Salvador Fariñas López, "Farinyes", fue un ilustrador y cartelista catalán, nacido en Barcelona en 1911 y fallecido en la misma ciudad en 1991. Aunque en alguna fuente se data su nacimiento en 1901, descendientes suyos han confirmado que falleció con 80 años.
En los años 30 comienzan a aparecer sus trabajos en Ediciones CMB, con su apellido catalanizado como "Farinyes", como fue relativamente común en la época republicana. Sus primeras ilustraciones, en postales, tarjetas de felicitación y tapas de cajas de bombones y dulces, tenían un estilo infantil e inocente, con personajes de mejillas sonrosadas, frecuentemente niños, en situaciones tiernas o cómicas. Fue un género conocido como "Valentines", popular en Estados Unidos y Europa en las primeras décadas del s. XX, y que cultivó también Mabel Lucie Attwell.
En los años anteriores a la Guerra Civil participó en varias exposiciones colectivas, y trabó amistad con los hermanos Josep y Joaquim Bartolí. Con Josep, Fariñas firmó un cartel de propaganda del Sindicato Metalúrgico UGT, "Unidos todos por el triunfo en la guerra y en la paz", hacia 1937. Durante la Guerra Civil, también se le conoce una ilustración para los sobres destinados a la correspondencia entre los soldados del frente y sus familias. Los amigos se exiliaron a Francia tras la guerra, pero Fariñas y Joaquim regresaron en una fecha desconocida. En la década de los 50, con su apellido nuevamente en castellano, aparece como escenógrafo de algunos espectáculos de revista en los que también colaboraba Joaquim Bartolí. A los años 50 pertenecen los que se consideran sus mejores trabajos: carteles para obras de teatro y otros espectáculos como magia y music-hall.
Litografía sobre papel y lienzo.Circa 1950.Museo Reina Sofía.
Salvador Fariñas fue el portadista e ilustrador principal, si no único, de la colección de novelas infantiles y juveniles Cadete, de la editorial Mateu. La colección constaba de varias series, tales como “Cadete infantil”, “Aventureros geniales Cadete”, “Clásicos Cadete” o “Mujeres Insignes”, que presentaban clásicos de la literatura universal abreviados y adaptados, colecciones de cuentos populares y biografías. Entre ellas destacó la “Colección Juvenil Cadete”, que llegó a constar de más de cien títulos de fantasía y aventuras.
En los años 70 se encuentran algunas ilustraciones de carteles para la editorial Planeta, como el del premio Olimpia de novela deportiva, en los que se observa su evolución hacia un grafismo minimalista y geométrico.
La edición de Alicia en el País de las Maravillas que nos ocupa está fechada en 1989, y se trata de una reedición de la original, de 1952. Cuenta con una portada a color y once ilustraciones interiores en blanco y negro, siete de las cuales son de Fariñas, y cuatro de un ilustrador desconocido. La traducción es de Rafael Ballester, infamemente famoso por añadir un capítulo de su propio coleto a la novela de Carroll, inserto después del capítulo V original y titulado "La historia de un perfecto Caballo". Remito al magnífico ensayo de Juan Gabriel López Guix para más detalles sobre este lamentable caso.
Como se puede observar, en la edición de 1989 (derecha) se realizaron modificaciones importantes sobre la portada de Fariñas: se ha suprimido su firma, se ha cambiado la figura de Alicia por la de otro dibujante (en la misma postura y con un vestido idéntico, pero con el cabello rizado en vez de liso), y se ha retirado también la figura del Lacayo-Rana. Por algún motivo, se mantiene la ilustración de Tweedledee o Tweedledum (que ni siquiera es de Alicia en el País de las Maravillas).
La primera ilustración de Fariñas de esta edición es el frontispicio, con una Alicia a tamaño "normal" frente a la que pasa el desfile real, con los Reyes de Corazones mirándola de reojo; también está el heraldo, el Conejo Blanco. De este dibujo llama la atención que Alicia ha cogido en brazos a un Sombrerero bajito y rechoncho, cuando quizá lo que sería más adecuado en esta escena es que estuviera escondiendo a su espalda a los Jardineros-Carta.
Tras dos ilustraciones de Alicia en el Vestíbulo de Muchas Puertas, que corresponden al ilustrador desconocido, el siguiente dibujo de Fariñas se sitúa en el mismo lugar, con Alicia arrodillada junto a la mesita con la llave de la pequeña puerta, y el Conejo Blanco que acaba de llegar con su abanico y los guantes. Hay un leve aire oriental en las columnas y la lámpara de la estancia.
La siguiente ilustración, en el capítulo V ("La Oruga da un consejo") también es de Fariñas; encontramos a la Oruga fumando su narguile sobre su seta, a Alicia, y a una variedad de insectos de aspecto antropomorfo. Este dibujo no es muy bueno: la Oruga tiene un par de piernas humanas además de las otras patas a lo largo de su cuerpo, lleva clavada una banderita sin sentido en el extremo posterior, y fuma una pipa normal, a pesar de que el traductor especifica en el texto que se trata de una "narguile o pipa oriental".
