Entrada dedicada a la persona que me enseñó esta canción y su origen.
Pienso en ti. Todos los días.
Pienso en ti. Todos los días.
El Castillo de Windsor desde el patio inferior el 5 de noviembre (1776),
de Paul Sandby.
Recuerda, recuerda el cinco de noviembre
La traición de la pólvora y la conspiración
No veo razón
para que deba olvidarse
esa gran traición
Ese tipo, Guy Fawkes, ese fue su intento
Hacer reventar al Rey y al Parlamento
Tres veintenas de barriles fue a colocar
en su afán de la Vieja Inglaterra destronar
Por la gracia de Dios, fue capturado
con una cerilla encendida y un farol tapado
Muchachos, muchachos, doblan las campanas
Muchachos, muchachos, Dios al Rey salva
Y con él, ¿qué haremos?
¡LO QUEMAREMOS!
Aunque por su contenido
no lo parezca, este pequeño poema es una rima infantil, y los niños y niñas de
Inglaterra la aprenden y cantan desde hace siglos. Alude a un hecho histórico
ocurrido, en efecto, en la madrugada del 4 al 5 de noviembre de 1605: el
descubrimiento del intento de asesinato del rey Jacobo I, en la víspera de la
apertura de la segunda sesión del primer Parlamento de su reinado, por parte de
un grupo de extremistas católicos. Este atentado fallido se conoce como la
conspiración, la traición o el complot de la pólvora, ya que el plan de los
terroristas consistía en volar todo el edificio del Parlamento con barriles
repletos de este explosivo.
Los fracasados regicidas
estaban liderados por Robert Catesby, y su pretensión a largo plazo era
convertir al catolicismo a Isabel, la hija de Jacobo I, que naturalmente
sucedería a su padre en el trono. Unos días antes, sin embargo, un noble
católico invitado a la apertura del Parlamento recibió una carta anónima que le
advertía del peligro que le supondría asistir. Este hombre dio la voz de alarma
a los allegados del rey, y la noche del 4 de noviembre, el conde de Salisbury
ordenó registrar el edificio del Parlamento. Guy Fawkes, uno de los
conspiradores, fue hallado en los sótanos, con una antorcha y una linterna
velada, dando una última revisión a una pila de leña y a treinta y seis
barriles de pólvora (no sesenta; la canción exagera a ese respecto) que haría
estallar al día siguiente. Londres celebró el fracaso del complot encendiendo
hogueras durante toda la noche del 5 de noviembre.
Hay prolijos recuentos de las avanzadas técnicas de persuasión a las que fue sometido Fawkes hasta que reveló los nombres de los
demás conjurados. Algunos, como el propio líder Robert Catesby, lograron huir
de Londres, pero en poco tiempo todos fueron capturados, larga y minuciosamente
torturados, y ejecutados públicamente como traidores; sus cabezas terminaron
clavadas en picas y sus restos en pedazos fueron arrojados a los cuervos. Los
leales súbditos del rey pagaron entrada para el espectáculo.
La ejecución de Guy Fawkes (1606), de Claes Jansz. Visscher.
Estos acontecimientos
dieron lugar a dos tradiciones que llegan hasta nuestros días: el
inspeccionar el sótano del edificio del Parlamento la noche del cuatro de
noviembre, por si acaso, y el encender fogatas la noche siguiente, tanto
para celebrar el fracaso de los terroristas como para quemar en ellas maniquíes (llamados genéricamente “guys”) que representan al malogrado incendiario, en la llamada “noche de hogueras”,
“noche de fuegos artificiales” o simplemente “noche de Guy Fawkes”. Hasta bien
entrado el siglo XX existía también la costumbre de que los niños fueran
paseando su muñeco y pidiendo un penique puerta a puerta (“penny for the guy”),
para gastárselo en dulces y comérselos cuando lo quemaran. Paulatinamente se ha
ido perdiendo este aspecto de la tradición, absorbido por Halloween, pero no ha
desaparecido del todo. En cuanto a la canción que abre este artículo, es una
versión acortada de un poema más extenso, del cual a su vez existen varias
versiones. La más antigua parece remontarse a 1742.
Procession of a guy (1864). Artista desconocido.
¿Qué relación tienen
estos hechos, convertidos en tan cuestionable coplilla infantil, con los libros
de Alicia? El Ratón del País de las Maravillas era, como
recordaremos, aficionado a la historia de Inglaterra, pero no es él quien hace
alusión al desdichado Fawkes. En A través del espejo es la
propia Alicia quien le cuenta al pequeño Kitty, uno de los gatitos de Dinah,
que ya se está preparando la pira.
- ¿Sabes qué día es
mañana, Kitty? – comenzó Alicia – Lo habrías adivinado si te hubieras asomado a
la ventana conmigo… pero Dinah te estaba aseando, así que no has podido. Yo he
visto a los muchachos recoger leña para la fogata, ¡y se necesita muchísima
leña, Kitty! Pero comenzó a hacer tanto frío y nevar tanto que lo tuvieron que
dejar. Pero no te preocupes, Kitty, que mañana iremos a ver la hoguera.
Alice y Kitty (1871), de John Tenniel.
Christ Church, por
supuesto, no fruncía el ceño ante la idea de quemar radicales católicos, y cada
año conmemoraba la noche de Guy Fawkes encendiendo una gran hoguera en uno de
los patios, el Peckwater Quadrangle. No cabe duda de que tanto Charles Dodgson
como la familia Liddell asistían a estas celebraciones, y por tanto la Alicia de
A través del espejo estaba familiarizada con ellas.
El que la niña mencione que
es la noche previa a la fogata constituye el brillante y sutil recurso de Carroll para situarnos
en el tiempo del libro. El segundo sueño de Alicia ocurre el 4 de noviembre,
cuando el primero, como se revela asimismo en el libro anterior, había tenido
lugar el 4 de mayo. Han pasado exactamente seis meses entre ambas aventuras; y
como más tarde Alicia le dice a Humpty Dumpty que tiene siete años y medio,
se deduce fácilmente que tenía siete en el primer libro. Carroll subrayó este
hecho cuando pegó en el manuscrito Las aventuras de Alicia bajo tierra,
la primera versión de Alicia en el País de las Maravillas, una fotografía
que le había sacado a Alice Liddell cuando tenía siete años, en 1859.
El que A través del
espejo transcurra el 4 de noviembre de 1859 no nos proporciona solamente la
edad de Alicia, sino que conduce a un retorcido juego matemático con la edad de
la Reina Blanca, que implica varios cálculos y desemboca en el número favorito de Lewis Carroll.
Después de sus aventuras
en el tablero de ajedrez, Alicia no vuelve a acordarse de la fogata; solamente
menciona “la mañana siguiente” cuando le habla a Dinah de cómo le recitará durante
el desayuno todas las poesías sobre pescado y marisco que oyó en el Mundo del
Espejo. Horas más tarde, muy posiblemente, la excitación de la fiesta
comunitaria, de admirar la altura de las llamas y de ver arder hasta consumirse
a guy, acabará de borrar todos los recuerdos de su sueño.
Como Martin Gardner
apunta en su siempre imprescindible Alicia anotada, hay “negacionistas” que sostienen
que la fogata que se está preparando no es la de la noche de Guy Fawkes, sino
alguna de las que encendieron el 10 de marzo de 1863, en honor a la boda del
Príncipe de Gales. Estas teorías se apoyan en que Carroll menciona en sus
diarios que llevó a Alice Liddell a dar una vuelta por el campus para ver las hogueras
y los fuegos artificiales, y también en el hecho de que la nieve es común en
Oxford en la primavera, pero rara a principios de noviembre. En tal caso, sin
embargo, no significaría nada que Alicia estableciera su edad con la exactitud
de “siete años y medio”, se perdería todo el contraste entre la soleada tarde
de primavera a la orilla del río y la nevada noche otoñal en el interior de la
casa, y, sobre todo, no existiría ninguna correspondencia numérica entre los
sueños, algo que, por descontado, no iba a pasar mientras Carroll estuviera de
guardia.
A pesar que
históricamente no fue más que el pobre mandao al que pillaron
con las manos en la masa, Guy Fawkes es todavía un personaje popular en el
Reino Unido, lo suficientemente carismático para que Alan Moore construyera
alrededor de su efigie y su historia la monumental novela gráfica V de
Vendetta, y se le recuerde y se le queme cada año. Los poemas inspirados en
él, así como grabaciones de la canción, se encuentran fácilmente en internet,
al ser parte del folklore. Recordad, recordad… que si no dais un penique para
el tipo, seréis castigados con una mala suerte extrema, tal vez equivalente a
la que sufrió él. Tened cambio a mano, por si acaso.
Fuentes:
CARROLL,
Lewis; GARDNER, Martin (ed.). The Annotated Alice, Penguin,
Londres, 2001.
Poem of the week. Aquí se
puede leer una versión del poema de 1870.
SHARPE, James. “Who was Guy Fawkes, the man behind the mask?”, en National Geographic, 3 de noviembre
de 2018.
SULLIVAN, Nate. “Guy Fawkes Nigh Poem: Meaning and Analysis”, en Study.com. Contiene la versión de
1742 del poema.
Wikimedia Commons.
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