David Hall (con el megáfono) con el equipo de rodaje
de My Fair Lady ©️Warner Brothers, 1963.
David Samuel Hall fue un ilustrador y director artístico que tuvo una muy breve, pero muy fructífera, colaboración con los estudios Disney, donde realizó arte conceptual y storyboards para, entre otras, dos películas que no se completarían hasta una década más tarde: Alicia en el País de las Maravillas (1951) y Peter Pan (1953). No es mucho lo que se sabe de este autor, del que no parecen haberse publicado más fotografías que la que encabeza este artículo.
Hall nació en Cork, Irlanda del Norte, en 1905. Unos años más tarde su familia emigró a Estados Unidos y se instaló en Los Ángeles, donde Hall cursó sus estudios de dibujo; no he logrado averiguar en qué institución. El primer trabajo del que se tiene constancia es el diseño de decorados en Rey de Reyes (Cecil B. DeMille, 1927). Siguió contribuyendo en la dirección artística de numerosas películas como Un marido afortunado (Hot for Paris, Raoul Walsh, 1929), La máscara de hierro (Allan Dwan, 1929), The Dancers (Chandler Sprague, 1930), ¡Vaya mujeres! (Women of all nations, Raoul Walsh, 1931), La mascota del regimiento (Wee Willie Winkie, John Ford, 1937, por la que fue nominado al Oscar a la mejor dirección artística) y Los Tres Mosqueteros (Allan Dwan, 1939).
Diseño de decorado para La mascota del regimiento (1937).
Hall comenzó a trabajar en los estudios Disney el primero de marzo de 1939 como artista conceptual en el departamento de storyboards, y realizó un trabajo ingente en los diez meses que estuvo allí: solo para Alicia presentó más de cuatrocientos bocetos a lápiz, ilustraciones en tinta y acuarelas. Con el guion de Al Perkins, que ya en 1938 había realizado una adaptación de los libros en 160 páginas, y canciones de Frank Churchill, llegó a filmarse un carrete Leica con el storyboard. Aunque Walt Disney en persona estaba entusiasmado por el elaborado y personal estilo de Hall, finalmente lo descartó por ser demasiado siniestro y hasta terrorífico para un público infantil, y muy difícil de animar. Además, factores externos (las restricciones económicas impuestas a los estudios debido a la Segunda Guerra Mundial) detuvieron el desarrollo de la película.
Arte conceptual para Bambi (1939).
Hacia finales de 1939, Hall realizó también unas preciosas acuarelas para Bambi (1942) y Peter Pan (1953). Es posible que también colaborara en las partes animadas de la película documental El dragón chiflado (1941), pero no se ha conservado ningún boceto. Hay un guiño al autor, eso sí, en la parte de imagen real de la película, en que se pueden ver algunos de sus modelos para Peter Pan en las paredes del estudio que visitan los personajes.
Arte conceptual para Peter Pan (1939).
Hall dejó los estudios Disney en enero de 1940, y siguió trabajando como director artístico en el mundo del cine. Participó en docenas de películas, de las que cabe destacar Quo Vadis (Mervyn LeRoy, 1951), Ben-Hur (William Wyler, 1959), Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Vincente Minelli, 1962) o My Fair Lady (George Cuckor, 1964). A principios de 1960, también colaboró con el diseño de mapas y decoraciones de Freedomland, un parque temático dedicado a la historia estadounidense, ubicado cerca de Nueva York, en Baychester.
David Hall falleció en 1964 a causa de un ataque cardíaco. No llegó a ver el estreno de la última película para la que trabajó, La historia más grande jamás contada (George Stevens, 1965). Aunque nunca consiguió un Oscar por su aportación artística, George Cuckor sí compartió con él, que había sido su ayudante de dirección, el que recibió como director por My Fair Lady.
Arte de producción para La historia más grande jamás contada.
Las ilustraciones de David Hall son, como hemos mencionado, considerablemente siniestras. Walt Disney, que ya en 1931 había comprado los derechos de los dibujos de John Tenniel, le pidió que se ciñera a ellos lo máximo posible, y Hall respetó al autor original, pero añadiendo dimensiones, movilidad y fluidez a unos dibujos que posteriormente debían ser animados. Hall es el responsable de la imagen de Alicia que para muchos es canónica: sumó unos pocos años a la niña, convirtiéndola en una muchachita alta y ágil, y le proporcionó la melena rubia, el vestido azul celeste y el delantal blanco que ya harían historia.
Dotó de vida y expresión a muchos objetos secundarios, muy al estilo de las Alice Comedies con las que Disney había comenzado a demostrar su interés por la obra de Carroll. Uno de ellos fue la botella "bébeme", que en un principio iba a ser el primer personaje con el que Alicia hablaría en el País de las Maravillas.
Hall también rescató y diseñó a algunos personajes que en el libro original solo se mencionan, como Mary Anne, la criada del Conejo Blanco, o un Mono que no aparece en el libro pero Tenniel sí incluyó en una de sus ilustraciones.
Sin embargo, su originalidad e innovación hicieron también que el sueño de Alicia resultara amenazante, macabro, y mucho más violento que en el texto original.
Ya durante su caída por la madriguera, unos murciélagos advierten a Alicia de que la Reina de Corazones la matará si llega abajo, pero, de hecho, prácticamente todo aquello que encuentra la intenta matar. El Sombrerero y la Liebre, que ya dan bastante miedo de por sí, untan mermelada de fresa o frambuesa sobre la cara y los ojos del Conejo Blanco (y no es que sea casualidad que parezca sangre) y luego pretenden cortarle las piernas a Alicia con un par de tijeras y un enorme cuchillo.
En otra escena, cuando el cuello de Alicia se estira desmesuradamente al comer la seta de la Oruga, su cabeza llega hasta un nido donde unos pájaros de aspecto totalmente inocente - con trajecitos de marinero y todo - están metiéndose con uno más pequeño. Cuando Alicia intenta defender al pajarillo, los demás se le echan encima, y su aspecto inofensivo contrasta con la expresión de pánico de la niña.
Detalles como la sonrisa del Gato de Cheshire, el cual aparece más tarde para "salvar" a Alicia del Perrito, que huye aterrorizado; que en la partida de croquet haya flamencos tendidos en el suelo, claramente muertos; o que broten ojos sueltos en objetos que no deberían tenerlos, como puertas o teteras, resultan espeluznantes.
Sin duda, la parte más morbosa de este primer borrador de la película tiene lugar tras el juicio a la Sota de Corazones, cuando los residentes del País de las Maravillas también juzgan y condenan a Alicia a morir guillotinada. Intenta escapar, pero la capturan y la obligan a subir una larga escalera de caracol hacia el cadalso, en una imagen con una composición impresionante. En la torre hay varias figuras encapuchadas con túnicas negras que tocan tambores, puede que para acompañar a los condenados, o puede que para marcar el ritmo de los esclavos que giran un torno para subir la hoja de la guillotina, uno de los cuales está siendo azotado con un látigo de nueve colas.
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