La siguiente ilustración, que es del autor anónimo, pertenece al capítulo espurio del "perfecto caballo", y además del equino titular, aparecen unas flores claramente copiadas de la versión animada de Disney, algo que volveremos a ver más adelante. En el próximo dibujo de Fariñas se ve a Alicia, de espaldas, contemplando la vivienda del Conejo Blanco. La casa es muy bonita y detallada, con altísimos girasoles creciendo hasta el tejado, y una cigüeña y un loro en los alrededores. Sin embargo, la ilustración está en el capítulo "Lechón y pimienta", donde debería mostrarse la casa de la Duquesa y no la del Conejo Blanco; además, los dos hombrecillos que se chocan en el camino parecen referirse a los Lacayos, aunque ninguno tiene rasgos de rana o pez.
Tenemos justo a continuación un dibujo de Alicia charlando con el Gato de Cheshire, que en vez de tener un pelaje a rayas lleva una camiseta a rayas, al igual que un extraño animal (¿quizá un ornitorrinco?) que corre por allí con un traje de baño y un paraguas. También hay varios caracoles que no tienen rasgos humanos ni ninguna relación con el texto original.
La siguiente ilustración, similar a la del frontispicio, muestra a Alicia con los Reyes de Corazones, el Conejo Blanco y otros personajes de fondo, como un Soldado-Carta con una lanza, un sirviente que porta una corona sobre un almohadón, y un coro de cuatro individuos que entonan algo, pero apartados de todos los demás. Hay un objeto desconcertante, como un pequeño globo aerostático, que llena el hueco de la esquina superior derecha, pero no puedo decir con seguridad qué es ni qué hace ahí.
Tras un nuevo dibujo del autor anónimo, en que se vuelven a apreciar las "influencias" de Disney (la Reina de Corazones es un calco total), aparece la última ilustración de Fariñas, en el capítulo "El rigodón de las langostas". Personalmente, es la que más me ha llamado la atención: Alicia está con la llorosa Tortuga Falsa, un gran número de pájaros no antropomorfos (golondrinas, aparentemente), y el Grifo... que tiene por cabeza un grifo de cocina. Es un grifo de agua, no la criatura mítica que han dibujado todos los ilustradores de Alicia durante décadas. El traductor, unas páginas antes, ha omitido la frase "Si no sabéis lo que es un Grifo, mirad el dibujo", y no podemos saber si Fariñas no sabía realmente lo que era un grifo mitológico, o si, aprovechando el homónimo español, quiso hacer un chiste terriblemente malo.
El dibujo de la contraportada de esta edición, el muchacho cadete que daba nombre a las colecciones, es también de Fariñas y aparece como fondo tras la lista de títulos que componen la serie.
Las ilustraciones de esta Alicia en el País de las Maravillas, probablemente realizadas con tinta, son bastante sencillas, de trazos claros, adecuadas para el público infantil y juvenil al que estaban destinados los cientos de libros de las series Cadete. Sin embargo, parece que Fariñas, quien en aquella época debía de trabajar a destajo ilustrando continuamente un libro tras otro, no tuvo tiempo de leer el texto para el que hacía los dibujos; puede que no tuviera más que unas indicaciones someras del editor. El desplazamiento de personajes (el Tweedledee o Tweedledum de la portada no es de esta novela; el Sombrerero, que aparece en la portada y en el frontispicio vendiendo un sombrero a media peseta, no tiene una ilustración en el capítulo que le corresponde), la confusión de escenarios (la casa del Conejo Blanco en el episodio de la Duquesa) y los aleatorios animales y objetos que rellenan los espacios en blanco (el ornitorrinco, los caracoles, el globo) no sugieren, como logran otros ilustradores, la impresión de un mundo absurdo e inesperado. Más bien parece que el autor no tuvo suficiente tiempo para consultar el texto y tener una mejor idea de las posibilidades de la historia.
Las postales y libros ilustrados por Salvador Fariñas - en especial estos últimos, que siguieron reeditándose hasta finales de los años 80 - se pueden encontrar muy fácilmente en librerías de viejo y tiendas en línea. El museo Reina Sofía de Madrid alberga una pequeña muestra de sus carteles para espectáculos de magia y adivinación.
Fuentes:
BARJAU, Santi. "Farinyes/ Fariñas: amor i espectacle", en su blog Els "meus" cartellistes, 23 de julio de 2015.
CARROLL, Lewis; BALLESTER ESCALAS, Rafael (trad.); FARIÑAS, Salvador (il.). Alicia en el País de las Maravillas, Instituto Enciclopédico Español, Barcelona, 1989.
LÓPEZ GUIX, Juan Gabriel. "De Agincourt a Eton y más allá: la Alicia en el país de las maravillas de Rafael Ballester Escalas y sus secuelas".
"Fariñas", en el blog Ninots, tebeos i dibuixos, 15 de noviembre de 2012.
L'enhorabona i l'agraïment per aquesta aportació que omple un buit i recupera el reconeixement i respecte que es mereixen aquests artistes que d'altra manera restarien en l'anonimat.
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