Alice's Adventures in Wonderland es una producción musical británica de 1972, dirigida por el australiano William Sterling, cuyos trabajos anteriores habían sido las series Sherlock Holmes
(1964) y la menos conocida Counterstrike
(1969). Esta película fue su primer y último trabajo para la gran pantalla. Alicia fue
interpretada por Fiona Fullerton, que entonces tenía quince años, y más tarde sería chica Bond en Panorama para matar (1985). El cantante
Michael Crawford, que hacía de Conejo Blanco, se convertiría entre 1984 y 1990
en el primer y más celebrado Erik del musical de Andrew Lloyd Webber El Fantasma de la Ópera.
La banda sonora estuvo a cargo del
letrista Don Black y el compositor John Barry, también músico habitual en las películas del agente 007. Los actores interpretan ellos mismos las
canciones, pero existe cierta confusión en el caso de Alicia: unas fuentes
aseguran que fue la propia actriz, Fiona Fullerton, quien cantaba las
canciones, pero otras sugieren nombres diferentes que no aparecieron en los
créditos, como Maegan Moore o Natalie Farmer.
La película recibió dos premios BAFTA
en 1973: al mejor vestuario (Anthony Medleson) y mejor fotografía (Geoffrey
Unsworth).
Probablemente, lo más destacado de
esta versión es su comienzo, que nos muestra la historia de Alicia no desde el principio
del libro, sino desde la génesis del mismo. Tras los créditos de apertura,
aparecen remando por el Támesis Lewis Carroll (Michael Jayston) y el
Rev. Duckworth (Hywel Bennet), con las hermanas Liddel, Lorina (Victoria
Shellard), Alicia (Fiona Fullerton) y Edith (Pippa Wickers).
Desembarcan, preparan una abundante merienda y se
tienden en la hierba, mientras la voz en off
de Carroll va relatando los acontecimientos de la "tarde dorada", y comienza a improvisar el cuento. Alicia lo escucha al
principio, pero se va adormilando al ver cómo Lorina levanta ante ella un
castillo de cartas y Edith balancea unas margaritas ante sus ojos.
De
pronto, un conejo blanco choca contra el castillo de cartas, que salen volando
a una altura antinatural, el entorno se vuelve rojizo, y el Conejo Blanco (el
ya mencionado Michael Crawford) pisa la carta de la Reina de Corazones, la
cual suelta un quejido y hace que Alicia despierte de su ensimismamiento.
Alicia está ahora sola entre unas plantas altísimas. Sigue al Conejo Blanco a
su madriguera y a partir de este momento la película ya inicia la sucesión de escenas
canónicas de Alicia en el País de las
Maravillas, con una canción escrita a propósito para cada secuencia. Hay un
solo elemento de A través del espejo
en la aparición de Tweedledee y Tweedledum.
Así, Alicia, tras caer por la
madriguera, encuentra la puertecita que da al jardín, encoge al beber la poción
y crece al comer el pastelito, llora amargamente pensando que está atrapada
para siempre, encoge de nuevo al abanicarse, y nada en el lago de sus propias
lágrimas. Sigue al Ratón (Davy Kaye) y a los otros animales a tierra firme,
donde primero el Ratón intenta secarlos con una historia aburrida, pero al ver
que no funciona, el Dodo (William Ellis) propone la Carrera Loca. Una vez todos
secos, y con unos improvisados premios que Alicia encuentra de casualidad en
sus bolsillos, todos se sientan a escuchar un cuento de Alicia, pero ella los
espanta accidentalmente al mencionarles lo buena cazadora que es su gata Dinah.
Alicia se ha quedado sola, pero no
tarda en encontrarse de nuevo con el Conejo, quien la confunde con su criada
Mary Ann y la manda a su casa a por sus guantes y su abanico, cantándole una
canción sobre cómo él nunca se equivoca en nada. Alicia obedece, y al beber de
una botellita en casa del Conejo vuelve a crecer a un tamaño descomunal, y se
queda atascada en la casita. El Conejo y el Jardinero intentan obligar al
Lagarto Bill (Julian Chagrin) a que saque él mismo a Alicia de la casa (lo que,
como es sabido, tiene funestas consecuencias para Bill), y al ver que no
funciona, comienzan a tirarle guijarros a Alicia a través de la ventana. Las
piedrecitas se transforman en pasteles, Alicia come uno y vuelve a disminuir de
tamaño; tanto, que puede salir y esconderse de animales que aún discuten
qué hacer con ella.
