Phantasmagoria es un cortometraje dirigido por Tiziana Caminada en 1989, basado en el poema de Lewis Carroll del mismo título. Fue el trabajo con el que la directora se graduó en la Escuela de Cine de Londres y fue proyectado en festivales en Suiza. Después quedó "olvidado en el archivo" hasta que su reciente digitalización ha hecho posible un estreno por Internet. Dura unos 18 minutos.
Tiziana Caminada (Zurich, 1955), hija de inmigrantes italianos, se educó en la zona italoparlante de Suiza y se formó como trabajadora social, antes de mudarse a Londres y estudiar cinematografía. Phantasmagoria fue filmada en la Escuela de Cine de Londres. En la actualidad, Caminada reside en Ginebra, y ha rodado varios documentales, siendo el más destacado Inferno in Paradiso (2021), sobre la contaminación del aire y el agua en la región italiana de Salerno, y su relación con la elevada incidencia de cáncer respecto al resto del país.
En esta obra aparecen tres actores: Raymond Sawyer como Lewis Carroll; Anna Pernicci como el fantasma y la sobrina de Carroll; y Alexandre Révérend como su mayordomo. Sawyer trabajó como actor de reparto en varias películas y series de televisión; en 2009, apareció en tres de los cinco episodios de la miniserie Collision de Anthony Horowitz. De modo similar, Anna Pernicci también tuvo pequeños papeles en episodios sueltos de televisión y cortometrajes, y además fue protagonista en los casi ciento cincuenta episodios de la serie de ciencia ficción Jupiter Moon (1990-96). Por su parte, Alexandre Révérend es un autor, compositor e investigador al que ya conocemos por su adaptación animada de A través del espejo. La banda sonora de este cortometraje es también suya.
La obra comienza con el tictac de un reloj y un cartel que sitúa la acción en "Oxford, invierno de 1860". Se nos muestra el estudio de Lewis Carroll, con sus libros, fotografías, cráneos y fósiles, y el reloj de pared que marca las siete y media. Carroll entra de la calle, deja unos álbumes sobre una mesa, y de inmediato comienza a trabajar en un problema matemático, sin quitarse siquiera el sombrero. Su criado, Gaspard, entra y le anuncia que le ha servido la cena, y que su sobrina ha venido a verlo. Carroll rechaza la visita alegando que está muy ocupado. El criado le coge el sombrero y acompaña afuera a la sobrina, quien protesta débilmente: "Pero, me prometió...".
Carroll sigue enfrascado en el problema que no logra resolver cuando comienza a escuchar unos extraños lamentos. Se arma con un reglón y un candil y se pone a mirar tras las cortinas y bajo los muebles, hasta encontrar una figura blanca que huye de la luz. Viendo que no parece agresiva, deja el reglón y baja la llama de la lamparilla. La figura, caracterizada como un arlequín completamente blanco excepto por el maquillaje negro de los ojos, se presenta como un fantasma.
Carroll no se impresiona y le dice que está muy ocupado, pero el fantasma descubre la comida que ha dejado antes el mayordomo y se invita a sí mismo a cenar. Carroll se indigna ante tamaña desfachatez, y su irritación va en aumento cuando el fantasma coge un lápiz y se pone a escribir en su problema de matemáticas. Sin embargo, su enojo se torna en sorpresa cuando comprueba que lo ha resuelto correctamente, cuando él llevaba nada menos que tres años sin hallar la solución. Le pregunta al fantasma cómo ha podido hacerlo, y este le contesta que es un no-muerto, pero no está cerebralmente muerto. A continuación, invita a Carroll a sentarse con él a cenar, e incluso le sirve una ración de pollo y verduras... más pequeña que la que se sirve a sí mismo.
Carroll comienza a pensar que el fantasma es solamente un mago que hace trucos, y le cuenta que vio un espectáculo de magia el año anterior, pero el fantasma le corta para criticar su mala memoria "que solo funciona hacia atrás", cuando él tiene "recuerdos" de lo que va a pasar en el futuro. Carroll discute que el concepto de memoria no funciona así, y que "recordar" hechos del futuro significaría controlar el tiempo. El fantasma le dice que sí a todo, hasta que prueba un sorbo de vino, considera que no es lo suficiente añejo, y hace que la botella envejezca unas cuantas décadas, las suficientes para que se cubra de telarañas. Sobresaltado, Carroll intenta razonar que, si es un fantasma, no debería tener necesidad de comer ni beber. El fantasma desaparece, y dice en off que, en efecto, no tiene necesidad, pero lo hace por placer. Vuelve a aparecer en la mesa y da otro par de bocados, pero enseguida le dice a Carroll que tiene una idea equivocada de los fantasmas, y que van a divertirse un poco.
