21 de agosto de 2019

Jabberwocky (tercera parte)


El Jabberwock de Mervyn Peake (1946)

Tercera parte. Legado.

Ésta es la tercera parte de un artículo dividido en cuatro. La primera trata sobre los orígenes del poema, y la segunda, sobre sus interpretaciones. La cuarta recoge varias versiones en castellano.

El poema recibió una gran acogida desde la publicación de A través del espejo en 1871, entendido como una parodia de la poesía pedante y pretenciosa, del estilo pomposo de los profesores y literatos de Oxford, y de los críticos literarios que analizan los textos palabra por palabra ignorando el conjunto. Sin embargo, lo que se consideraba un ejemplo de cómo no escribir poesía se trasladó muy pronto a las propias aulas como sujeto de estudio y de crítica como poema serio. La misma estructura del texto, y sus famosos primeros versos, se adaptaron pronto como base para construir parodias y burlas sobre otros temas, en las que el autor sustituye las palabras nuevas de Carroll por otras relativas al asunto del que se burla o critica, siendo habitual en la sátira política. Varias de estas parodias se pueden leer aquí, y otras muchas aquí.

La fenomenal criatura que protagoniza “Jabberwocky” es en la actualidad uno de los personajes más recordados del libro, hecho al que sin lugar a dudas contribuyó la magnífica ilustración de John Tenniel… la cual estuvo a punto de no ver nunca la luz. En una carta fechada el 15 de febrero de 1871, Carroll se dirigió a la esposa de un clérigo de Yorkshire, a cuyos hijos había fotografiado varios años antes, remitiéndole el dibujo del Jabberwock, que debía ser el frontispicio del libro. En la carta manifestaba su preocupación porque otras personas le habían dicho que el Jabberwock era “un monstruo demasiado terrible”, y que probablemente asustaría “a niños nerviosos e imaginativos”. Carroll le solicitó a esta madre - y a varias otras, a quienes escribió la misma carta – que mostrara el dibujo “a cuantos niños considerara apropiado” y le aconsejara si la mejor opción sería dejar la ilustración como frontispicio, moverla al lugar del libro al que correspondía, o retirarla por completo de la obra. Por fortuna, la mayoría de madres juzgó sabiamente que el dibujo debía permanecer en el libro, si bien no en las primeras páginas, y así se quedó al final del primer capítulo, acompañando al poema.

Pero no debía de dar tanto miedo cuando pasó tan rápidamente a la cultura popular, con la fuerza de cualquier criatura mitológica. Además de todas las interpretaciones artísticas a las que ha dado lugar (aunque son pocas las que se desvían de la forma de dragón que Tenniel hizo canónica), es en la música donde encontramos la mayor cantidad de obras que aluden al Jabberwock o se inspiran en él.  La era psicodélica y su interés por los libros de Alicia nos dio, entre otras, las canciones “Jabberwock” del grupo Boeing Duveen & The Beautiful Soup (1968); “Jabberwock Song”, de Essra Mohawk (1970); o “Jabberwocky” de Donovan (1971); más adelante aparecería también “The Jabberwock”, del dúo Anderson & Brown (1991). A la década de los 70  pertenece asimismo el musical Jabberwock (1973), escrito y compuesto por Andrew Kay, Malcolm Middleton y Peter Philips, estudiantes en aquel entonces de la universidad de Sydney. Se representó por temporadas en Sydney, Perth y Adelaida entre 1973 y 1978, y aparentemente en la actualidad es un título de referencia en grupos teatrales amateurs y de instituto, pero por lo visto nunca se ha llevado fuera de Australia. El temible ser está también presente en la música clásica: la pieza central de la suite A través del espejo (1919) del compositor estadounidense Deems Taylor narra musicalmente la batalla del joven contra el Jabberwock.

En el cine, por el contrario, nuestro Jerigóndor no ha tenido tantas apariciones, por tres motivos no achacables a su innegable atractivo: el hecho de que hay muy pocas adaptaciones completas de A través del espejo (el libro suele quedar reducido a unas escenas y personajes insertados en las producciones de Alicia en el País de las Maravillas); el que la lectura del poema no se incluya en las adaptaciones completas; y la obvia dificultad que suponía realizar un monstruo impresionante en la época en que los efectos especiales eran difíciles y costosos. Curiosamente, la única versión de A través del espejo en la que el Jabberwock no solo aparece sino que tiene un papel prominente, es el musical de Alan Handley de 1966, que es a su vez la adaptación que menos se parece al texto original. 

Jack Palance como el Jabberwock

Por lo demás, es el concepto del Jabberwock y su irresistible nombre lo que suele mostrarse, de manera de manera muy tangencial, en el cine. En las películas Jabberwocky (1977, conocida en España como La bestia del reino), de Terry Gilliam, y Jabberwock (2011), de Steven R. Monroe, aparece un dragón que recibe este nombre, pero ambos filmes se desarrollan en un entorno medieval genérico no relacionado con los libros de Alicia. La no estrenada Jabberwocky Rise (2015), de Philip Shaw, incluía la lectura del poema al principio y contaba con varios personajes inspirados en A través del espejo, pero aparentemente se quedó en fase de producción. Asimismo, el corto Jabberwocky (1971) de Jan Svankmaier también comienza con la lectura del poema, pero las imágenes no guardan absolutamente ninguna relación con el texto ni con nada de Alicia, y no recomiendo verlo a la gente fácilmente impresionable o que no conozca previamente el estilo de este cineasta. 

Muy lamentablemente, ni “Jabberwocky” como poema ni el Jabberwock como personaje llegaron a aparecer en la versión de Walt Disney de 1951. Llegó a existir arte conceptual para la criatura, un ser simpático y amistoso que ayudaba a Alicia a orientarse en el País de las Maravillas, pero se descartó por diferentes motivos. Para suplir en parte su presencia, se escribió una canción con la letra del poema que debía cantar el Gato de Cheshire, pero esta idea también hubo de ser desestimada; como sabemos, lo único que queda de ella es unos pocos versos sueltos. 

Podría haber sido...

El Jabberwock más cercano al del texto original es, por suerte o por desgracia, el que aparece al final de Alicia en el País de las Maravillas (2010) de Tim Burton: un dragón bajo las órdenes de la Reina Roja al que Alicia, quien toma el papel del muchacho sin nombre del poema, decapita sin contemplaciones al final de la película. 

Sin embargo, a esta producción debemos el privilegio de que, en uno de sus actos promocionales, el poema fuera leído por nada menos que Christopher Lee. Una lectura que se disputa el primer puesto con otra de mis favoritas, con la que termino este artículo. No tengo los derechos, pero no puedo resistirme. 

Episodio 506 de The Muppet Show, 1980.

Fuentes:
CARROLL, Lewis; GRAY, Donald J. (ed.), Alice in Wonderland. W.W. Norton, Nueva York, 1971. 

Interlude

Jabberwocky index, de Karl Lueck, una página de recetas que, incidentalmente, incluye el índice más completo y actualizado de traducciones y parodias que he visto en Internet.

Jabberwocky variations, de Keith Lim, índice de traducciones y material relacionado, desgraciadamente abandonado desde hace once años.


2 comentarios:

  1. Casi cualquier cosa con los Teleñecos sólo puede ir a mejor :)
    Su Jabberwock, por eso, parece un grillo gigante con dientes de roedor xD

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    1. Me encanta cómo la cabeza sigue al caballero y después le pregunta si han terminado para volver con el cuerpo. Y cómo asiente con ese gesto tan característico de los Teleñecos.

      Faltan los dos viejos diciendo algo como: "¡Parece que el héroe ha vencido al monstruo!", "¡Sí, pero no creo que pueda vencer a los críticos!". De todos modos, esto es un fragmento de una representación mayor, así que puede que salgan al final y suelten una de las suyas.

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