Tiene a continuación un encuentro con
la Oruga (Ralph Richardson), quien, tras una discusión existencial, le ofrece
coger trozos de la seta donde está sentada para poder crecer y disminuir a
voluntad. Tras seguir paseando un rato por el bosque y cantar una canción, se
encuentra con Tweedledee y Tweedledum (los gemelos Frank y Fred Cox,
respectivamente) y les ayuda a pertrecharse para su enfrentamiento a vida o
muerte. Son interrumpidos por el Cuervo, y Alicia vuelve a quedarse sola
(y canta otra canción).
Llega a una casita en medio del
bosque, y observa a cierta distancia el diálogo (cantado y bailado) entre el
Lacayo-Pez (Peter O’Farrell) y el Lacayo-Rana (Ian Trigger). Alarmada por el estrépito
proveniente de la casa, y tras un infructuoso diálogo con el Lacayo-Rana,
Alicia entra en la ruidosa cocina de la Duquesa (un actor travestido, Peter Bull) y ve al
Gato de Cheshire (Roy Kinnear) y a la Cocinera (Patsy Rowlands). Al ver el
horrible trato que la Duquesa da al bebé, y dado que aquélla se lo pone
literalmente en los brazos, Alicia sale de la casa y se pregunta qué hacer con
la criatura, hasta que se convierte en cerdito y lo deja corretear.
Tiene lugar a continuación la Loca
Fiesta del Té, con el Sombrerero (Robert Heltman), la Liebre de Marzo (Peter
Sellers) y el Lirón (Dudley Moore). Alicia intenta tomar el té y disfrutar de
la conversación, pero sus compañeros de mesa resultan demasiado absurdos para
ella y acaba dejándolos.
Al entrar por una puerta en el tronco
de un árbol, Alicia regresa al pasillo en al que cayó a través de la madriguera,
y esta vez, con ayuda de los trozos de seta, logra por fin hacer las cosas en
orden y llegar al precioso jardín del palacio real. Encuentra a los
Jardineros-Carta que intentan pintar las rosas de rojo, y presencia el desfile
de Cartas. Vuelve a ver al Conejo Blanco, y conoce al Rey (Dennis Price), la
Reina (Flora Robson) y la Sota de Corazones (Rodney Bewes), y se une a la
partida de croquet. La cabeza del Gato de Cheshire aparece y se insolenta con
el Rey, quien corre a dar aviso a su magna esposa para que ordene una
decapitación sumaria. Mientras tanto, la Duquesa se lleva a dar un paseo a
Alicia, pero cuando llega la Reina, parece tener más deseos de ejecutar a la
Duquesa que al Gato, por lo que la Duquesa se despide precipitadamente. La
Reina le presenta a Alicia al Grifo (Spike Milligan), y lo deja con él mientras
va a ver cómo andan las decapitaciones que ha ordenado.
El Grifo, a su vez, lleva a Alicia a
ver a la Tortuga Falsa (Michael Hordern), y ambos le enseñan a bailar la
Cuadrilla de las Langostas. Alicia se divierte mucho con estos personajes, pero
pronto vuelve el Conejo Blanco y los convoca a los tres al juicio de la Sota de
Corazones.
Alicia tiene un asiento privilegiado
en el centro de la corte, y el juicio, aunque intenta ser legal y serio, se
desarrolla con la improvisación y el caos propios del País de las Maravillas,
con gran mareo de entradas y salidas de testigos, declaraciones a gritos y constantes
murmullos del público. Por si fuera poco, Alicia se da cuenta de que está
creciendo de modo incontrolado, y pronto su cabeza toca el techo. El Rey
intenta obligarla a abandonar la sala, Alicia se niega, y el juicio continúa
con la lectura de una carta anónima, que el Conejo Blanco lee cantando y
animando el cotarro. La Reina considera que es prueba suficiente para dictar
sentencia, Alicia se opone, y toda la corte comienza a pedir su cabeza a voces.