La idea de diversión del fantasma es asustar a Gaspard, que ya está acostado, haciendo chirridos y maullidos, y luego quitándole la vela de las manos a Carroll y atravesando estanterías de libros. De vuelta en el despacho, el fantasma coge el reglón y le pide a Carroll que lo mida, ya que está tan obsesionado con medir y calcular todos los aspectos de la realidad. Mientras Carroll se prepara, el fantasma toca la campanilla para llamar al criado, y cuando Carroll va a medirlo, se vuelve incorpóreo, haciendo que Carroll caiga de bruces. Así, cuando llega Gaspard, se encuentra a Carroll tirado en el suelo y hablando solo.
Cuando se marcha el criado, Carroll sigue dudando de que el fantasma no sea un producto de su fantasía, y le pide permiso para sacarle una foto, pero el fantasma comienza a aparecer y desaparecer por toda la habitación, tirándole cosas a Carroll.
Finalmente, le entrega unos lápices de color rosa, "porque una ecuación escrita en negro, y vuelta a escribir en rosa, es una ecuación diferente", y un caleidoscopio, "porque no hay nada como esto para mirar las cosas". Carroll los rechaza por ser juguetes de niño, pero en cambio acepta jugar una partida de ajedrez con el fantasma.
Este, como era de esperar, se salta las reglas cuando va perdiendo y mueve las piezas como le apetece. Carroll le dice que sus movimientos no tienen sentido, a lo que el fantasma replica que jugar al ajedrez con un fantasma tampoco es sensato. Así, se declaran la guerra, y se convierten en alegorías de Francia e Inglaterra; la habitación se llena de humo y se oyen de fondo gritos de batalla. Inmerso en el juego, Carroll se convierte momentáneamente en "el rey de los fantasmas", se vuelve incorpóreo y puede atravesar la estantería.
El fantasma parece contento de que Carroll haya recuperado su imaginación infantil, y lo anima a hacer cualquier cosa que desee, pero de pronto ve que un reloj marca las seis menos diez, dice que se le hace tarde, se despide de Carroll y desaparece. A las seis en punto, el estudio de Carroll ha recuperado la normalidad, y él está sombrío y cabizbajo por haber perdido a su compañero de juegos. Encuentra el caleidoscopio en un sillón y se pone a mirar a su alrededor, y está haciendo pajaritas de papel con sus problemas de matemáticas, cuando entra Gaspard y le anuncia que ha llegado su sobrina. Encantado de por tener de nuevo compañía, recibe afectuosamente a la niña, le regala la pajarita y el caleidoscopio, y le dice que tiene una maravillosa historia que contarle.
El cortometraje termina citando unos versos del poema (los tres primeros de la segunda estrofa): "Había una extrañeza en la habitación/ y alguna cosa blanca y ondulada/ estaba cerca de mí en la penumbra...".
Los del final son los únicos versos del "Phantasmagoria" original que aparecen en la obra, además de algunas frases que dice el fantasma y que también remiten a Carroll, como el "¡Se me hace tarde!", que recuerda obviamente al Conejo Blanco; o "No he dicho que no hubiera nada mejor; he dicho que no hay nada como eso", del Rey Blanco en A través del espejo. No se trata, como se ve, de una adaptación total o parcial del poema, sino de una pequeña historia inspirada en él, y con un ambiente decididamente carrolliano.
Es posible, sin embargo, que los espectadores que no conozcan el poema de Carroll piensen que se trata de una versión del célebre Cuento de Navidad de Charles Dickens, en tanto que el protagonista es un hombre adusto que prefiere concentrarse en un problema de matemáticas antes que pasar un rato con su sobrina, y al que la visita del fantasma le hace recuperar la imaginación y las ganas de distraerse. Esto no ocurre en el poema de Carroll, donde el protagonista echa de menos al fantasma cuando este se marcha, pero también le ha parecido enojoso y cargante, y no hay ninguna indicación de que vaya a cambiar de carácter o estilo de vida por haberle conocido.
Aunque no se trate de una adaptación del poema, es una obra que remite a un texto de Carroll poco conocido por el público general, y que técnicamente no deja nada que desear: la interpretación, la fotografía, la ambientación, la banda sonora y los efectos especiales son irreprochables.
El cortometraje ha sido publicado en YouTube por su directora, y está disponible para su visualización completa de forma gratuita.
Fuentes:
CARROLL, Lewis. Phantasmagoria and Other Poems, en Proyecto Gutemberg.
Phantasmagoria, cortometraje en el canal de Tiziana Caminada.
Phantasmagoria, ficha de la película en Internet Movie DataBase.
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