elecciones”), y enseña las bases del funcionamiento de un sistema
electoral, además de algunos términos sencillos
como “votación", “urnas”, “candidatos”... al mismo tiempo
que se insiste en la idea del poder de los ciudadanos para elegir a los
representantes, el respeto entre partidos y el derecho al voto. La serie hace
un gran trabajo en tanto que las ideas y las palabras aparecen en la historia y
las conversaciones de manera natural, sin que en ningún momento se pare la
acción para insistir en una enseñanza específica. No se destacan las palabras
nuevas, ni los personajes se dirigen al público para insistir en un concepto.
Viendo la serie, nunca se tiene la impresión de que están forzando a los niños
a aprender nada a cambio del simple entretenimiento y goce de las historias, lo
que es un gran reto para cualquier programa educativo. Adventures in
Wonderland lo supera con solvencia.
Es importante tener en
cuenta, por otro lado, que esta serie no es una adaptación, ni una
actualización, de los textos de Carroll. Se toman solamente los personajes, y
el hecho de que Alicia pasa de su mundo normal – que poco tiene que ver con el
de la Alicia victoriana – al País de las Maravillas. Pero ahí termina toda la relación
con los libros originales. Aunque los personajes están continuamente haciendo
juegos de palabras (y la mayoría bastante malos), solo muy de tanto en cuando
se usan frases o chistes de Carroll, y en ningún episodio se reproducen las
aventuras o conflictos de Alicia en el País de las Maravillas o A
través del espejo. Los personajes conservan los rasgos de la
caracterización original, pero, debido al carácter de la serie, sus defectos
están suavizados. La Reina es vanidosa y autoritaria, pero razonable, y está
dispuesta a escuchar y aprender de sus errores; el Gato de Cheshire siempre se
ríe de los infortunios ajenos, pero ayuda a quien lo necesita; el Conejo
Blanco es tímido y sumiso, pero también hace valer sus derechos… Siempre en el
espíritu educativo del programa, se muestra que todos tienen defectos y que
cada uno es de una manera distinta, pero que el respeto a la individualidad no
está reñido con la empatía, la convivencia y el apoyo mutuo. Es un mundo mucho
más ordenado y seguro que el País de las Maravillas canónico, pero aun así reconocemos
algunos momentos, situaciones y diálogos que bien podrían haber aparecido en
los textos originales.
A diferencia de muchas
otras versiones de la obra de Carroll, esta adaptación está muy lejos de ser
atemporal. Todo en la serie grita “años 90”, desde los vaqueros con peto que
habitualmente viste Alicia hasta las gorras al revés y la actitud “guay” de los
Tweedles, pasando por los bailes funk que abundan en los números musicales o por
el hecho de que el Conejo Blanco siempre vaya en patines, por no hablar del
Pentium con el que Alicia realiza de vez en cuando sus tareas escolares y que
debía de ser la tecnología más puntera de la época. Todo ello hace que la ambientación
quede irremediablemente obsoleta, y que las historias parezcan desfasadas y
hasta ingenuas, sin alusiones a los problemas que en la actualidad afectan a los
niños, como la adicción a los teléfonos móviles, el ciberacoso o la sexualización
precoz. Y, sin embargo, tiene lo mejor de Disney, y lo que a muchos adultos nos
gustaría ver en la televisión para nuestros pequeños. Es una serie amable, alegre
y optimista, que fomenta valores fundamentales como la amistad, el respeto y el
apoyo a los demás, la humildad y la fuerza de voluntad. Hay un episodio
dedicado al cuidado del medio ambiente, la limpieza de los espacios públicos y
el reciclaje; hay otro en que se ayuda a un recién llegado a encajar en la
comunidad; otro en que se destaca la importancia de una dieta sana y el cuidado
de la forma física; y muchos en que se condenan las trampas, los engaños y los
fingimientos, así como el egoísmo y la mezquindad. Todo, como hemos destacado,
presentado con naturalidad y en el curso de una historia corriente. Alicia no
entra en el País de las Maravillas expresamente para pedir consejo o resolver
sus problemas, solo para pasar un rato con sus amigos.
John Robert Hoffmann como el Sombrerero.
Cualquier parecido con Willy Wonka es pura imagina.. coincidencia.
En 1993, Disney Channel
publicó una pequeña selección de capítulos de la primera temporada en tres cintas
de VHS, que todavía pueden adquirirse en Amazon o Ebay a un precio razonable.
De momento no ha realizado ninguna otra edición o recopilación en DVD, pero
varios aficionados nostálgicos han publicado la serie en su totalidad en
canales de vídeo de Internet. Al tratarse de un programa que solamente se
emitió en Estados Unidos, nunca ha sido doblado al castellano u otros idiomas
(no debe confundirse con Érase una vez en el País de las Maravillas,
de 2013, que sí se emitió en España).
Si bien no es una
adaptación propiamente dicha de las obras de Carroll, y está pensada para un
público de entre seis y ocho años, no puedo por menos que recomendar esta serie
a todo el mundo, de toda edad y condición, que se vea capaz de soportar los
años 90, tanto si los vivió en carnes propias o si solo los conoce por memes de
Internet. Es divertida, es positiva, tiene marionetas y animación de plastilina,
y nos regala a manos llenas algo que a muchos nos arrancan todos los días a base de puñaladas
en la espalda: confianza en los demás. ¿Qué otra cosa podemos pedir para
Navidad?
Fuentes:
En los 80 y los 90, había muchas series o programas infantiles enfocados a la educación tanto como al entretenimiento. Y se daba de forma natural, no como ocurre con las series actuales. Hay mucha gente que piensa que el interés que hay actualmente por las películas y series "retro" es una moda, pero no. Volvemos a lo antiguo simplemente porque con demasiada frecuencia era mucho mejor que lo que hay ahora.
ResponderEliminarEl hecho de que no estén continuamente diciendo a los niños cómo deben pensar, sino simplemente mostrándoles historias, es muy significativo. Como se puede ver en las capturas de pantalla, la Reina de Corazones y los hermanos Tweedle son interpretados por actores negros, y nadie pestañeaba al respecto. Si esta serie se hubiera grabado en la actualidad, habrían reescrito por completo el personaje de la Reina - porque mostrar a una persona afroamericana siendo egoísta y presumida sería políticamente incorrecto - y los Tweedles no podrían hablar sin hacer de cada frase un manifiesto de identidad. A la hora de enseñar a un niño lo que es la convivencia, mostrar a gente junta ayudándose, y aguantándose, es mucho más simple y efectivo que recalcar continuamente las diferencias entre unos y otros. Parece un concepto muy simple, pero en un lapso de treinta o cuarenta años ha desaparecido.
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