Asustada, Alicia les grita: “¡No sois más que una baraja de cartas!”, y se cubre
la cara… para despertarse en el regazo de Lorina. Dice a sus compañeros de
excursión: “¡He tenido un sueño curiosísimo!”, a lo que Carroll contesta: “Ha
debido de ser realmente curioso… pero ya es hora de irnos. Se está haciendo
tarde”. La película termina con Alicia mirando plácidamente a su alrededor, con
una suave sonrisa, mientras la barca deshace el camino por el Támesis.
Como adaptación de la obra de
Carroll, esta versión es prácticamente perfecta. Sigue en orden los capítulos
del libro (salvo el añadido de Tweedledee y Tweedledum, y algunas escenas suprimidas como la del Perrito o la Paloma) y conserva íntegros los
diálogos, poemas y juegos de palabras originales. Es de lamentar, sin embargo,
que no incluya una de las escenas más recordadas y queridas: la primera
conversación entre Alicia y el Gato de Cheshire, justo después de la
transformación del bebé-cerdito. Aparentemente, la secuencia llegó a filmarse,
pero no se incluyó en el montaje final por el excesivo metraje. Personalmente
considero que, si era forzoso elegir, habría sido más coherente con el resto de
la película suprimir el pasaje de Tweedledee y Tweedeledum, y haber incluido el
del Gato de Cheshire, con lo que se habría relatado íntegra la historia de Alicia en el País de las Maravillas.
La estética reproduce con fidelidad
las ilustraciones de John Tenniel, y los colores del vestuario y los fondos son
bastante acertados, vivos sin ser ridículos. Los disfraces, por el contrario,
no están siempre muy bien logrados. El Conejo Blanco sobresalta en su primera
aparición, el Gato de Cheshire resulta inquietante, y la Tortuga Falsa, en
algunos planos, llega a ser terrorífica. No ayuda que su máscara, que debería
ser de ternera (ya que la sopa falsa de tortuga se hacía con carne de vacuno),
parezca más de un cerdo en muy malas condiciones. Además, al no aplicar efectos
visuales a ningún personaje salvo Alicia, todos tienen el mismo tamaño, y
rechina un poco ver al Lirón (que se supone que ha de caber en una tetera) sentado
a la mesa junto a la Liebre y el Sombrerero.
Encuentro que la banda sonora es el
apartado más cuestionable de esta versión. Hay muchas, muchas canciones. Quizá
demasiadas. Algunas son muy cortas, de dos o tres versos apenas, lo que hace
que en algunas escenas se canten varias (en la Loca Fiesta del Té hay tres). Y
suenan todas muy parecidas. Salvo algunas excepciones como “La última palabra
es mía”, con la que el Conejo Blanco se impone cuando Alicia le intenta
explicar que ella no es Mary Ann, y “La canción de los juegos de palabras”, que
anima la fiesta de la Liebre de Marzo, las canciones son baladas monotonales
con las que Alicia reflexiona sobre su viaje y la gente que encuentra en él. El
letrista Don Black no aprovecha el fantástico material que le ofrece Carroll:
solamente las canciones “El baile de Dum y Dee” y “La nana de la Duquesa”
proceden del texto original, y la primera, de hecho, es la canción infantil
de la que provienen Tweedledee y Tweedledum. Todas las demás letras son de Black,
y aunque son correctas para una película familiar, desde luego no mejoran el
material del libro. Muchas canciones simplemente sobran… ¡hay hasta una para el
momento en que Bill sale disparado por la chimenea!
Se trata, en definitiva, de una de
las películas más fieles al libro filmadas hasta la fecha, con la encantadora
innovación de presentarnos a Charles Dodgson, el Rev. Ducksworth y la hermana
pequeña, Edith, antes y después del sueño de Alicia. Sería aún mejor si hubiera
mantenido la impagable conversación entre Alicia y el Gato de Cheshire, si las
canciones fueran menos y mejores, y si algunos disfraces no dieran escalofríos.
Pero para cuando queramos ver una película “lo más parecida al libro” posible,
esta adaptación es indiscutiblemente de las primeras de la lista.
Fuentes: