Mi agradecimiento a Juan Ángel Serrano por sus oportunas correcciones.
Del cuento "It's about time!"
de la colección Disney's storytime treasures library (1998).
"¡Qué sensación más extraña!", se dice a sí misma Alicia, después de beberse la poción de la botellita, "Debo de estar encogiéndome como un telescopio". Se encoge, en efecto, hasta llegar a las diez pulgadas (25.4 cm.), y más adelante, tras aumentar de tamaño y darse aire inconscientemente con el abanico del Conejo Blanco, vuelve a reducirse hasta quedar en nueve pulgadas (22.8 cm.), lo que le hace exclamar, desesperada: "¡Nunca había sido tan pequeña como ahora, nunca!".
Ilustración de Gordon Robinson (1916).
Sin embargo, científicos de las universidades de Cardiff, dirigidos por el doctor Daryl Beggs, han conseguido que sea más pequeña todavía, más pequeña de lo que nunca se habría imaginado el propio Carroll: han reducido las páginas del libro a un tamaño de 85x60 micrones. ¿Cuánto es un micrón? La milésima parte de un milímetro. Como referencia, el diámetro de un cabello humano mide entre 50 y 70 micrones.
La página oficial del proyecto describe el libro como: "La más pequeña reproducción nunca hecha de Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, con letras que se miden en nanómetros", y a continuación concreta: "las 78 páginas y 26.764 palabras de la historia se han traspasado a un pequeño chip de silicio, en que cada página tiene el ancho de un cabello humano (60 micrones). Cada letra individual solo tiene dos micrones de alta, y está hecha de oro puro".
Según explican Daryl Beggs y Dimitra Fimi (la asesora literaria), escogieron el libro de Alicia en el País de las Maravillas no solo por las reducciones de tamaño de la protagonista, sino por la fascinación por las miniaturas y lo diminuto que, en general, sentían los victorianos. Fue la época en que se perfeccionó el microscopio, se popularizaron las figuritas de animales en joyería y adornos, y comenzaron a construirse detalladas casitas de muñecas (no tanto como juguetes, sino como modelos educativos donde las niñas recreaban la organización de un hogar).
Cocina de una casita de muñecas de 1840.Victoria&Albert Museum of Childhood.
Charles Dodgson, el futuro Lewis Carroll, no se resistió al encanto de lo diminuto. Su tío Skeffington Lutwidge tenía una colección de instrumentos ópticos (además de otras curiosidades, como una nevera), y contagió a su sobrino su afición a observar minúsculos animales vivos por medio de un microscopio. "Es una visión de lo más interesante", escribiría Dodgson en su diario en 1852, "dado que estas criaturas son convenientemente transparentes, y puedes ver sus órganos brincando como piezas de una intrincada maquinaria, y hasta la circulación de la sangre". Un año más tarde, John Benjamin Dancer (1812- 1887) inventó la microfotografía, el proceso de reducir fotografías a un tamaño de milímetros, de modo que solo puedan ser vistas a través de un microscopio. La novedad causó furor en la Inglaterra vitoriana al menos durante cuatro décadas, y no cabe duda de que Charles Dodgson, que se inició en la fotografía en 1856, debió de admirar muchas de estas imágenes microscópicas.
Microfotografía de la Luna.
No olvidemos, por otra parte, que la producción de libros en miniatura data de la era renacentista (aunque ya se escribían obras a mano en miniatura antes de la invención de la imprenta), y ha sido un arte que ha perdurado durante siglos. El libro como miniatura legible a simple vista es un objeto común para coleccionistas y curiosos, y hoy en día es muy fácil encontrar libros de Alicia en miniatura, que caben en la palma de la mano pero también se pueden leer.
Edición en castellano de Minilibros, 2012.Mide 50x60 mm.
Hasta el presente año, el honor del libro más pequeño nunca hecho - certificado con récord Guinness - lo tiene el cuento Teeny Ted from Turnip Town (2007), escrito por Malcolm D. Chaplin y publicado por Robert Chaplin, en Canadá. El ejemplar está impreso en treinta microtabletas de silicio y tiene un tamaño de 70x100 micrones. Sin embargo, parece ser que aún hay otros más pequeños: los dos creados en 2016 por el miniaturista siberiano Vladimir M. Aniskin. Ambos ejemplares - uno de los cuales contiene una lista de nombres de microminiaturistas, y el otro el alfabeto cirílico - miden 70x90; excepcionalmente están hechos a pulso, sin la ayuda de brazos o dedos robóticos, y presentados sobre el corte transversal de una semilla de amapola. Las letras miden 15 nanómetros.
La zona blanca de esta imagen es el corte de la semilla de amapola.
El libro está en la placa dorada del centro.
Imagen de Vladimir Aniskin.
Tanto el libro de los hermanos Chaplin como los dos listados de Aniskin podrían quedar desbancados si la Alicia de Beggs se presenta a los récords. No cabe duda, sin embargo, de que con el desarrollo de la nanotecnología, Alicia seguirá haciéndose más y más pequeña, hasta medidas inconcebibles. Desde hace poco, Alicia en el País de las Maravillas puede ser leída por los klingon: a partir de ahora, también podrán leerla los nanites.
Fuentes:
A cabinet of curiosities, página web de Howard Lynk.
GAMERO, Alejandro. "Breve historia de los libros en miniatura", en La piedra de Sísifo, 27 de febrero de 2019.
Tiny Alice Project.
Wikipedia.
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